Tener una semilla que no germina puede ser un verdadero dolor de cabeza. Las complicaciones en el simple primer paso del cultivo pueden ser frustrantes, pero la realidad es que la germinación es una tarea sencilla si se conocen los fundamentos. Identificar la causa del problema es la clave para resolverlo. Te contamos todo lo que necesitas saber sobre el nacimiento de una nueva planta.
¿Por qué mi semilla no germina?
Si nuestras semillas no germinan, lo primero que debemos hacer es verificar si están en condiciones de hacerlo, para ahorrarnos todo un esfuerzo que puede ser en vano. Con solo observar las características físicas de las semillas podremos advertir si están en condiciones de brotar o no.
Por ejemplo, las semillas de color blanco o verde suelen estar en mal estado, y es poco probable que germinen. En cambio, las semillas aptas suelen ser de colores marrones vivaces, con brillo, y pueden tener manchas o líneas.
Por otro lado, si las semillas están aplastadas o partidas, probablemente no germinen. Podemos apretar levemente la semilla entre nuestro dedo índice y pulgar para verificar su fortaleza. Si no se aplasta o se fractura, estaremos ante una buena señal.
Pero si queremos más certeza, podemos realizar la prueba de fuego que nos indicará si nuestras semillas cuentan con los requisitos para germinar o no. Basta con colocarlas en un vaso con agua, y esperar unas horas. Aquellas semillas que terminen flotando, serán las que probablemente germinen sin problemas.
Mi semilla no germina: ¿cómo guardarlas de manera correcta?
Si tenemos una semilla que ha estado guardada durante bastante tiempo y no germina, probablemente el problema haya sido su almacenamiento. Para evitar que se deterioren, es esencial guardarlas en condiciones óptimas.
Si queremos conservar semillas durante períodos prolongados, lo mejor sería someterlas a un estado de dormición profunda. Esto implica proporcionarles un entorno que no las estimule a germinar, pero que aún mantenga su viabilidad. Básicamente, es como ponerlas en un estado de reposo, reduciendo al mínimo su actividad metabólica.
Para cuando decidamos utilizar la semilla, simplemente tendremos que sacarla de este estado de dormición profunda y brindarle un ambiente óptimo para que salga paulatinamente de su letargo, preparándola así para la germinación.
Teniendo en cuenta todo esto, la mejor opción para almacenar semillas a largo plazo es colocarlas en sobres de papel madera y luego dentro de un recipiente hermético de plástico con sílica gel. La sílica gel ayudará a mantener la humedad por debajo del 40%, lo que es crucial para prevenir el deterioro de las semillas.
Finalmente, guardar el frasco en la heladera para mantener una temperatura constante y adecuada. De esta manera, las semillas se mantendrán viables y listas para germinar.
Mi semilla no germina: ¿cómo la hago brotar?
Para asegurar que nuestra semilla brote correctamente, es fundamental emplear un buen método de germinación y evitar errores comunes. El método OVNI es uno de los más eficaces por su fácil aplicación y confiabilidad.
Lo que haremos es proporcionar a la semilla las condiciones adecuadas para que germine correctamente. Se denomina método OVNI porque se utilizan dos platos, que simulan la forma de un platillo volador.
Cómo aplicarlo paso a paso:
1- Tomamos dos servilletas y las humedecemos con agua utilizando un pulverizador. Colocamos la semilla entre estas dos servilletas, que irán dentro de dos platos hondos, utilizando uno de ellos como “tapa”. En caso de estar germinando más de una semilla, hay que asegurarnos de mantener una distancia de al menos un centímetro entre ellas. Esta disposición simula un ambiente húmedo, creando una especie de “platillo volador”, de ahí el nombre OVNI.
2- Una vez realizado el primer paso, colocaremos los dos platos con la grana en un lugar propicio. Lo mejor sería un sitio oscuro con una temperatura idealmente entre 18 y 24°C. Es crucial que el ambiente sea cálido y sin luz directa para promover una germinación exitosa.
3- Cada 12 horas aproximadamente, tendremos que revisar el estado de humedad de las servilletas. La idea es que conserven al menos un 60% de humedad. Si están demasiado secas, volvemos a pulverizar con agua.
4- Por último, queda ser paciente. El tiempo necesario para que la semilla germine puede variar según su edad y viabilidad. Las semillas más jóvenes tienden a germinar más rápidamente, generalmente en 2 días aproximadamente, mientras que las más viejas pueden tardar hasta 10 días.
Seguir cuidadosamente estos pasos va a maximizar las posibilidades de éxito. Un ambiente controlado y un buen manejo de la humedad son claves para que la germinación se lleve a cabo de manera efectiva.
El paso siguiente: la siembra
Ya que hemos aplicado el método OVNI, habrá que observar cuando la radícula alcance los 2 centímetros de longitud. En ese momento, podrás transferir la semilla al sustrato. Este proceso debe realizarse en un entorno controlado, ya que los brotes son muy frágiles y cualquier inconveniente en el exterior podría ser perjudicial. Por esta razón, muchas veces se realiza en interiores con luz artificial.
Cómo sembrar:
1- Primero, elegimos el recipiente adecuado para el crecimiento de la plántula. No debe superar los 250 cc, porque la raíz aún es muy pequeña y sería innecesario usar más sustrato. Con vasitos descartables suele ser suficiente.
Advertencia: en caso de que sembremos una variedad autofloreciente, tendremos que colocarla ya en su maceta definitiva, porque no podrán soportar el estrés de un trasplante.
2- Colocar el sustrato en el recipiente y regarlo. Procuremos que sea un suelo aireado y liviano, con una proporción de nutrientes adecuada y con capacidad de retención de agua. Idealmente, el pH del sustrato debería ser de entre 6 y 7.
3- Luego, hacemos un pequeño agujero donde colocaremos la semilla. Para finalizar, tapamos el brote con tierra.
Un buen tip es utilizar microorganismos beneficiosos, como las micorrizas, que ayudan a fortalecer el sistema radicular. Estos organismos colaboran con las raíces para mejorar la absorción de nutrientes y agua, promoviendo un crecimiento más saludable de la planta.