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Termina Tokyo 2020: qué pasó con el cannabis en los Juegos Olímpicos

Hoy terminan los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 y, si bien ha dejado imágenes emotivas sobre los y las medallistas que lograron subirse a los podios, como sucede cada cuatro años, también hubo importantes ausentes en la gran cita del deporte mundial.

Una de ellas fue la atleta estadounidense Sha’Carri Richardson, quien era la máxima favorita en llevarse el oro en las disciplina de velocidad a 100 y 200 metros. La corredora de 21 años fue descalificada por haber fumado un porro.

Richardson explicó en una entrevista de la televisión de EE.UU. que usó marihuana para lidiar con la tristeza de la muerte de su madre, que sucedió pocos días antes de las carreras clasificatorias.

“Soy humana”, publicó en su Twitter la deportista al conocer el fallo de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos que, a pesar de apelar el fallo, no le permitieron viajar a Tokyo.

El caso de Richardson tuvo como consecuencia que el gobierno de Estados Unidos debata si no es momento de sacar al THC de la lista de sustancias prohibidas en el deporte.

En primer lugar, porque no hay evidencias científicas que prueben que esta sustancia del cannabis implique una ventaja deportiva por encima del resto de los competidores.

Pero además, la Agencia Mundial de Antidopaje (AMA) dio un paso a favor del cannabis cuando en enero del 2020 quitó de la lista de sustancias prohibidas al cannabidiol (CBD) para todos los deportes profesionales.

Permisos muy a medias

Haber eliminado al CBD, uno de los compuestos activos del cannabis, de la lista de sustancias prohibidas habilita a los deportistas de todo el mundo a usarlo para calmar sus dolores como consecuencia de las lesiones.

El problema es que el cannabis que usen  nunca debe contener THC, todavía demonizado. Se trata de algo improbable dado que la planta contiene siempre una combinación de cannaboinoides de manera natural.

Además, en el fondo del planteo de la AMA hay algo científicamente incorrecto: no hay forma de sostener que el THC puede generar ventaja deportiva, así como tampoco tiene rigor científico presuponer que tiene menos usos medicinales que el CBD.

“Muchos medicamentos que pueden ser para la gripe, para un resfrío o para los dolores que te saltan en el doping”, le dice a THC Martina Dominici, la gimnasta argentina que fue descalificada de Tokyo 2020 por un doping positivo.

El único avance respecto al THC fue en 2016, cuando la agencia elevó la cantidad permitida del cannabinoide de 15 a 150 nanogramos por mililitros de orina.

Las Grandes Ligas de Béisbol sacaron a la marihuana como parte de las sustancias prohibidas, mientras que las ligas de fútbol, hockey sobre hielo y fútbol americana permiten CBD y aumentaron límites de tolerancia para el THC.

Y la NBA también rompió con los tabúes al dejar de perseguir el uso de la planta en la próxima temporada, dado que no da ventajas deportivas.

Deportistas y seres humanos

El caso de Sha’Carri Richardson no sólo dejó en evidencia la importancia de avanzar en una revisión integral del cannabis y sus usos en el mundo del deporte.

Richardson fue una de las primeras en dejar en evidencia que los y las deportistas no son máquinas indestructibles; sino, seres humanos que también necesitan cuidar su salud mental.

La gimnasta estadounidense Simone Biles se bajó de las finales por el podio para proteger su psiquis y vivir sin responder a exigencias externas a ella. “Siento que tengo el peso del mundo en mis hombros”, aseguró en conferencia de prensa.

Sin embargo, las confederaciones, agencias y organizadores de torneos deportivos pueden ser durísimos con los y las deportistas que se corren un centímetro de sus reglas.

Cuando la tenista japonesa y número 2 del mundo, Naomi Osaka, se ausentó de las conferencias de prensa del Torneo de Roland Garros porque le causaban ansiedad y prefirió proteger su salud mental, la asociación la descalificó del torneo.

Richardson también sufrió la condena por preocuparse en su salud mental y usar cannabis para sentirse mejor ante una situación desgarradora como la pérdida de su madre, dejándola fuera de la competencia por la cual se prepara hace años.

A pesar de las evidencias medicinales de la planta y los avances legales en varios países, la lógica prohibicionista aún sigue siendo dominante y los gerentes del deporte parecen ser algunos de sus mejores defensores.

La velocista Sha’Carr Richardson y máxima candidata al oro fue descalificada de Tokyo 2020 por haber fumado un porro.

Qué pasa en Argentina con el cannabis y el doping

La Federación Internacional del Fútbol Asociación (FIFA) fue una de las primeras agrupaciones deportivas que realizó controles, cuando a partir de 1966 comenzó a aplicar en los humanos técnicas utilizadas para analizar caballos de carrera.

En los ‘90 se controlaba la presencia de cocaína y otros estimulantes, como la efedrina. A Diego Maradona le detectaron esta sustancia en el mundial de 1994, en Estados Unidos. El hecho lo dejó para siempre afuera del futbol internacional.

Poco antes del Mundial de 1998 se agregaron a las sustancias prohibidas otros psicoactivos como el cannabis, el LSD y la heroína.

“Es indudable el estado de ansiedad que produce la competencia y la angustia que puede producir el perder una competencia a lo que se le suma una exigencia concreta del cuerpo”, alerta la médica psiquiatra Celeste Romero.

En esa época, el Congreso de la Nación creó la Ley Antidoping Argentina para fijar sanciones por el uso del cannabis. Lo ponía en un pie de igualdad con la cocaína, que la entendía estimulante. Su detección implicaba dos años de suspensión e inhabilitación profesional de por vida para el reincidente.

Tiempo después el Congreso redujo las penas por cocaína y marihuana a tres meses, y dos años en caso de reincidencia. Sin embargo, ninguna de las dos sustancias genera beneficios deportivos.

Recién en diciembre de 2019, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) retiró de la lista de sustancias prohibidas en los controles de dopaje al CBD. El THC, y por lo tanto la planta como totalidad, siguen estando prohibido.

Controles sin límite

Martina Dominici, gimnasta argentina, quedó afuera de Tokio 2020 por un doping positivo durante el Campeonato Panamericano, por una sustancia que aún no se ha revelado y que sería parte de un medicamento que ingirió.

Dominici era la única única representante local de la gimnasia artística y en las clasificaciones en Río de Janeiro había ganado el oro en salto, plata en suelo y all around, y bronce en barras asimétricas.

Para la atleta hay “muchos medicamentos que pueden ser para la gripe, para un resfrío o para los dolores que te saltan en el doping”. Coincide Leonardo Di Lorenzo, quien en diálogo con THC fue el primer jugador profesional del fútbol argentino en hablar de su uso de cannabis.

El jugador de fútbol retirado en enero de este año encontró en el cannabis la salvación por un dolor de rodilla.

“El control de doping falla cuando salen como positivas sustancias que te ayudan a palear los dolores y cuando se corre del objetivo del control antidoping que es no sacar ventajas y cuidar la salud del deportista”, explica ahora Di Lorenzo.

“Puede ser que los deportistas se fumen un porro porque están angustiados o hasta haya múltiples suicidios en el fútbol. El problema pasa por la exigencia, la cual termina afectando su salud mental”, cuenta Leonardo Di Lorenzo, reciente ex jugador fútbol y uno de los primeros en contar que usa aceite de cannabis.

También Dominici hace hincapié en que el cannabis al no dar ventaja deportiva podría sacarse de la lista de sustancias prohibidas.

“Cuando hay una sustancia que te ayuda con los dolores y muchísimo menos nociva que cualquier otro medicamento para tratar la misma lesión, creo que ahí pierde sentido el control”, asegura el ex jugador de Temperley.

A partir de su experiencia con el uso del CBD por la lesión cambió la manera de tratar su cuerpo. Reemplazó los antiinflamatorios y relajantes musculares que le daban una solución pasajera y le dañaban el estómago por el aceite que no le trae ninguna complicación.

“Fue un cambio importante, sabiendo el riesgo que implicaba para mi carrera, pero prioricé mi salud”, aclara Di Lorenzo.

En charla con THC, Leonardo Di Lorenzo fue el primer futbolista en contar que usa aceite de cannabis / Foto: Nadia Pizzulo

Cannabis y desinformación

Pese a que la AMA permitió el uso de CBD para todos los deportes profesionales, Di Lorenzo aseguró que en el fútbol argentino no ve que estén cerca de aceptar su uso.

“Hay un desinterés muy grande de parte de los médicos, poca información y mucha desinformación”, explica.

Por este panorama, Di Lorenzo recibe mensajes de jugadores cuando no saben qué hacer con el dolor por las lesiones, después de tratarse con todo tipo de medicamentos y terapias: “Me consultan como se toma el aceite y donde se consigue”, cuenta.

Celeste Romero, médica psiquiatra y especialista en tratamientos con cannabis, aclara que el uso de cannabis puede cooperar para el equilibrio del organismo, “para que el cuerpo descanse, se desinflame y duela menos”.

En esta misma línea, el ex Temperley sostiene: “Atrasa seguir castigando a deportistas por consumir THC, ya que está comprobado que no te da ninguna ventaja deportiva y que tampoco hay ninguna contraindicación para la salud”.

¿Buena o mala salud mental en los deportistas?

El “Informe de epidemiológico de salud mental en el deporte’, realizado por las empresas Euroamericas Sport Marketing y Sport Hub Innovation Center concluyó que cuatro de cada 10 deportistas revelaron sufrir ansiedad.

La estadística muestra lo complejo que es dedicarse a los deportes de forma profesional. “Es tiempo de replantearse no solo el uso de la planta, que es maravilloso, si no la problemática de fondo que es el nivel de exigencia de los deportes de alto rendimiento”, plantea Di Lorenzo.

“Puede ser que los deportistas se fumen un porro porque están angustiados o hasta haya múltiples suicidios en el fútbol. El problema pasa por la exigencia, la cual termina afectando su salud mental”. Para él es fundamental analizar las herramientas que reciben para lidiar con la exigencia y la contención que se les da.

El “Informe de epidemiológico de salud mental en el deporte’, realizado por las empresas Euroamericas Sport Marketing y Sport Hub Innovation Center concluyó que cuatro de cada 10 deportistas revelaron sufrir ansiedad.

Por su parte, Romero destaca que el ejercicio de la profesión deportiva está atravesado por una concepción del “cuerpo máquina” que deja en segundo plano a la persona.

“Es indudable el estado de ansiedad que produce la competencia y la angustia que puede producir el perder una competencia a lo que se le suma una exigencia concreta del cuerpo”, aclara.

El combo estresa, sobreexige al sistema endocannabinoide y lo lleva a necesitar de fitocannabinoides para cooperar en su funcionamiento y para que el organismo a nivel psíquico, físico y espiritual se equilibre.

“Entonces suena lógico que un deportista pueda valerse de esta medicina de la naturaleza para darle equilibrio a su cuerpo y mente sobreexigidos”, explica Romero.

Aunque muchas veces las vidas de los deportistas parecen un sueño, hay casos en los que sufren hasta depresión.

Romero destaca que el trabajo que tienen es muy díficil porque “soportan las miradas y las esperanzas de quienes no pudieron ejercer una carrera profesional y las proyectan en un ser humano que si fracasa tiene que hacerse cargo también de la frustración ajena”.