A mediados del Siglo XX, la psicodelia irrumpió en un mundo que era blanco y negro. Por algo el término psicodélico, que literalmente significa manifestación del alma, mutó para ser sinónimo de cualquier expresión artística colorida y estridente.
Pero el uso cada vez más extendido de sustancias visionarias a partir de 1950 significó una importante evolución en la estética de la expresión humana.
A la sorpresa inicial de los paisajes mentales generados por sustancias como la mescalina, la psilocibina o el LSD se sumó el asombro cuando pudimos empezar a procesar esas experiencias visuales y espirituales como parte de nuestro lenguaje.
El uso cada vez más extendido de sustancias visionarias a partir de 1950 significó una importante evolución en la estética de la expresión humana. La obra de Alex Grey es clave en ese proceso revolucionario
Fue como abrir una puerta oculta a la galería de un museo que no habíamos visitado jamás.
Pocos artistas capturan el despliegue visual de los enteógenos como Alex Grey. Sus obras son psicodélicas, porque emplean muchos colores peroante todo porque se centran en el ser humano y sus experiencias vitales esenciales: el amor, la reproducción o la muerte.
El prisma de los enteógenos
Nacido en 1953 en Ohio, Estados Unidos, Alex conoció el LSD mientras estudiaba en la Escuela Museo de Boston. Allí conoció también a su pareja Allyson y cambiaron sus nombres a Grey (gris en inglés).
“Fue una inmersión en un túnel caparazón viviente, que se movía en espiral, desde la plena oscuridad hasta una intensa y reconfortadora luz blanca, atravesando todos los matices de grises”, contó a THC durante su primera visita a la Argentina en mayo de 2011.
En el gris los extremos se tocan y se funden, de la misma manera que se funden los límites de lo que percibimos como realidad durante experiencia trascendental generada por los enteógenos.
Se trata de las últimas experiencias verdaderamente inexplicables, que no pueden ser descritas con términos ordinarios y que solo se pueden compartir a través del impacto que generan.
Los espejos sagrados
Su obra más conocida es el conjunto conocido como Sacred Mirrors (Espejos sagrados). Se trata de un camino que parte de la evolución anatómica, hasta el despertar espiritual del ser humano.
Grey pinta los sistemas físicos y energéticos del cuerpo a tamaño real. Compuestos entre 1978 y 1989, en Sacred Mirrors la experiencia trascendental de los psicodélicos, convive con fuertes dosis de realismo. Sobre todo en la anatomía humana gracias a la experiencia de Alex Grey como preparador de disecciones y cuerpos en la universidad de medicina de Harvard, donde trabajó por cinco años.
Progress of the soul (Progreso del alma), sigue el mismo concepto de Sacred Mirrors pero llevado por completo a la experiencia de vivir los planos físicos y espirituales simultáneamente, como siameses en un ser que parece extremadamente frágil y al mismo tiempo eterno.
Escenas de la naturaleza, retratos de personajes trascendentes de la cultura como Alexander y Ann Shulgin o Albert Hofmann, la evolución de un feto o el encuentro del amor, en Progress of the soul también se compila una historia visual del camino de los enteógenos junto a la civilización humana, desde el origen de las religiones hasta los últimos profetas paganos como Terence McKenna.
Participante de festivales, conferencias y hasta fiesta de música psytrance, Grey también colaboró con artistas como Tool, David Byrne, Nirvana o los Beastie Boys. Sus trabajos pueden verse en su sitio web.