Los niveles de temperatura, humedad y flujo de aire son centrales para el desarrollo de las plantas. Si cultivamos en exterior es algo que podemos revisar, pero que claramente no podemos controlar. Pero si cultivamos en interior, tenemos mucho por hacer.
Si queremos llevar nuestras plantas al máximo de su potencial el control de estas variables es indispensable. De no hacerlo, nuestra cosecha tendrá mucho por mejorar.
Controlar las condiciones ambientales es indispensable si queremos llevar nuestras plantas a su máximo potencial posible.
Temperatura, humedad y circulación de aire son una tríada que debe tratarse siempre en conjunto y no individualmente.
Si controlamos bien estos parámetros vamos a ahorrarnos el dolores de cabeza que nos provocan las plagas. Además, vamos a ahorrar en productos relacionados a su tratamiento y prevención. Mejor para nuestra economía y para el desarrollo de un cultivo sustentable.
Para poder hacer esto es necesario utilizar termohigrómetros, de preferencia con registro de máximas y mínimas: cuanto más precisa sea la medición menos error vamos a tener como resultado.
Temperatura y humedad
Para saber cómo y por qué controlamos estas variables hay que conocer un concepto clace: El Déficit de Presión de Vapor (DPV).
Suena a algo muy complejo, pero en realidad es un cálculo simple. Es la diferencia entre la cantidad de vapor de agua que podría haber y la que efectivamente hay en nuestro espacio de cultivo. Esto está íntimamente relacionado a los niveles de humedad y temperatura.
En el gráfico de abajo, te mostramos cómo es la relación entre humedad y temperatura desde sus parámetros ideales a los que resultan críticos.
Verde: Cuando el DPV se encuentra en esos rangos estamos en niveles óptimos para las plantas. Ellas liberan agua en forma de vapor a través de los estomas, es como una forma de transpiración. Eso hace que coman más y aumenten los niveles de fotosíntesis. El resultado: van a crecer más.
Rojo: En estos niveles los estomas de las plantas se cierran como reacción a la pérdida excesiva de agua. Es decir, dejan de transpirar para conservar líquido. Eso produce un efecto en el rendimiento.
Lila: Con estos valores muy bajos, las plantas dejan de transpirar debido a que el aire está saturado de vapor, evitando de este modo la salida de agua de las hojas y también impactando de manera negativa en el rendimiento.
Cuando la temperatura y la humedad se encuentran en los rangos óptimos , las plantas transpiran a través de los estomas , lo que lleva a un aumento del consumo de nutrientes y posterior aumento de la fotosíntesis.
Por estas razones es tan importante controlar las condiciones del entorno. De esta manera seremos más precisos a la hora de comprender qué le sucede a nuestras plantas, vamos a poder tomar buenas decisiones y tener una mejor cosecha.