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Senasa

Cáñamo en Argentina: cómo fue la primera cosecha después de 50 años de prohibición

Después de 50 años de prohibición, se realizó la primera cosecha de cáñamo en Argentina. Se trata de un cultivo experimental que busca acondicionar genéticas a suelo local con a vista puesta en una inmintente puesta en marcha de la industria cañamera nacional.

El cultivo de cáñamo en suelo argentino tuvo diferentes enclaves. El más importante fue en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Jáuregui, cuando la empresa Linera Bonaerense lo plantó como una alternativa de rotación para el lino. Una historia fascinante que THC contó en uno de sus podcast.

La prohibición del cannabis, sepultó también los sueños cañameros. Ahora, la empresa Industrial Hemp Solutions (IHS) acordó con diferentes actores del sector público para dar los primeros pasos de un proceso de reactivación industrial.

En total se sembraron 4 mil parcelas y ya se avanza en la segunda etapa del proyecto, que fue autorizado con fines de investigación. La clave: haber logrado importar 15 genéticas para hacer las pruebas.

En total se cultivaron 4 mil parcelas chicas de diez metros cuadrados en diferentes puntos de Argentina. El objetivo: la adaptación de genéticas para producción a gran escala

Maximiliano Baranoff, director de Innovación de IHS, aseguró a THC que en Argentina “tenemos una oportunidad histórica”. Cuando comenzó con el proyecto, la Ley de Cannabis Industrial todavía no había sido sancionada y el cáñamo aún era ilegal.

Por eso, le presentó una propuesta al Estado. Sabía que era fundamental saber lo antes posible cuáles son las mejores tierras para el cultivo y qué genéticas se adaptaban mejor a cada región.

La presidenta de SENASA, Diana Guillén, en plena cosecha cañamera

IHS contó con el apoyo técnico de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Además, con el respaldo de la Secretaría de Agricultura, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Instituto Nacional de Semillas (INASE).

El ingreniero agrónomo Daniel Sorlino, del grupo GET Cannabis de la UBA y titular de la cátedra Cultivos Industriales, estuvo a cargo de la coordinación del trabajo.

“Como acá estaba prohibido, me pasé la vida mirando lo que hacía el resto del mundo con el cannabis, como un niño que tiene la nariz pegada en la vidriera de una juguetería. No tenía ninguna lógica ni inteligencia que acá no se pudiera desarrollar esta industria. Ver tierra argentina con cáñamo sembrado ahora fue una novedad increíble”, dijo a THC.

Esta primera cosecha experimental resulta un hito para el desarrollo de la industria. Por un lado, porque comenzó a identificar genéticas y a validarlas. Pero, por el otro, es una muestra tangible para los potenciales productores que observan que el cáñamo es posible y eventualmente rentable.

Además, en un año atravesado por la sequía, pueden comprobar aquello que tanto se repite: que se trata de un cultivo resiliente, capaz de sobrevivir en malas campañas.

Cáñamo en Argentina: semillas importadas

Por estos días IHS trabaja con cáñamo también en Uruguay y Paraguay. Sin embargo, cuando comenzaron se encontraron con un obstáculo. Baranoff contó que quisieron saber cómo trabajaban en los países que ya habían autorizado su cultivo.

“Nos dimos cuenta que la lógica había sido diferente. Uruguay legalizó para combatir el narcotráfico, pero no para desarrollar una industria. Las empresas ya reconocían al cáñamo, pero no tenían productores. Tampoco habían validado las genéticas ni sabían qué funcionaban en cada campo. Nos dimos cuenta que teníamos que hacer ese trabajo”, recordó.

Una de las primeras tareas fue conseguir las semillas. El equipo identificó 25 genéticas que podían llegar a adaptarse a las tierras argentinas.

Los materiales provenían de lugares tan distintos como China, Polonia, Hungría, Italia, Francia, Canadá o Estados Unidos. De ese total, al final, lograron importar 15 porque no todas cumplían con los requisitos sanitarios.

El trabajo avanzaba en paralelo a las regulaciones y los expertos tuvieron que armarse de paciencia. “Cuando estaban por ingresar al país, las semillas estuvieron varadas dos meses en Uruguay porque tenía que intervenir Gendarmería y Anmat. No había un procedimiento claro porque es todo muy nuevo”, recordó Baranoff.

Argentina: 4 mil parcelas de cáñamo cultivado

En Argentina se autorizó el cultivo de cáñamo en nueve locaciones diferentes. El más al norte estuvo en Las Cejas (Tucumán) y el más al sur en Bahía Blanca (Buenos Aires).

El equipo no solamente tuvo en cuenta la fertilidad del suelo y el clima, sino también la cercanía con los polos idustriales. “Cuando uno piensa en impulsar este sector, no podés dejar de considerar la logística como parte del plan”, agregó Baranoff.

Si bien la reglamentación de la Ley de Cannabis Industrial aún no fue publicada, en el sector aseguran que el texto aceptaría un nivel máximo del 1% de THC, lo que permitiría trabajar con un margen legal más amplio.

En total se cultivaron 4 mil parcelas chicas de diez metros cuadrados. El trabajo que se hizo fue diferente al que hace cualquier otro productor. En cada una se hicieron tres repeticiones de siembra cambiando las genéticas y rotando las fechas.

“Todo eso se hizo para validar cuál era la mejor genética para granos, la mejor genética para fibra, la mejor para cada lugar”, sostuvo Baranoff. La segunda etapa del proyecto será similar, aunque el objetivo será ampliar la cantidad de hectáreas para comprobar que es posible un trabajo a gran escala.

genetica nacional cañamo
La cosecha de cáñamo en Linera Bonaerense, la última que se había realizado y que THC contó en su podcast.

Una de las características de las genéticas importadas es que todas tenían un nivel de THC por debajo del 0,3%, un parámetro más que aceptable para los límites que existen a nivel internacional.

Si bien la reglamentación de la Ley de Cannabis Industrial aún no fue publicada, en el sector aseguran que el texto aceptaría un nivel máximo del 1% de THC, lo que permitiría trabajar con un margen legal más amplio.

La sequía fue el gran tema de esta cosecha. En el caso de este proyecto experimental, la crisis tuvo su cara y su contracara. Por un lado, demostró que se trata de un cultivo más que resistente.

“Cuando las autoridades recorrían los campos, veían que alrededor había sorgo, soja y maíz pero todo seco. En cambio, el cáñamo estaba explotado, verde fluorescente. De hecho, en una prueba instalamos un sistema de riego que al final no tuvimos que usar”, celebró Baranoff.

El cáñamo demostró su resistencia en plena sequía. Cuando las autoridades que asistieron al cultivo experimental recorrían los campos, veían que alrededor había sorgo, soja y maíz seco. En cambio, el cáñamo estaba verde.

De todas formas, la falta de agua trajo algunos inconvenientes en materia científica. “Varios de los experimentos estaban en lugares con condiciones muy desfavorables. Por lo tanto, hacer cualquier evaluación concluyente es difícil”, sostuvo Sorlino.

“En una temporada normal se podrían haber analizado otros factores. Por ejemplo, hubiéramos podido ver si alguna de las genéticas que usamos no era resistente a alguna enfermedad local. Pero en un año tan seco ni siquiera proliferaron enfermedades”, agregó el ingeniero agrónomo.

Reproducción nacional de semillas de cáñamo

La tierra fértil de la pampa húmeda se presenta como una gran oportunidad económica a futuro. El cáñamp un cultivo estival: al ser sensible a las heladas, se siembra entre septiembre y octubre.

Para producir granos, a la cosecha se llega en cinco meses. Para producir fibra el tiempo se acorta a tres, ya que la mejor calidad se obtiene cuando laplanta está en floración y comienza a polinizarse.

El momento más delicado del proceso es lograr que nazca, pero una vez que emerge de la tierra no para de crecer. “Se suele comparar con la soja por su adaptabilidad. Pero el cáñamo puede crecer hasta diez centímetros por día. Si te sentás al atardecer lo ves. Es increíble. En nuestras cosechas registramos un crecimiento de entre 5 y 7 centímetros diarios”, contó Baradoff.

Para producir granos, a la cosecha se llega en cinco meses. Para producir fibra tres. El momento más delicado del proceso es lograr que nazca, pero una vez que emerge de la tierra no para de crecer.

El entusiasmo cañamero es absoluto. Pero para el equipo hay un aspecto en el que es fundamental poner el foco ahora: reducir los costos iniciales. “Si al productor no le cierran los números y no elige el cáñamo no hay industria posible”, agregó el experto.

Si hoy cualquier productor pudiera cultivar libremente cáñamo, tendría que hacer una inversión inicial muy alta en importar semillas.

Con esta primera cosecha experimental, los especialistas pudieron comenzar a validar las mejores genéticas y el siguiente paso será agilizar acuerdos con los proveedores internacionales para que se puedan multiplicar esas mismas genéticas pero a nivel local.

De momento al inversión más importante es la importación de semillas, dado que no existen variedades locales desarrolladas. Fuentes oficiales aseguran que el objetivo es garantizar una producción semillera nacional

Para Baradoff, ese mecanismo puede reducir el costo a menos de la mitad. “Estimamos que un producto puede llegar a tener un margen del doble que el que obtiene con la soja o el maíz”, sostuvo.

La primera cosecha experimental de cáñamo fue un éxito. Sin embargo, todavía falta. En el sector esperan con ansias que se publique en el Boletín Oficial la reglamentación de la Ley de Cannabis Industrial para que se acelere, sobre todo, el desarrollo tecnológico que va a requerir este cultivo a gran escala.

“Ahora estamos un poco a merced de la decisión política y de las inversiones, pero avanzamos”, finalizó Barafoff.