Un estudio reciente realizado en Nueva Zelanda sobre los efectos del uso de cannabis en el consumo de otras sustancias sugiere que, para muchas personas, usar cannabis reduce el consumo de otras sustancias con mayores riesgos a la salud.
Según los resultados, el uso de cannabis estaría asociado con una reducción en la frecuencia y cantidad de uso de sustancias como alcohol, metanfetaminas y opioides como la morfina.
El estudio, que encuestó a 23.500 personas y fue publicado en la publicación especializada Harm Reduction Journal, encontró que una proporción significativa de los participantes reportó que el uso de cannabis los llevó a reducir el consumo de otras drogas. Según los datos obtenidos por los investigadores, el 60% de los encuestados redujeron el consumo de alcohol y cannabinoides sintéticos, el 44% disminuyó el uso de morfina y el 40% consumió menos metanfetaminas.
De acuerdo a los resultados, los investigadores indicaron que, en ciertos casos, el cannabis puede ser una herramienta para la reducción de daños, especialmente en poblaciones que enfrentan problemas de consumo problemático de sustancias.
El impacto según la sustancia y la demografía
El estudio señaló que el uso de cannabis como reemplazo de otras sustancias mostró una variación y diferentes tendencias según la sustancia y la demografía.
Por ejemplo, citaron que cerca del 70% de los encuestados afirmó que el uso de cannabis no tuvo impacto en su uso de LSD, MDMA o cocaína. Al mismo tiempo, un tercio de los usuarios de cannabis y tabaco redujo su consumo de cigarrillos, mientras que el 20% reportó un aumento en el uso de tabaco tras consumir marihuana.
También señalaron que la práctica estudiada, el reemplazo de otras sustancias por cannabis, es influido por la edad y el contexto social.
Los adultos jóvenes, de 21 a 35 años, fueron más propenso a reportar una disminución en el consumo de alcohol y metanfetaminas. Se especula que estos adultos tienen mayor madurez neurológica y experiencia previa con sustancias, lo que los lleva a buscar opciones menos riesgosas.
Al mismo tiempo, los adolescentes de entre 16 y 20 años mostraron resultados mixtos, con una proporción tanto de usuarios que aumentaron como de aquellos que disminuyeron su consumo de otras sustancias.
Los investigadores señalaron que los resultados sobre el uso de cannabis como sustituto de otras sustancias varían considerablemente entre países y contextos legales. Por ejemplo en Estados Unidos, en Colorado y Washington, estados que legalizaron el cannabis recreativo, las compras mensuales de alcohol disminuyeron en algunos casos (especialmente vino), pero aumentaron en otros (como licores en Washington).
También en Canadá, la legalización del cannabis estuvo asociada con una caída en las ventas de cerveza, aunque no se registraron cambios en las ventas de licores. Según el estudio, de acuerdo a los datos se puede especular que se trata de un fenómeno influido por influido por factores culturales, económicos y de accesibilidad.
Los autores del estudio sugirieron que el cannabis podría actuar como un sustituto del alcohol debido a, siempre de acuerdo con su interpretación, similitudes en sus efectos neurológicos y su aceptabilidad social, especialmente entre los jóvenes. Además, el precio comparable entre ambas sustancias podría motivar a algunas personas a optar por la marihuana en lugar del alcohol.
Por otro lado, los patrones de uso parecen estar modulados por la edad y la experiencia previa con sustancias. Los adolescentes, en una etapa asociada con la búsqueda de nuevas experiencias, tienden a mostrar comportamientos de consumo más variables. En contraste, los adultos jóvenes y mayores, con mayor experiencia en el manejo de los efectos secundarios y riesgos del policonsumo, parecen inclinarse más hacia opciones menos dañinas.
Más información para programas de reducción de daños
Los hallazgos del estudio tienen importantes implicaciones para los programas de reducción de daños, especialmente entre jóvenes adultos. Como primera medida sostiene que el acceso regulado al cannabis podría ayudar a reducir el consumo excesivo de alcohol.
Además el cannabis podría ser una herramienta complementaria en el tratamiento de consumos problema´ticos de sustancias como las metanfetaminas o los opiáceos, gracias a su potencial para reducir los efectos secundarios de estos últimos.
Incluso el estudio señalón que los programas comunitarios que ofrezcan cannabis gratuito o de bajo costo a personas vulnerables podrían tener un impacto positivo, especialmente entre aquellos que enfrentan problemas de abuso de sustancias.
Enfoque en poblaciones vulnerables
Realizado en Nueva Zelanda, el estudio señaló que la población indígena Māori destacó por ser más propensa a reportar una reducción en el uso de alcohol, tabaco, metanfetaminas y LSD tras consumir cannabis. Esto resaltó la necesidad de diseñar políticas de legalización que prioricen el acceso a comunidades desfavorecidas, no solo para promover la equidad, sino también como una estrategia de salud pública.
El estudio reafirma que el cannabis tiene un potencial significativo como herramienta de reducción de daños, aunque su impacto varía según el contexto y la población. A medida que la legalización avanza en distintos países, será fundamental continuar investigando para comprender mejor estos patrones y diseñar políticas que maximicen los beneficios sociales y de salud pública.
En última instancia, estos hallazgos sugieren que, aunque el cannabis no es una solución universal, puede desempeñar un papel clave en la mitigación de los riesgos asociados con el abuso de sustancias más peligrosas.