El curado y secado del cannabis puede ser un proceso tedioso para cultivadores impacientes, ya que puede tomar varias semanas. Sin embargo, son pasos que no se deben saltear, ya que es aquí cuando se elimina el exceso de humedad de las flores y se asientan los sabores y olores. Además, se mejora su textura y se incrementa su potencia.
Si tenés un emprendimiento de cultivo y buscás automatizar estos procesos, existen opciones que te pueden ayudar. Pero si no contás con la posibilidad de incorporar elementos más sofisticados para el curado del cannabis, siempre podés seguir el método tradicional, que es sencillo y accesible para todos.
¿Cómo automatizar el secado y curado del cannabis?
Para cultivos a gran escala, el proceso de secado puede resultar laborioso, ya que hay que transportar las flores a la sala de secado, que comúnmente cuenta con estantes fijos donde se cuelga el cannabis. La desventaja de esto, además del esfuerzo físico, es que las flores muchas veces quedan agrupadas de manera que resulta complicado proporcionar una ventilación adecuada. Además, debido a su estructura, ocupan bastante espacio a nivel horizontal.
Una alternativa más práctica para estos estantes son los carros de secado, que al ser móviles, nos permite mover las plantas hacia distintos cuartos de ser necesario. Además, aprovechan el espacio en dirección vertical, ofreciendo varios niveles a lo alto donde colgar las ramificaciones. También, proporcionan una mejor ventilación.
Hoy en día, existe tecnología avanzada que proporciona las condiciones climáticas propicias para un secado y curado óptimos. A través de la presión de vapor, se logra una temperatura y humedad adecuadas para la eliminación del agua de los cogollos y para el curado y almacenamiento posterior. De esta manera, además de obtener flores de excelente calidad, se previenen hongos que pueden arruinar todo el trabajo realizado a lo largo del cultivo.
Sin embargo, se trata de alternativas costosas que son más bien pensadas para cultivos industriales o a grandes escalas. Pero esto no es un impedimento para realizar un curado exitoso. De hecho, el proceso es bastante más sencillo para cultivadores domésticos. Veamos cómo hacerlo.
Curado tradicional
Primer paso: secar las flores
Para pasar al curado de la marihuana primero debemos atravesar el secado. Lo básico para esta etapa es atender a las condiciones en las que dejaremos secar a nuestros cogollos. Debemos utilizar un lugar oscuro, que reciba una buena ventilación, y debemos procurar que la humedad ambiental no supere el 50%. En cuanto a la temperatura, lo ideal sería que ronde entre los 18°C y los 20°C.
Hay quienes cuelgan sus plantas en un cuarto, pero también se suele realizar el secado en armarios o alacenas. Esto depende de la cantidad de la cosecha y de la disponibilidad del cultivador. Pero en lo posible, tratemos de que la dimensión del espacio vaya acorde con la cantidad de nuestra cosecha.
Sabremos que el secado ha terminado cuando doblemos las pequeñas ramas de las que cuelgan los cogollos y estas crujan, pero no se partan. Si se parten, significa que secamos de más, y si las ramas están flexibles, significa que las flores aún están húmedas.
Curado del cannabis
En el curado, nuestro peor enemigo va a ser el oxígeno. Cuando vayamos a guardar las flores en un frasco, debemos procurar que quede el menor espacio posible para el pasaje de aire, que puede degradar las propiedades del cannabis. Sin embargo, los cogollos no deben quedar aplastados.
Además, en lo posible evitemos juntar flores que provengan de distintas plantas, incluso cuando sean de la misma variedad. En los frascos, solo debe haber flores que compartan origen, es decir, que provengan de la misma planta. Por supuesto, los recipientes deben estar esterilizados para evitar complicaciones.
Durante los primeros siete días tras el secado, debemos abrir los frascos de dos a tres minutos por día para ventilar. A medida que pase el tiempo, iremos reduciendo la frecuencia. Entre las opciones de frascos que podemos usar, existen los que tienen cierre hermético, que contribuyen a evitar el pasaje de aire hacia los cogollos.
También sería óptimo que coloquemos estos frascos en lugares con condiciones ambientales propicias: simplemente debemos procurar que sea un lugar que no reciba luz y donde no se acumule humedad.
¿Cómo saber cuándo un cogollo está curado?
Identificar la culminación del curado es una habilidad que se va entrenando, y a medida que se adquiere experiencia en el cultivo se identifica más fácilmente. Puede que al principio las indicaciones nos parezcan ambiguas, pero básicamente hay que prestar atención a las propiedades organolépticas del cannabis.
Un cogollo correctamente curado va a tener bien marcado el aroma distintivo de su cepa. Además, tendrá la cantidad de humedad necesaria como para que las flores estén esponjosas y no se sientan ásperas o quebradizas.
También sentiremos esa textura pegajosa proporcionada por los tricomas. Es así como sabremos que las flores están en su mejor estado para ser utilizadas. El curado puede durar de uno a dos meses, pero esto dependerá de cada caso particular.
¿Cómo almacenar la cosecha para que se mantenga en buen estado?
Si ya conseguimos que las flores estén en su punto de auge, resulta óptimo que las guardemos en las mejores condiciones para que sus propiedades se mantengan estáticas y cambien lo menos posible.
En caso de que tengamos una cosecha abundante y no vayamos a consumirla en la brevedad, el almacenado en el freezer puede ser nuestro mejor aliado. Guardando los cogollos en el congelador podremos mantenerlos en buen estado por largos periodos de tiempo, incluso por más de 6 meses.
Por supuesto que cuando vayamos a consumir las flores congeladas, debemos dejarlas al menos un día a temperatura ambiente para que se aclimaten y no se vean perjudicadas por el cambio brusco de temperatura.
En caso de guardar la marihuana en el freezer, sería bueno que utilicemos algún método de almacenamiento al vacío, que nos asegurará cero contacto con el aire.