Marcelo Somma (@revistathc)
El riego es un aspecto fundamental del cultivo. Regando adecuadamente, lo que incluye la frecuencia y la cantidad, vamos a prevenir muchos problemas. Sin embargo, podemos optimizar esto si somos conscientes de la calidad del agua con la que regamos. Por eso, para mejorar el cultivo es clave controlar los parámetros del agua.
Calidad del agua: el pH
El pH óptimo del agua varía según el medio de cultivo, oscilando en sus valores más bajos al inicio (5.5) en hidroponía, y los más altos (7.2) al final del cultivo en suelos orgánicos.
Como regla general, para cultivos en sustrato regar con valores cercanos a 6.5 está bien, pero esto varía notablemente según el plan de fertilización que usemos y la etapa del desarrollo en que se encuentre el cultivo.
Como regla general, para cultivos en sustrato orgánico, regar con valores cercanos a 6.5 está bien.
Es recomendable tomar mediciones una vez que hayan pasado al menos 30 minutos desde que agregamos los productos al agua.
Cloro
El cloro está disuelto en el agua de red y si bien no es un problema muy grande para la planta, sí lo es para los microbios que viven en simbiosis en el suelo.
Eliminar estas poblaciones sistemáticamente por el uso de aguas cloradas tiene consecuencias graves en la producción y también en la defensa de plagas.
El cloro es un problema para la microvida que habita el suelo, lo que puede traer consecuencias graves en la defensa de plagas.
Para quitar el cloro del agua podemos usar un filtro de carbón o dejar reposar el agua en un recipiente que tenga buena superfecie en contacto con el aire (como un balde) durante al menos un día.
Calidad del agua: la temperatura
La temperatura es un factor limitante, ya que si al regar el agua tiene temperaturas inferiores a 18 °C, las raíces se bloquean, mientras que si está muy caliente, la absorción de nutrientes es muy baja.
A bajas temperaturas, las raíces se bloquean; mientras que si el agua está muy caliente, la absorción de nutrientes es muy baja
Idealmente debemos regar con una temperatura del agua entre 20 y 23 °C para maximizar la oxigenación, el desarrollo de raíces y la absorción de nutrientes.