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robos de cogollosVerywellmind.com

Seguros contra robos y por defectos en la cosecha: el boom de industria cannábica legal

La industria del cannabis de Estados Unidos crece sin parar y se prevé que alcance los 146.400 millones de dólares en 2025. Su despegue sin precedentes generó una nueva problemática: los robos.

Para asegurar la protección del cannabis -en todas sus etapas de producción y en los dispensarios para su venta-, pisan fuerte los seguros.

La expansión de los mismos se da rápidamente en los estados en donde la marihuana es legal. Hay una amplia variedad de coberturas y de empresas.

Al momento de contratar un seguro que proteja al cannabis, es mejor hacerlo con aseguradoras que se especialicen en esta industria.

Algunas compañías de seguros ofrecen solo una póliza de seguro de cannabis general y otras brindan cobertura para sectores específicos.

Tipos de cobertura

1. El cultivo

El seguro para los cultivos está pensado para cubrir las eventualidades que pueden sufrir las plantas, como robos, incendios, explosiones, granizos o plagas.

También responde en caso de que el productor venda a cannabis que no esté en buen estado a un dispensario. Como le cabe responsabilidad al asegurado, responde la póliza.

Gracias a este seguro se puede proteger el cultivo que se realiza en exteriores e interiores. Cubre las tres etapas del material vegetal cuando está: vivo (semillas o plantas con flores), cosechado (etapa de secado o preparándose para curar) y stock terminado (cannabis listo para la venta).

2. Responsabilidad por el producto final

Este seguro cubre defectos vinculados con el producto para fabricantes, distribuidores y minoristas. Si un cliente denuncia que su cogollo tenía hongos, por ejemplo, esta póliza cubre la indemnización del cliente.

Más allá de los problemas con la calidad de un cogollo, los tipos más comunes de reclamos se clasifican en tres categorías: defectos de diseño, defectos de fabricación, y etiquetado, incorrecto o no advertir.

3. Transporte de la marihuana

El transporte del cannabis es una parte delicada de la industria, dado que puede el producto terminado puede sufrir pérdidas debido a accidentes o hurtos.

Por eso, los dispensarios, los cultivadores y las empresas de extracción contratan la póliza de entrega para proteger su producto de pérdidas.

A través de este seguro se puede asegurar el vehículo, al conductor y la cosecha. Por ejemplo, si un empleado hace la entrega del producto en su auto particular tendrá un seguro que excluya el uso comercial, es decir, que la póliza no pagará por daños al auto, lesiones y facturas médicas. Sumado a que la empresa pueda considerarse responsable.

Por eso, en un mercado legal de grandes dimensiones, es de gran importancia contar con un seguro específico para el traslado del cannabis y sus derivados.

Montos millonarios

La empresa 420 Insurance (fue la primera aseguradora dedicada al cannabis medicinal y tiene licencia en 50 estados) ofrece pólizas de responsabilidad general que arrancan en $ 1 millón de dólares de cobertura. Por su parte, Admiral Insurance Group tiene un tope para cubrir de hasta $ 5 millones de dólares.

En cambio, la compañía M.J. Hall, que ofrece el primer seguro comercial de cannabis admitido en Arizona, brinda una cobertura llamada Cannabis Businessowners Policy (CannaBOP). La misma incluye propiedades de hasta $10 millones de dólares en valores totales asegurados, $1 millón de dólares en acciones de marihuana y hasta $2 millones de dólares en ingresos comerciales.

El cannabis también cuenta con cobertura de responsabilidad general con límites de $1 millón de dólares por incidente, $2 millones en total para responsabilidad de locales, $1 millón en responsabilidad por productos y $ 2 millones para enfrentar posibles reclamos.

A su vez, hay distintas garantías que varían por empresa. Por ejemplo, Cannabis Insurance Company tiene seguros dirigidos a los empresarios y otras a los profesionales.

Los primeros protegen el cultivo (en el caso de plagas o de robo), la producción, los edificios donde se almacena el cannabis, el transporte, los testeos de los laboratorios y el producto en caso de que genere daños en la salud. Mientras que los segundos son para los profesionales que cometen un error que derive en situaciones no deseadas y en una potencial demanda de usuarios.

Robos internos

Uno de los mayores problemas que surgen en esta industria son los robos que llevan adelante personas dentro de las compañías.

La Encuesta Nacional de Seguridad Minorista 2020 de la National Retail Foundation registró que la pérdida promedio de dólares por “empleado deshonesto” era de $ 1,139.32 en 2019, por debajo del año anterior que eran $1264,10. En 2018, el 46,3% de los robo fue de $ 1,000 o más, mientras que en 2019 fue del 28,8%.

Alrededor del 90% de los reclamos de seguros en la industria del cannabis involucran robos, según datos de Canopius Group. Por eso, los estados donde la marihuana es legal tienen sus normas para brindarle seguridad a la industria.

El estado de Nueva York tiene un documento donde explica las regulaciones para los dueños de negocios de cannabis. El reglamento determina que para que las instalaciones de fabricación y dispensación cumplan las normas, deben usar sistemas de seguridad que incluyan cámaras (adentro y afuera de los locales), sistemas de alarma, sensores de movimiento y otras medidas de seguridad física.

Las alarmas deben estar en todos los puntos de entrada, salida y ventanas perimetrales. Asimismo, el sistema de alarma debe estar programado para notificar a un centro de monitoreo. Algunos estados exigen la presencia de cajas fuertes, alarmas de pánico, vitrinas inastillables y algunos dispensarios contratan guardias armados.