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Plantas monstruo@moonmadefarms

Plantas monstruo: cómo cultivar plantas de más de dos metros

Una de las características de la planta de cannabis es su rápido crecimiento: en buenas condiciones algunas variedades pueden crecer varios centímetros por día.

Por esta razón no es extraño que algunas plantas puedan alcanzar dimensiones simplemente colosales. Son las plantas monstruo.

Con tamaños que superan los dos metros de altura o diámetro, estas plantas generan enormes cosechas, pero requieren un trabajo de apuntalamiento y sostén para evitar que el peso de los cogollos quiebren ramas y hasta el tronco principal.

Si disponemos del espacio suficiente para tener este tipo de plantas, podemos iniciar su cultivo con algunas precauciones para asegurarnos llegar con éxito a la cosecha.

¿Cómo se cultiva una planta monstruo?

Además del vigor de crecimiento que pueda aportar la genética, un aspecto fundamental en el tamaño de estas plantas es el espacio del que disponen las raíces.

Se suelen iniciar en contenedores gigantes que superan los 100 litros, o en suelo directo, con un espacio mínimo de 1mt x 1mt, removido y mejorado con elementos como perlita y vermiculita o enmiendas como el compost.

De esta manera las raíces pueden expandirse sin límite, y lo más importante, sin frenar el crecimiento de la parte aérea de la planta.

Otro aspecto fundamental para obtener una planta monstruo sólida es el uso de tutores o redes para brindar protección ante los vientos. Una rama larga, cargada de flores, puede partirse por completo en una tormenta.

Una planta monstruo puede llegar a producir 3 kilos de flores en una temporada

Se pueden combinar varias técnicas: además de brindar protección a partes puntuales con tutores, mediante ataduras podemos sostener el conjunto en una posición adecuada para maximizar su crecimiento.

El gran cultivador Jorge Cervantes con sus plantas monstruo en la tapa de THC


Debemos tener la precaución de usar materiales flexibles para atar, que permitan un movimiento natural con el viento sin llegar al extremo de quebrarse y que no estrangulen las ramas. Estas ataduras pueden repetirse o modificarse cada 15 días..

Durante el período vegetativo, entre septiembre y diciembre-enero, podemos aportar luz artificial para alargar el fotoperíodo. Con 4 horas de luz artificial ya se puede notar un mejor crecimiento.

¿Qué hago si no quiero que mi planta crezca tanto?

Si plantamos demasiado temprano y no queremos plantas enormes, no todo está perdido: podemos manejar la altura de las plantas usando técnicas como podas, Low Stress Training y usando mallas en la técnica ScrOG.

A partir del 4to nudo ya podemos comenzar a realizar podas en la planta, tanto las podas apicales como la poda FIM. De esta manera es posible modificar la altura y la estructura de las plantas, adaptándolas al espacio disponible y, más importante, la discreción necesaria.

En caso de cortar ramas de un largo mínimo de 10 o 20 centímetros, se pueden esquejar para obtener nuevas plantas de la misma genética.

Las podas siempre suponen un impacto para la planta y deben realizarse con cuidado y siguiendo algunas precauciones básicas. Otras técnicas menos invasivas o agresivas son el Low Stress Training (LST) y el ScrOG.

Podemos manejar la altura de las plantas usando técnicas como podas, Low Stress Training y usando mallas en la técnica ScrOG.

Ambas siguen los mismos principios: restringir la altura de la planta y mejorar su estructura. En el caso del Low Stress Training (“entrenamiento de bajo estrés” en inglés) mediante ataduras se “baja” la punta principal de la planta para estimular el crecimiento en las ramas inferiores.

El ScrOG sigue los mismos principios, pero adaptando la estructura de la planta a una malla colocada a una altura fija.

Scrog en exterior: clave para un crecimiento parejo y controlado / Foto: Derecho Cannábico

Al colocar las plantas debajo, una vez que las ramas pasan la malla, las bajamos utilizando la misma como sostén. Cuando comienza la floración, dejamos de bajar las puntas de crecimiento, permitiendo que asomen de la malla.

De esta manera se consigue una estructura homogénea donde todas las ramas que emergen de la malla se convierten en colas principales.

Ambas técnicas requieren observar detalles como la flexibilidad de las ataduras en caso de que las plantas queden expuestas a vientos fuertes o una limpieza prolija de las zonas inferiores a la malla durante la floración en el caso del ScrOG. Sin embargo, son una buena técnica para controlar el tamaño de las plantas.