La propuesta, apoyada por varios legisladores y representantes, busca ofrecer una solución al problema inesperado del consumo público, una variante no esperada durante la elaboración de la Enmienda 64 que legalizó el uso de cannabis, cultivo, venta y tenencia, en el estado de Colorado.
No se trata para nada de un problema de violencia, ni de una invasión de zombies, sino de cumplir con la legislación “anti-humo”. Se trata de normas pensadas para los usuarios de tabaco, universo fumador al que ahora se suman los cannábicos.
La idea es darle a los turistas y usuarios residentes una opción para que puedan fumar y vaporizar sin problemas y evitar que tengan que recurrir a espacios abiertos, veredas y sitios públicos a los que hace años no concurren tampoco los fumadores de tabaco.
De aprobarse la propuesta, los dueños de dispensarios y negocios comerciales cannabicos podrán ofrecer un espacio designado para catar y seleccionar los productos en venta y al mismo tiempo evitar el consumo callejero, de la misma manera que funcionan los coffeeshops en Holanda. Afortunados ellas y ellos, que podrán sillonear en paz.