Regar es una parte esencial dentro de lo que son las tareas de cultivo. El simple aporte de agua a nuestras plantas va a contribuir con la fotosíntesis y la correcta absorción de nutrientes. Una planta seca es una planta sin vida. De hecho, notar signos de deshidratación en nuestros cultivos es motivo de alarma, ya que se produciría un daño muy profundo en las raíces. Por todo esto, el agua para riego debe ser adecuada.
Cuestiones como el cloro, el pH o la presencia de sales en el agua van a determinar la calidad de la misma. Te contamos todo lo que tenés que saber para hidratar de la mejor manera a tus cultivos de cannabis
¿Cuál es el mejor agua para riego?
La labor del riego requiere de sus cuidados. No basta con colocar agua de la canilla en una regadera y esparcirla sobre el sustrato. Lo ideal es acondicionar el agua para que esté apta para ser administrada a nuestras plantas. Para esto, hay distintos factores a tener en cuenta
Agua para riego: el cloro
El agua de red posee cloro, porque este elemento químico evita que se reproduzcan microorganismos indeseados en el agua potable. Lo malo es que surte el mismo efecto en nuestros sustratos.
A la larga, el cloro va a inhibir la multiplicación de los microbios que son necesarios para la vida de nuestros suelos ya que los hacen más resistentes al ataque de plagas.
Por suerte, existen soluciones sencillas a este problema. Podemos utilizar filtros de carbón activado para declorar el agua, o simplemente podemos dejarla reposar en un recipiente de boca ancha. Un balde puede servir a nuestro propósito. Basta con dejar el agua ventilándose durante una noche para que se evapore el cloro.
El agua también puede contener exceso de sales que van a perjudicar la absorción de nutrientes. Para paliar este problema conviene directamente instalar un filtro. Nos daremos cuenta si hay exceso de sales por la presencia de sarro en canillas, griferías, termos y pavas eléctricas.
Agua para riego: el pH
El pH es otro factor fundamental. Al medir el pH estamos teniendo en cuenta el nivel de acidez que tiene el agua. Los valores de pH óptimos para cultivos orgánicos rondan entre los 5.6 y los 7 puntos. Esto va a ir variando, por supuesto, de acuerdo a la etapa y el tipo de cultivo que estemos utilizando.
Por ejemplo, en sistemas de hidroponía, los valores deben ser más cercanos a 5.5. Si los niveles de pH son inadecuados, la absorción de nutrientes se va a ver perjudicada, y el rendimiento de nuestra planta en materia de producción no va a ser el mismo.
La mejor opción para medir el pH del sustrato son los phmetros digitales con compensación de temperatura. Utilizarlos es sencillo. Simplemente tenemos que tomar una parte de nuestra solución de riego y sumergir dentro de ella el phmetro encendido. Debemos esperar a que los valores en la pantalla dejen de variar. Una vez tengamos el resultado, actuaremos acorde a lo que indiquen los valores.
Si la cantidad de pH en el agua es elevada, el ácido nítrico o fosfórico nos pueden ayudar. Colocamos las dosis recomendadas en el agua de muestra, y una vez pasados unos 45 minutos, volvemos a medirla con el phmetro para ver si los valores se han regulado. Así podemos continuar hasta alcanzar las medidas adecuadas.
En caso de que necesitemos aumentar los niveles de pH en el agua, también existen productos específicos que nos van a ayudar. La manera de proceder es igual que en el caso anterior: aplicamos el producto en las cantidades recomendadas y volvemos a medir hasta alcanzar las proporciones indicadas.
Cuando terminemos de utilizar el aparato, lo lavamos con agua destilada y lo guardamos en su solución de almacenado. Para esta tarea, recomendamos ver la tabla de valores de pH.
Existen además otros elementos para medir el pH, como el papel tornasol. Sin embargo, la mejor opción en relación precio calidad es el phmetro.
Temperatura del agua para riego
La temperatura del agua que utilizamos para regar también influye. Si la solución de riego tiene temperaturas menores a los 18°C, se verán afectadas las raíces. Por el contrario, si el agua está muy caliente, se damnificará la absorción de nutrientes. Es así que la temperatura ideal para el agua de riego debe ir entre los 20 y los 25°C, siendo 23°C la temperatura ideal.
Técnicas para el sustrato
Colocar mulching sobre la superficie del sustrato aporta múltiples beneficios. Es una especie de capa protectora que ayuda a que se distribuya mejor el agua al regar, además de que funciona como un filtro del calor del sol, que con las altas temperaturas del verano puede ser perjudicial.
También, podemos aplicar enzimas al sustrato, ya que van a beneficiar la absorción de nutrientes a la vez que van a fortalecer el sistema radicular de la planta.
Por otro lado, las enmiendas orgánicas líquidas también funcionan como un excelente complemento. Un ejemplo es el FPJ (jugo de plantas fermentado), que es un fertilizante fácil de hacer y ecológico. Simplemente debemos dejar fermentar materia vegetal mezclada con azúcar mascabo. El compost brew también sirve. Estas enmiendas aportarán microvida benéfica al suelo.
Además, existen varios fertilizantes que pueden aplicarse junto al agua de riego. Esto nos va a ayudar a ofrecer una nutrición bien completa a la planta, pero siempre hay que moderarnos para evitar sobrefertilizaciones.
Otro buen tip es colocar un plato debajo de nuestra maceta, porque en caso de que pierda agua, la seguirá teniendo disponible para poder absorberla nuevamente.
¿Cómo me doy cuenta cuando tengo que regar?
El principal signo de que la planta está deshidratada es la marchitez de las hojas. De todas formas, no es bueno llegar a este punto. Tenemos distintas maneras para darnos cuenta de que nuestros cultivos necesitan agua.
Una buena opción es conocer el peso de la maceta cuando está hidratada. Luego de regar, levantá tu contenedor para identificar su peso. Así, vas a notar que cuando la maceta esté muy liviana es porque necesita ser hidratada: ahí es cuando hay que regar.
Otra forma es hacer un pequeño hoyito de unos 2 cm en el sustrato y palpar con el dedo si la tierra está húmeda. En caso de que esté seca, debemos regar.
Recordemos que la labor del riego debe realizarse de manera lenta y homogénea. Toda la superficie debe recibir agua, evitando formar charcos.