A los 84 años falleció Willy Quiroga, fundador de Vox Dei y uno de los creadores del rock argentino junto a Los Gatos, Almedra y Manal.
Si todavía no escuchaste una obra maestra como La Biblia, te recomendamos que la explores: vas a encontrarte con una de las grandes joyas de la música en español. Y si ya la conocés, sabés el enorme aporte que hizo Willy Quiroga y sus compañeros de banda a la historia del rock argentino y latinoamericano.
Años atrás tuvimos la suerte de poder entrevistarlo para charlar sobre cómo fue su reencuentro con el cannabis al final de su séptima década.
Por entonces, a sus 81 años, el legendario bajista y cantante llevaba tres años utilizando la planta que lo acompañó en varias etapas de su vida. En los últimos años de su vida, el fin fue medicinal. Como quizás también fueron la risa y la creatividad décadas atrás.
Al histórico músico argentino le diagnosticaron epoc a los 50 años y en 2017 le encontraron un nódulo en uno de sus pulmones. Por el riesgo que implicaba una intervención, un médico le recomendó el uso del aceite de cannabis u otros derivados.
El cannabis no era algo nuevo para Willy. El músico, reconocido como ciudadano ilustre en CABA, Quilmes y Río Cuarto por su aporte a la cultura en más de 60 años probó su primer churro en el 69.
En aquellos años llegó a cultivar sus propias plantas en el frente de la casa en la que vivía con su mamá. Y hasta fue detenido durante la dictadura por tener un poco de cannabis: lo llevarón en un tour forzado a un centro de detención en Capital a La Plata y terminó su estadía en el aterrador pozo de Banfield.
“Fuimos detenidos y nos trataron como criminales por tener unos porros, zafamos por tener un buen abogado y ser los Vox Dei”, recordaba Willy.
Muchos años después, Willy encontró en el cannabis una forma de vivir mejor sus ochentas. Gracias al aporte solidario de un amigo cultivador de Quilmes, Willy empezó a utilizar aceite, tinturas y hasta se compró un vaporizador para volver a sentir el sabor de una flor.
Volver al cannabis 30 años después
En 2017, después de que los estudios confirmaron ese pequeño tumor, Willy volvió a incluir el cannabis en su vida. “Hace dos años y medio me hicieron una tomografía y en el pulmón izquierdo me apareció un nódulo. Me hice los estudios en el Instituto Rossi y sí, eran células malignas”, nos contaba.
“Después fui al Instituto Favaloro, me hicieron pruebas de capacidad toráxica y no me daba para ser operado por haber sido fumador tantos años y tener epoc”, detalló.
Su salud no permitió una intervención quirúrgica. Entonces, un amigo le recomendó otro médico de Vicente López. “Le pasé los resultados de mis estudios y me dijo que existía otra solución: el aceite de cannabis”, cuenta Willy que ya lleva tres años de tratamiento.
¿Y cómo te sentís?
Muy bien. Desde que empecé a tomar aceite, me hice varios controles y todos me dieron bien. El último fue ahora durante la pandemia y los médicos me confirmaron que no avanzó, ni creció nada. El cannabis me hizo muy bien, es algo sano y natural. Es una planta y todas las farmacéuticas partieron de las plantas.
¿Cómo lo usás?
Tomo unas gotas de aceite a la mañana y otras a la noche. A veces uso tintura madre. No siento ningún tipo de dolor, ni molestia ni nada. Puedo seguir cantando y tocando sin problemas. También tengo un vaporizador y ahí pude volver a fumar un par de pitadas de flores después de tantos años.
El cannabis y “la voz de Dios”
¿Eras usuario de cannabis antes de tu diagnóstico?
Ya conocía el porro desde hace mucho, pero no le daba un uso medicinal. Siempre le di un uso para componer, para concentrarme. Muchos clásicos de Vox Dei nacieron a partir de fumar uno y esa sensibilidad que se te abre. El cannabis tiene esa facultad. Hay gente fanática de Vox Dei que me agradece por las letras que le han ayudado en la vida, como “Tengo razones para seguir”, y esa se me ocurrió casualmente después de fumar uno.
¿Fue el único tema con historia cannábica detrás?
Cuando compusimos “La Biblia” casualmente nació un poco del cannabis. Nos metíamos en la habitación, fumábamos un porro y nos poníamos a charlar sobre cómo componer, y hacer. Me acuerdo de la charla cuando armamos “Génesis”. Nosotros el cannabis nos servía para componer, nunca se nos ocurrió nada extraño después de fumar. También compuse el tema “Juntando semillas en el suelo” (otro de los clásicos de Vox Dei, creado en 1972), porque un día se nos cayeron todas las semillas de porro en el piso y ahí salió el tema.
¿Cuando te fumaste el primer porro?
En el 69/70, hace mil años. Nunca había probado nada porque venía del folclore y ahí era solo empanada, locro y vino. Un día fuimos a una casa en Capital, se acercó alguien, nos ofreció y le pregunté qué era: “es un porrito”. Fumamos y me di cuenta que había que aprender. Veía personas que bailaban alrededor de una mesa como si estuvieran en trance. Yo miraba y no entendía nada. El cannabis le pega a cada uno de manera diferente, a mi me pegó para seguir haciendo mi trabajo y creando temas, no para ver colores.
¿Cultivaste?
Sí tuve unas plantas en los 70 y fue una experiencia de lo más tonta, porque no tenía ni idea. Pero puse las semillas de un porro que tenía, las tiré y crecieron.
¿Dónde las tenías?
En la casa que vivía con mi mamá, en el frente de la casa. Ella me las cuidaba
¿En el frente de tu casa? Muy arriesgado…
Sí, en los 70 nadie conocía las plantas. Fue muy kamikaze departe mía, porque había solo un alambrado. En esos momentos no se veían muchas plantas, fue muy loco. No conocía cultivadores en ese momento, se compraba y punto.
Detenido en centros clandestinos por porro
¿Tuviste problemas en la dictadura por el faso?
Sí. Un día nos encontraron unos porros y nos llevaron presos con Rubén (Basoalto, baterista de Vox Dei) y otra persona más. Nos trataron como criminales por tener unos porros. Fuimos detenidos, nos llevaron a Madero. De ahí nos pasaron a la 9 de La Plata y el oficial que nos llevó conocía a Vox Dei.
¿Y cómo fue ese viaje?
El oficial nos decía: “no puedo creer esta situación. Yo que los voy a ver a todos los recitales, no puedo creer que los tenga que llevar. Cuando estábamos llegando, nos preguntó si teníamos hambre y como no habíamos comido, paró el auto, dejó el arma ahí al lado nuestro y bajó a comprarnos comida. Imaginate la confianza que tenía que nos dejó solos con el arma al lado. El sabía que no éramos delincuentes, teníamos porro nada más. Después cuando nos dejó, se despidió con un abrazo llorando mientras los compañeros lo miraban raro y nos dijo: “perdón muchachos”. Ahí estuvimos detenidos 15 días, llegamos a cantar dentro del centro de detención,yo con una criolla y el Negro Rubén con un bombo leguero. Cantamos “Presente” y veía a tipos pesados lagrimeando. La música es la entrada al alma. Después pasamos a Banfield y a los días nos largaron.
¿Y cómo zafaron?
Fue una época muy difícil, pero zafamos porque tuvimos un abogado muy bueno y éramos Vox Dei. Fuimos a declarar y al juez le dije para qué usaba el cannabis. Ahí nos dejaron libre. Recordar eso y ver ahora que se hizo un reconocimiento de las propiedades curativas de toda la planta de cannabis es muy importante.
¿Te informás sobre el cannabis?
Sí leo mucho y hablo con amigos cultivadores. Toda la planta tiene propiedades. No solo el cogollo, sino también las hojas y la raíz, si las tratás de cierta manera. Creo que si todos tuviéramos plantas en casa, se acabarían muchos problemas.