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Mapa interactivo: conocé a todas las organizaciones cannábicas de Argentina

En los últimos 20 años, las organizaciones de usuarios, cultivadores y profesionales de la salud asumieron los roles de un Estado ausente.

Lo que se conoce como activismo cannábico ya se extendió a lo largo y a lo ancho de la Argentina brindando información sobre derechos y cultivo, extendiendo la lógica solidario y llevando adelante acciones para garantizar el acceso al cannabis para miles de personas y familias.

Para mostrar la naturaleza federal del fenómeno, un grupo de especialistas y miembros de asociaciones realizaron el Mapa Federal de Organizaciones Cannábicas de Argentina.

Se trata de un mapa interactivo que permite a las personas conocer qué organizaciones están funcionando en cada rincón del país.

Al mismo tiempo, en pleno debate por la creación de una industria nacional del cannabis medicinal, el relevamiento permite ver una realidad: son las organizaciones y los cultivadores solidarios quienes garantizan el acceso al cannabis a miles de personas desde hace años, asumiendo todos los riesgos de la ilegalidad.

El relevamiento estuvo a cargo de Soledad Pedrana perteneciente a AUPAC y Lila Torre, especialista en Patrimonio Cultural Inmaterial. También colaboraron el Frente de Agrupaciones Cannábicas Bonaerenses y el Frente de Organizaciones Cannábicas Argentinas.

“Fue muy movilizante este trabajo”, cuenta Soledad Pedrana, en conversación con Revista THC. “Durante 1 año y medio salimos a buscar  a cada organización del país, en plena pandemia”.

“Las organizaciones son centrales para el abastecimiento, la información y contención no solamente a usuarios medicinales, sino también para brindar conocimientos a universidades o diferentes ministerios”, afirma la activista e investigadora Soledad Pedrana

La conclusión que me dejó es que no hay ningún tipo de motivo por el cual el movimiento no pueda estar a la altura de las circunstancias de lo que se viene en cuanto a producción y a posicionamiento para seguir ganando derechos como las libertades individuales”, cuenta Soledad Pedrana, en conversación con Revista THC.

¿Qué roles centrales cumplen las organizaciones y qué tipos de vínculos existen con las instituciones?

El rol central del abastecimiento, del servicio, la información, producción, contención y no solamente a usuarios medicinales, sino también de brindar conocimientos a universidades o diferentes ministerios. Todo lo que tenga que ver con cannabis, no puede no pasar por una organización. El rol es seguir en la lucha por la libertad y los derechos. Estamos debatiendo una ley productiva y hay presos por plantar. Hablar de cannabis sin acceso, no tiene sentido. Y hablar de acceso hoy, es hablar de la resistencia que ejercieron las Ong’s.

¿Está cambiando la articulación entre organizaciones, partidos políticos y el Estado?

Hay vínculos de todo tipo que se están formalizando. Está cambiando la articulación, incluso el Estado no solo a través de sus universidades o sus distintos organismos como el INASE, INTA, INAES sino a través de sus partidos políticos. Es un tema que está en agenda pública y cada sector tiene alguna organización asesorando.

¿De qué manera o sobre qué puntos inciden las organizaciones?

En la agenda legislativa las asociaciones tuvieron un rol central asesorando a través de las campañas de Cannabis al Congreso o Regulación Legal. De alguna manera los partidos políticos, al poner estas temáticas en agenda pública, empiezan a tener una llegada a las organizaciones. No solo para entender la territorialidad sino también para establecer vínculos de coocreación. También hay por parte de estos acercamientos, intereses de regular, de controlar, de empezar a mantener la proximidad para poder encontrar una regulación ordenada en este cambio de paradigma que pone al cannabis en un lugar central.

En medio del debate sobre la creación de una industria nacional del cannabis, ¿se conoce el potencial productivo de las organizaciones?

Creo que a raíz de este mapa pudimos mostrar el potencial productivo de organizaciones y productores. En el Senado hubo muchos que abrieron los ojos. Realmente se desconocía este potencial, la capacidad de organización y gestión de las Ong’s. He visto en el Senado desasnarse a muchos cuando abrimos el mapa y mostramos los datos. Recién  recién ahora nos estamos animando a mostrarnos y eso puede lograr que se pongan las cosas en su sitio.

En cuanto a producción de cannabis, ¿cómo debería contemplar el Estado el trabajo de las organizaciones?

No es justo que las organizaciones tengan que seguir adecuándose a las leyes poco justas del mercado, cuando en verdad hasta ahora han tenido que producir sin fines de lucro y han tenido que poner el grueso de los gastos sobre sus espaldas. Y ahora que el movimiento político quiere impulsar un paradigma nuevo en relación a la planta de cannabis, el movimiento tiene que adecuarse a la propuesta de turno. Como dije en el Senado, es al revés: es el Estado el que se tiene que adecuarse a las formas de producción que ya existen y para poder adecuarse, debería relevar y conocer la realidad territorial. Todavía sigue habiendo mucha soberbia en el desarrollo de las políticas de Estado. Entonces, si el Estado tuviese realmente ganas de que el modelo funcione, no podría hacer otra cosa que acercarse a las Ong’s porque hay muchos modelos de funcionamientos y formas de producción. Se trata de conocer la realidad local para escribir las leyes que hagan falta.

“El Estado tiene que adecuarse a las formas de producción que ya existen y para poder adecuarse, debería relevar y conocer la realidad territorial. Todavía sigue habiendo mucha soberbia en el desarrollo de las políticas de Estado”, aseguran las investigadoras.

Las organizaciones y el cambio cultural

Este Mapa Federal de Organizaciones Cannábicas además forma parte del proyecto de investigación titulado “Usos de la planta Cannabis sativa L. en Argentina: saberes, identidades y colectivos sociales”, llevado adelante por la Cátedra Libre Patrimonio Cultural Inmaterial: Memorias y Colectivos Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, a través de la Especialista en Patrimonio Cultural Inmaterial Lila Torre y la Magister en Antropología Luciana Bruzzo Iraola.

“Más allá de que el número de agrupaciones localizadas en prácticamente toda la geografía del país superó rápidamente nuestras expectativas, ponderamos el elevado grado gestión y organización que poseen los colectivos cannábicos, como así también la presencia efectiva en territorio con una profunda vocación social”, remarca Lila Torre a THC.

El relevamiento del Mapa Federal de Organizaciones Cannábicas de la Argentina continuará en proceso, pero según comenta la investigadora Lila Torre “se puede resumir que existe una gran diversidad de enfoques en cuanto a usos del cannabis sobre los cuales prima el sentido de responsabilidad, concientización y reducción de daños tanto en las fases productivas como en las maneras consumo”.

Esta propuesta de investigación tiene otros objetivos sociales claves, además de dar a conocer cuántas y cuáles son las organizaciones sociales vinculadas al cannabis. Uno de ellos es mostrar cómo las organizaciones son vitales en el cambio de mirada sobre el cannabis y sus usos.

Por eso, para Torre la idea del trabajo es también “poner en relevancia la revitalización de conocimientos apropiados por la comunidad de pertenencia y el complejo acciones que reestructuran paulatinamente los imaginarios colectivos hegemónicos que aún sostienen estas prácticas deslegitimadas y subalternizadas”.

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