@revistathc
Antes de que nuestras plantas de cannabis comiencen a florar, tenemos la posibilidad de hacer esquejes. Es la forma más simple de multiplicar tu cultivo de marihuana y regalar plantas a quienes lo necesitan. Te explicamos cómo hacer los esquejes de cannabis paso a paso.
Qué es un esqueje y para qué es necesario
Si queremos mantener una genética, asegurarnos plantas a futuro, multiplicar nuestro cultivo y ayudar a otros para que arranquen el propio hay una solución: hacer esquejes.
Un esqueje es lo que nuestras abuelas y abuelos llaman “gajitos”. Cada uno de ellos va a contener toda la información genética de la planta de la que salió: desde su sexo hasta las sutil característica.
Un esqueje es un clon que puede crecer tanto en interior como en exterior. Saber hacerlo nos permite multiplicar nuestro cultivo, mantener genéticas y ayudar a otras personas para iniciar su propio jardín.
Por eso, si buscamos esquejes femeninos tendremos que trabajar con plantas hembra.
Un esqueje entonces es un clon que puede crecer tanto en interior como en exterior. Para obtenerlos tenemos que tener algunas cuestiones en cuenta, así el proceso será un éxito.
De qué plantas podemos hacer esquejes
Podemos obtener esquejes saludables de cualquier planta que esté bien hidratada y sin carencias ni plagas.
Usualmente se hacen esquejes de plantas en fase vegetativa, aunque llegado el caso podemos hacerlo en floración.
Muchos cultivadores y cultivadoras optan por mantener sus “plantas madre”. Su función es brindar una fuente permanente de esquejes de una determinada genética. Pero no es algo excluyente.
Cómo hacer esquejes
Para esquejar cannabis existen muchas técnicas, a continuación te compartimos una de las más simples:
1. Elegir una rama joven y saludable. El largo debe ser como mínimo 7 cm, pero es preferible que tenga un poco más, entre 10 y 15 cm.
2. Realizar un corte a 45 grados por encima de un nudo. Usar siempre una tijera esterilizada. Un segundo corte de la rama sumergiéndola en agua evita problemas en caso de que el primer corte no haya sido preciso.
3. Sacar todas las hojas del esqueje salvo las superiores, de estas últimas hay que cortar sus foliolos por la mitad, para reducir la superficie de transpiración. Ir colocando las ramas cortadas en un vaso con agua evitando que se sumerjan sus hojas.
4. Preparar tantos contenedores como ramas hayamos cortado. Los vasos de tergopol de 100 cc son una buena opción, hay que hacerles unos agujeritos en la parte inferior para que faciliten el drenaje. Si no tenés, podés usar vasitos de plástico.
5. Llenar los vasitos con el sustrato elegido para el enraizado, este debe poder retener agua y ser aireado. Un medio de enraizado muy bueno es la mezcla en partes iguales de turba, perlita y vermiculita; aunque no es la única opción. Idealmente el sustrato tiene que tener un pH adecuado (5.5-6.5).
6. Hidratar bien cada vasito y con un palito hacer un agujero en el centro del sustrato.
7. Pasar la rama por hormonas de enraizar. Solo debemos mojar el área del tallo que vamos a enterrar y nunca debemos sumergir la rama directamente en el envase donde vienen las hormonas para evitar contaminarlo. Este paso no garantiza el éxito del enraizado, pero sí es muy útil.
8. Colocar el esqueje en el agujero que hicimos en el sustrato y luego regar. Cuidado: no hay que ahogar el esqueje, por eso son vitales los agujeros abajo para el drenaje.
Proceso de enraizado
Este es un paso clave. Si el esqueje no enraiza, vamos a tener que repetir la operación. Sin raíces no vamos a poder tener una planta.
1. Ponemos los vasitos con los esquejes en un contenedor de plástico transparente. Un taper grande por ejemplo.
2. Con un rociador mojamos las paredes de contenedor con agua antes de taparlo con papel film o una tapa transparente para que la humedad del ambiente sea de aproximadamente el 90%. Hay que mantener la alta humedad, especialmente durante la primera semana, rociando el contenedor las veces que sean necesarias.
3. Respecto a la temperatura es ideal que esté entre 20 y 25 ºC y en cuanto a la iluminación, hay que darles 18 horas de luz diaria con una lámpara de bajo consumo de entre 45 y 100 w; evitar los mercurios y los sodios, y tratar de no exponer al sol directo.
4. En aproximadamente dos semana los esquejes estarán listos para el trasplante. Para esto, debemos periódicamente chequearlos dando vuelta los vasos y retirándolos con cuidado como si fuésemos a trasplantarlos. Cuando al hacer esto, las raíces ya son visibles, significa que ya podemos trasplantarlos.
5. Conviene hacer el trasplante a macetas de 1 litro con un sustrato aireado, con capacidad de retención de agua y un equilibrado contenido de nutrientes, para que continúen su desarrollo.
Precauciones para exterior
En caso de cultivar en exterior tenemos que tener algunos cuidados: dejarlos una semana bajo una media sombra hasta que veamos que comienzan a crecer con normalidad.
Es importante tener en cuenta la cantidad de horas de luz: en caso de que sea menor a 13 horas diarias deberíamos complementar con alguna lámpara para evitar que se larguen a florar antes de tiempo.
Si vamos a hacer un cultivo corto de invierno, conviene que el transplante del vaso sea hacia el contenedor definitivo.
Además, en pleno frío una buena opción es darles el crecimiento vegetativo en interior y sacarlos directamente cuando queramos florarlos. Es poco probable que los esquejes toleren un cambio de temperatura extremo.