Colombia avanzó sobre la regulación del cannabis medicinal a mediados del 2016. Meses atrás, comenzaron a afinar el lápiz y determinar aspectos claves de la reglamentación. Es decir: quiénes podrán cultivar y cuánto. Claro, la gran tensión está entre los grandes y pequeños productores.
Ahora, el país se prepara para la producción local de fitofármacos. Para hacerlo, el Ministerio de Salud ya comenzó a otorgar licencias a empresas –14 hasta el momento– para el cultivo de marihuana. Así, las autoridades estiman que para 2019 se habrán producido 40,5 toneladas de cannabis para fines medicinales.
Pero, al parecer, no solo serán grandes empresas las que reciban licencias. Según datos del Ministerio de Justicia ya han solicitado permisos más de 60 pequeños cultivadores y cooperativas. Para estos casos, la resolución 579 de las carteras de Justicia, Agricultura y Salud estableció que su área máxima de cultivos será de 0,5 hectáreas por persona.
En los papeles, los requisitos para obtener el permiso de cultivo no son pocos. Además de aclarar dónde se realizará el cultivo y cuánto espacio ocupará, deberán certificar que el área esté cercada. Además, los cultivadores deberán presentar un plan de cultivo, certificado de antecedentes penales y aclarar quienes participarán de las actividades de cultivo y fiscalización.
También se exige un protocolo de seguridad de anti-lavado de activos y una póliza que ampare los riesgos de cumplimiento, entre otra serie de requisitos fiscales que, según las cooperativas de cultivadores, complican el acceso a la legalidad de miles de pequeños productores.
Más allá de proporcionar en el país tratamientos a miles de personas que requieren de cannabis medicinal, según indicó el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, Colombia ve con buenos ojos la posibilidad de exportar parte de la producción.