Un día como hoy, pero de 1942, Jimi Hendrix aterrizaba en este mundo. Con él llegó una verdadera revolución artística a pura distorsión.
Prácticamente autodidacta en la ejecución de la guitarra, James Marshall Hendrix era un ex conscripto, dado de baja por motivos de salud, que tocaba en antros de Estados Unidos o grababa como sesionista de varias bandas, incluido Little Richard o Sam Cooke.
Con el inicio de la era psicodélica, en 1965 había formado su primer banda propia y emigrado a Inglaterra donde comenzó el éxito: dos años después en 1967, el primer disco de The Jimi Hendrix Experience alcanzaba el segundo puesto en ventas en Europa después de Sgt Pepper de los Beatles.
En 1967, Jimi Hendrix apareció de golpe en la escena musical norteamericana, tocando en el Festival de Monterrey junto a figuras ya consagradas como Janis Joplin, Grateful Dead y hasta el músico indio Ravi Shankar.
Minutos antes de salir a escena, el químico clandestino Augustus “Oso” Owsley le había regalado a toda la banda unas cuantas dosis de LSD y el show debut se convirtió en una piedra fundamental del rock del siglo XX: después de 40 minutos de hipnotizar hippies con solos eternos y un sonido completamente diferente al folk-rock al que estaban acostumbrados, Hendrix reventó la guitarra contra el suelo del escenario y la prendió fuego. El presentador tartamudeó al micrófono: “Damas y caballeros… The Jimi Hendrix Experience”.
En dos años de carrera vertiginosa Hendrix grabó 4 discos de estudio, tocó en cientos de festivales e influyó con su estilo a millones de músicos en todo el mundo. Su energía fue tal que llegó a ser el encargado de cerrar el histórico festival de Woodstock el 19 de agosto de 1969.
Luego de tres días de bandas y una enorme tormenta en el medio, solo quedaban 180.000 personas embarradas del medio millón inicial de espectadores. Con la actuación programada para la noche del 18, Hendrix aparece en escena al amanecer para recibir el sol: fueron dos horas de algunos de sus hits mezclados con complejas y extensas improvisaciones.
Será recordada como una de sus mejores actuaciones. Y quizás una de las más recordadas de todos los tiempos en la historia del rock. Horas en las que la música acompañó a una multitud hasta que llegó la hora de volver a la vida real.
Podés leer más sobre su historia en la Revista THC 52.