Ayer la Dirección de Habilitaciones de San Miguel volvió a clausurar el growshop Jardín Primitivo. El local había sido clausurado semanas atrás por vender tierra y, luego, había logrado que el juzgado local habilitara su reapertura.
Esta vez, los funcionarios municipales actuaron en medio de la noche, sin dar aviso, sin testigos, sin labrar un acta y falsificando el horario de clausura. Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad del propio growshop.
Trabajar contra el trabajo
Se trata de una sucesión de irregularidades. El jueves pasado a la tarde, la jueza de faltas Marisa Guilanea, resolvió levantar la clausura del local. Impuso una condición: que el grow se adecue a las normas de habilitación.
Lo cierto es que la supuesta infracción que había llevado a la clausura anterior había sido tener bolsas de sustrato con la palabra “cannabis”.
Pese a la arbitrariedad de la decisión del municipio, luego de la resolución de la jueza Guilanea, los dueños de Jardín Primitivo se presentaron ante el municipio y se comprometieron a retirar las bolsas de sustrato. Un gesto que demuestra algo sencillo: se trata de un lugar de trabajo legítimo y necesitan continuar haciéndolo.
Sin embargo, la nueva clausura se produjo a las tres horas de reabierto el local. El video de las cámaras de seguridad muestran a dos mujeres con identificación del municipio, moverse sigilosamente en la oscuridad para pegar las fajas de clausura en las persianas.
“Estábamos adentro del local, estábamos trabajando fuera de hora porque realmente con todo esto que nos están haciendo estamos al borde de fundirnos”, cuenta Mauro, uno de los dueños de Jardín Primitivo.
Cuando encontró las fajas sólo había una fecha y hora. No existía número de acta labrada, no se especificaba la infracción y, por supuesto, no había testigos ni habían realizado una notificación.
“El acta dice que la clausura fue a las 8.20 y en ese momento nosotros estábamos ahí, yo estuve en la puerta despachando una mercadería hasta casi las nueve: esperaron a que no los viéramos y cuando pudieron, pegaron las fajas de clausura”.
La inspección estaba de más: básicamente, la clausura era una decisión tomada. Se trata de una postura marcada desde el municipio, en particular desde el funcionario a cargo de las habilitaciones: Mariano Calvente.
“Calvente dice que él va a prohibir los growshops, hasta la palabra misma en San Miguel porque no está de acuerdo con el cultivo de marihuana, porque propicia el consumo y él no va a permitir que haya drogas en su municipio”, cuenta Mauro.
De hecho, ya cerraron tres grows en San Miguel y a un local que intentó abrir en las últimas semanas le negaron la habilitación. Hasta ahora, solo queda en pie Jardín Primitivo.
Justicia parcial
Según informaron desde la Dirección de Habilitaciones habría sido la propia jueza Guilanea quien, horas después de resolver oficialmente levantar la clausura, habría ordenado mediante un llamado telefónico volver a cerrar el local.
“Si lo hizo, no corresponde porque tanto la Dirección de Habilitaciones como Jardín Primitivo son partes en esta cuestión y la jueza debe ser imparcial”, explica desde el vamos Laura Fechino, la abogada que representa al grow.
Ante la situación, se presentó un escrito pidiendo que se levante la clausura, dado que la condición impuesta por la propia jueza y jamás verificada por Habilitaciones se había cumplido. Además, la multa impuesta fue recusada ante la Justicia por la defensa y, de pagarse, aún sus plazos ni siquiera están vencidos.
“Se intentó resolver la situación con la mejor voluntad, pero el modo en que se están manejando las autoridades es insólito”, asegura Fechino. “Así que por eso recurrimos a la Justicia Penal por el proceder de Habilitaciones y, por supuesto, ahora pedimos la rectificación del accionar de la jueza”, explica.
“Nosotros estamos dando los últimos manotazos de ahogado, somos un negocio chico, tenemos que levantar deudas”, aclara Mauro.
“Para nosotros tener el local cerrado nos deja en una situación que no nos permite continuar y además ya tenemos la sensación que el municipio va a ser todo lo posible para que no podamos trabajar: en San Miguel parece que gana la mirada pro narcotráfico y no al autocultivo”, sostiene.
De hecho, horas atrás, registraron en otro video cómo un inspector del se acerca a la persiana cerrada con la faja de clausura y se saca una selfie, a modo de trofeo.
Luego tira por debajo un papel, probablemente el acta que debería haberse hecho ante los dueños del local y con las explicaciones del caso.