Cada vez nos sorprende menos la idea de un objeto “inteligente”. Nuestros teléfonos, televisores, relojes, alarmas y heladeras son “inteligentes”.
En esa definición tan moderna se encuadran desde una cafetera capaz de ser programada para prenderse a determinado horario a una supercomputadora que analiza patrones matemáticos para entender procesos tan complicados como la migración de las aves, las corrientes marinas o la propagación de una enfermedad.
En un mundo cada vez más poblado por “inteligencias artificiales” es decir softwares capaces de procesar y recopilar enormes cantidades de información con aplicaciones infinitas, no son pocas las preguntas que se plantean.
¿Son seres sin cuerpo, en una vida digital? ¿Qué es el ser humano además de un software en un cuerpo físico Pero la más importante: ¿una inteligencia artificial es capaz de crear? La respuesta parece ser que sí.
El proyecto Deep Dream, creado por la empresa Google, fue diseñado para aprender formas, imágenes, patrones y reconocerlos, generando así el sistema de reconocimiento por imágenes que usamos en su buscador y al que aportamos millones de personas por día una pequeña lección.
Pero Deep Dream tiene su costado artístico: al publicar su código abierto, Google permitió que se crearan varias páginas donde cualquier persona puede subir una imagen y pedirle a Deep Dream que la reinterprete. Los resultados son simplemente psicodélicos.
Para acceder hay que entrar en Deep Dream Generator y loguearse con Google o Facebook. Hay tres niveles posibles de edición: Deep Style, Thin Style y Deep Dream. Los resultados pueden postearse a las galerías o descargarse.
También puede usarse en Deep Dream API.
Aunque hoy existen miles de IAs que pueden generar imágenes increíbles en base a pedidos muy simples, Deep Dream nació como un experimento muy interesante, y una pregunta que aún sigue sin resolver: ¿Cómo percibiría nuestro mundo una inteligencia artificial?