El 10 de marzo pasado, a David la policía le robó una planta que crecía en exterior, un ejemplar de 4 metros a la que le había dedicado meses de trabajo. El hecho ocurrió en General Guido, provincia de Buenos Aires.
David está registrado en el Reprocann y su cultivo está dentro de la ley. Eso lo alentó a hacer la denuncia que, en un primer intento, la única Comisaría del pueblo se negó a tomarle.
Para su abogado se trata de “un hecho gravísimo: la gente que tiene el deber de cuidarnos está fomentando el delito”.
El pasado domingo 10 de marzo, David (26) fue a cenar a lo de un amigo que vive a tres cuadras de su casa, en la localidad bonaerense de General Guido.
Gracias a testimonios, David supo que los delincuentes habían entrado a su casa uniformados como policías, habían arrancado de cuajo la planta y se la habían llevado en el cajón de un móvil policial.
“Me ausenté tres horas, y cuando volví me encontré con que mi planta no estaba, automáticamente llamé a mi hermano para contarle y nos pusimos en la búsqueda. Era una planta grande, aunque no estaba muy avanzada en cuanto a floración”, contó el joven parquero y ayudante apicultor a THC.
Era de noche y para colmo se largó a llover, pero ellos siguieron buscando. Al día siguiente David se acercó a la Comisaría para radicar una denuncia, pero las autoridades policiales le dijeron que “en base a las pocas pruebas que tenía, no valía la pena hacer la denuncia”.
Lejos de rendirse, el joven siguió buscando información. Relevó algunas cámaras de seguridad vecinales (sin mucho éxito) y dos días más tarde recibió un mensaje por redes sociales en el que un conocido le decía que había dos personas que habían presenciado el robo.
Impunidad policial
Gracias a estos testimonios supo que los delincuentes habían entrado a su casa uniformados como policías, habían arrancado de cuajo la planta y se la habían llevado en el cajón de un móvil policial.
Los testigos habían identificado y seguido la pista de los “poliladrones” hasta un descampado, dato que David terminó averiguando. Pero la planta ya no estaba ahí. De todos modos, conocía a los implicados y se contactó con uno de ellos.
“Primero lo llamé y después fui a la casa de uno de ellos. Le pregunté si sabía a qué había ido; me dijo que sí, empezó a pedirme disculpas, a decirme que no sabía por qué lo había hecho. O sea que lo reconoció”, explica.
Sin embargo se negó a devolverle la planta. “Decía que me la iba a traer a mi casa; y como me dio a entender que la planta estaba en la casa del otro policía, le dije que fuéramos para allá”, relató David, entre enojado y sorprendido por las circunstancias en que terminó hallando su planta.
Mientras se acercaban a la casa del otro agente, el primero lo llamó por teléfono para avisarle, por lo que David decidió también llamar a un amigo para que vaya y así resguardarse de posibles represalias.
“Todo eso no lo grabé, en el momento fue mucha adrenalina y sorpresa, no podía creer que dos policías me hubieran robado. Uno hace todo legal justamente para evitar cualquier cruce con la policía, pero acá estoy, igual, metidísimo”, se lamentó.
Cuando llegaron al domicilio, el otro policía los esperaba uniformado, David entendió que era una forma de intentar amedrentarlo.
“Nos pusimos a discutir afuera de su casa porque él me negaba el robo, se puso medio elevado el tono y nos invitó a pasar. Ahí me dijo dónde la tenía, colgada y toda deschalada”.
David descolgó la planta mientras el policía que tenía la planta robada lo provocaba él y a su amigo.
“Me di cuenta que era para que respondiéramos, pero por suerte mantuvimos la calma. Agarré la planta y me fui. Cuando llegué a mi casa traté de salvar algo pero no pude: la planta no tenía más de un mes de flora, le faltaba mes y medio para el corte”, reveló.
En cuanto a los policías, nunca le explicaron sus motivaciones detrás del robo. Según David, “uno decía que había ayudado al otro, y el otro me pedía disculpas. Pero lo cierto es que se callaron durante cuatro días y se tomaron el laburo de cortar hoja por hoja la planta. Habían tenido tiempo de arrepentirse, por eso sentí que en el momento la estaban careteando, porque los descubrí. Si no, si pasaba pasaba”.
Con culpables identificados y testigos, decidió contactarse con un abogado, Juan Tiberio, que lo asesoró durante el proceso.
Robo agravado y connivencia institucional
Tiberio decidió tomar el caso no sólo por el delito de robo, sino porque a David lo desalentó la propia policía cuando quiso denunciar.
“No es que la policía no podía tomarle la denuncia, lo que no podía era hacer la instrucción de la causa por estar agentes implicados, pero la denuncia estaban obligados a tomarla”, explicó el letrado a THC.
Cuando David, ya asesorado, regresó a la comisaría los agentes automáticamente le dieron conocimiento al fiscal, “lejos de lo que habían hecho previamente”.
El delito está caratulado como “robo agravado” por ser los denunciados integrantes de fuerzas de seguridad. Por ese motivo, la investigación la está llevando adelante un grupo de agentes de Asuntos Internos.
La causa fue tomada por la fiscalía 3 de Dolores que estaba de turno y es especializada en “estupefacientes” y luego fue girada a la fiscalía 5, cuyo titular ya pidió cámaras de seguridad de la zona y mandó a relevar datos e información en la casa de David.
El delito está caratulado como “robo agravado” por ser los denunciados integrantes de fuerzas de seguridad. Por ese motivo, la investigación la está llevando adelante un grupo de agentes de Asuntos Internos.
Tiberio remarcó “la valentía que tuvieron los dos jóvenes testigos del hecho, que son menores de edad. Incluso su propia familia los desalentó a presentarse, hay un desorden moral, el miedo paraliza pero no debería hacerlo”.
El Código Penal establece una pena de 3 a 8 años de prisión por robo agravado. Los policías aún no están notificados de la formación de la causa, que recién está en investigación.
Sin embargo, Tiberio espera que se sumen grabaciones de video a las declaraciones testimoniales y en ese punto “les pidan la detención o los exoneren, como mínimo: es un hecho gravísimo, la gente que tiene el deber de cuidarnos está fomentando el delito”.
Lo que más le preocupa es “la connivencia de la policía en su sede central: lejos de fomentar la investigación la desalentaron, cuando se debían haber encargado de tomar la denuncia y motivar la acción penal, ya que había un montón de marihuana ilegal en la calle. Recién lo hicieron cuando llamé a la comisaría, y sin siquiera esperar que se acerque David, llamaron al fiscal y lo pusieron en autos”, contó.
Aunque es usuario de Reprocann desde hace dos años, David cultiva desde hace varios más. Su uso es principalmente con fines analgésico y para la ansiedad, además de para controlar dolores de un esguince crónico.
La víctima añadió que “en el pueblo no llegamos a los 2 mil habitantes, y después de algo así estás en boca de todo el mundo: te empiezan a cuestionar y demás. Pero no me tomo nada personal, sé que estoy totalmente dentro de la ley así que estoy bien”.
“Las primeras semanas estuve re triste, era un laburo de todo un año que perdí”, explica, “pero bueno, voy a seguir cultivando igual”.