Muchas palabras e ideas que hace no tanto pertenecían a campos específicos de la espiritualidad o el misticismo, de la religiosidad o hasta de la magia, parecen estar teniendo una presencia cada vez más cotidiana. Y en esta época de acceso inmediato a información proveniente de lugares intermedios entre lo espiritual y el bienestar, entre el autoconocimiento y la salud, una de esas palabras claves es “canalizar”.
Hoy el hecho de recibir mensajes de forma directa desde alguna forma de fuente cósmica, dictada por todo tipo de entidades inmateriales, aparece como una posibilidad que ya no detentan sólo figuras especiales, religiosas o representantes de un saber mágico específico. Más bien suele ser mencionada, sobre todo en el agitado mar de las redes sociales, como una capacidad humana más, que ni siquiera emerge en ámbitos sólo místicos o ceremoniales.
Porque no sólo en la comunicación o promoción de experiencias de evolución personal o sanación integral, como pueden ser el “Reiki”, los “Registros Akáshicos” o las “Constelaciones Familiares” se exhiben mensajes aparentemente provenientes de “canalizaciones”. Tampoco se restringen a relatos sobre vivencias en ceremonias místico psicológicas con uso de enteógenos, donde puedan haber brotado sentencias de espíritus de la selva o contacto con fuentes etéricas de sabiduría.
Hoy, hasta en el campo de la creatividad estética, es usual encontrarnos con discursos que vinculen algunas creaciones o inspiraciones menos a la mera imaginación que a la posible “canalización” de mensajes provenientes de otras dimensiones, tarea que en otros tiempos parecía más propia de chamanes o mediums. ¿De qué hablamos, entonces, cuando hablamos de “canalizaciones”?
Reencantamiento mediúmnico
Si el escuchar voces fue durante mucho tiempo una imagen de desvarío mental en el mundo civilizado occidental, que mejor que contactar un profesional de la salud mental para indagar en cómo esta metáfora va perdiendo fuerza en esta época. Más aún a un psicólogo y psicoterapeuta como Alejandro Parra, que desde hace décadas viene expandiendo su mirada sobre los diversos estados de la conciencia humana.
Desde esos campos de interés llegó a crear en nuestro país, en los 90, el “Instituto de Psicología Paranormal”. Y con ese ímpetu indagador ha publicado recientemente, por editorial Almuzara en México y España, el libro “MEDIUMS: Introducción a la Diversidad de la Experiencia Espiritual”.
¿De qué hablamos cuando hablamos de “canalizar”?
La canalización es un estilo de mediumnidad laica, o sea no religiosa, donde la información que se comunica proviene de una fuente cósmica, o “virtual” en términos modernos, asociada a la idea de una entidad espiritual superior que permite la “bajada” de una revelación espiritual, conocimiento esotérico o alguna otra forma de saber no convencional.
Aunque la práctica se popularizó en los Estados Unidos, en el campo de la ufología, por ejemplo, los así llamados “contactados” con seres extraterrestres, comenzó en los años setenta y ochenta hasta hoy. Las canalizaciones requieren alguna técnica meditativa, silencio, recogimiento, “ensimismamiento” o, a veces, el trance con pérdida parcial o total de la personalidad del canalizador, para permitir la inoculación de la entidad comunicante con el permiso del médium.
Es difícil decidir si la información proviene de una entidad espiritual o del subconsciente del propio canalizador, pero los mensajes tienden a mostrar temas comunes, como la fraternidad, el amor al prójimo, la paz mundial o el inminente fin del mundo a menos que la humanidad siga los consejos morales para evitar la extinción.
¿Podemos decir que estamos viviendo una moda de la “canalización”?
En los últimos años hubo un “reencantamiento” de la mediumnidad, una perspectiva mas benigna de la condición de médium, que en el pasado era vista como un delirio, una alucinación o una forma de trastorno mental. Hoy día, el o la médium es un individuo más empoderado que ha encontrado, en este estilo de comunicación espiritual, una forma de contribuir a superar el duelo por la pérdida.
Esto transformó al médium en un aliado terapéutico, no una terapia en si misma, gracias al cual algunas personas encuentran un “celular” para comunicarse con sus seres queridos fallecidos. Creo que en nuestros tiempos de flujo y velocidad de la comunicación, la mediumnidad ha sido una forma desdramatizada de conexión, ya que el médium ha sido tradicionalmente visto como un alienado que requiere una transfiguración de su personalidad, a menudo envuelto en fraude y engaño.
En sentido amplio, la idea del uso de un psicotrópico parece ser la condición que requiere un agente externo, como una infusión o un hongo, para mejorar la calidad de la canalización. En cualquier caso, canalizadores y médiums que autoinducen la comunicación y chamanes que requieren de una sustancia, pueden ser vistos como agentes que requieren el mismo disparador para alcanzar sus visiones.
¿Cómo transitás la procura de verdad al pensar en lo que se ofrece como “canalización”?
No hay ninguna verdad establecida. Creo que estamos en un periodo de pos-verdad. De modo que establecer si la mediumnidad es o no “real” no es la pregunta correcta, tampoco preguntarse si la naturaleza de las revelaciones de los médiums provienen de un mundo espiritual, sino examinar al médium como persona, sus reacciones emocionales, su contexto social y cultural, el apoyo social y familiar y el modo en que interactúa con sus consultantes o dolientes.
Como psicólogo clínico, me preocupo por evaluar cómo impactan emocionalmente sus declaraciones en los dolientes que los consultan, en lugar de determinar de manera estéril si esas declaraciones tienen o no una fuente espiritual o paranormal. Por supuesto, muchos psicólogos e ilusionistas han acusado a los médiums de actores o farsantes, cuanto peor, de trastornados.
En un estudio reciente, encontramos que las declaraciones de los médiums eran potencialmente útiles para lidiar frente al dolor por la pérdida, pero además, las consultas tenían un rango de intereses: pedir perdón al fallecido o recibir el perdón del fallecido, comprender la causa de un suicidio, la reconciliación o reparación de una falta con el fallecido después de un periodo de peleas y discusiones, hasta conocer la clave de un celular por sospechas de infidelidad, o para recuperar una cuenta bancaria.
¿Qué dirías de la “canalización” y el uso de psicotrópicos?
La mediumnidad religiosa o las religiones mediúmnicas proscriben el uso de sustancias. Pero en los rituales chamánicos, como el Santo Daime u otros cultos espiritualistas amazónicos, se privilegia el uso de ayahuasca y otras plantas enteógenas como modos de conexión con el mundo espiritual. Consideran a esas plantas como “maestras” o “portales” porque inician en el camino espiritual o permiten adquirir saberes para curar, proteger o aliviar el dolor.
En sentido amplio, la idea del uso de un psicotrópico parece ser la condición que requiere un agente externo, como una infusión o un hongo, para mejorar la calidad de la canalización. En cualquier caso, canalizadores y médiums que autoinducen la comunicación y chamanes que requieren de una sustancia, pueden ser vistos como agentes que requieren el mismo disparador para alcanzar sus visiones.
En contraste con algunas “canalizaciones” en auge, las religiones de origen africano basadas en el contacto con entidades espirituales suelen sufrir todo tipo de discriminaciones…
Visité Brasil en varias ocasiones y me sorprendió la seriedad y estilo de prácticas de algunos templos de descendencia africana. Pero en Argentina, este estilo de mediumnidad religiosa, nativa de Brasil, ha caído en descrédito. Expresiones populares como “me hicieron una macumba” significan un daño o brujería en Argentina, pero en Brasil la “macumba” es un rito común de la población brasilera.
Hoy día, en lugar de la Iglesia católica, sus principales enemigos son las iglesias pentecostales, quienes procuran extinguir o desplazar a los ritos africanistas en Brasil. En Argentina, por desgracia, he visto muchos cultos que carecen de todo filtro para evitar individuos con trastornos mentales, incompetentes o estafadores.
La “canalización” suele asociarse también con el campo de la creatividad estética…
En efecto, hay un buen segmento de la mediumnidad y de su historia que nos conectan a otros campos que en el pasado estaban olvidados, por ejemplo, la creatividad. El arte “outsider” ha encontrado en las pinturas mediúmnicas de fines de siglo XIX hasta el linaje de pictografías mediúmnicas de algunos brasileros un campo fascinante cuya pregunta principal es: ¿acaso los médiums pueden ser artistas reprimidos? Incluso aplican a casos de médiums brasileros como Chico Xavier y Divaldo Pereira Franco, que han escrito docenas de libros. Exhibiciones de fotografía mediúmnica en museos y salones de arte modernos llaman la atención de tanto en tanto o el estudio de las terapias magnéticas y fluídicas de los médiums son de interés para médicos y psiquiatras.
¿Te ha pasado de sorprenderte con ofertas extrañas de “canalizaciones”?
Hay formas bastante, digamos, excéntricas que están surgiendo recientemente, por ejemplo, la mediumnidad animal y la comunicación interespecies, donde algunos médiums ofrecen un servicio de comunicación con mascotas fallecidas así como canalizadores de hadas, duendes, gnomos y otras entidades elementales. Hace unos años me visitó una mujer que decía que recibía mediúmnicamente, sin saber ella nada de gastronomía, las recetas de cocina de su abuela fallecida. Es un territorio fascinante, que cuestiona nuestros límites culturales, psicológicos y sociales.
Canalización: el sentido común
Dentro de las comunicaciones en redes sociales de sus investigaciones, Alejandro Parra suele compartir transmisiones en vivo de conversaciones sobre distintos tópicos en torno a la mediumnidad. nombre espiritual al tiempo que con Medium Leonardo, a quien asegura respetar por considerar que “se maneja con criterio y rigor”, además de aclarar que ha tenido constataciones personales de sus capacidades mediúmnicas. Incluso lo ha mencionado en alguna entrevista, como uno de los mediums argentinos que más lo han sorprendido.
En sus redes, este “médium parlante y psicógrafo, constelador familiar, practicioner de Programación Neurolinguística y lector de vidas pasadas”, como se autopresenta, el médium comparte artículos periodísticos o videos de noticieros donde ha sido consultado sobre enigmas dentro de casos policiales. También hay links directos a libros suyos, donde ha expresado lo esencial de su tarea: “Como médium, contacto espíritus, esa energía que nunca muere, pues no hay muerte de espíritu, si hay muerte física. El espíritu que esta con Dios, es amor. No les molesta que se los llame e invoque”.
¿Qué dirías que es canalizar y qué diferencias hay con el ser médium?
Propiamente canalizar significa conectar con ángeles o maestros ascendidos. Mediumnizar es conectar con el mundo de los espíritus, tanto entidades encarnadas como entidades desencarnadas.
¿Qué sentís sobre estos tiempos y el uso que se le da a la palabra “canalizar”?
Si bien es cierto que el vocablo inglés “channel” significa canalizar, lo utilizan tanto para “canalizar” como para “mediumnizar”. Quizás se utilice por no tener mucho conocimiento acerca de esto propiamente. Pero, en definitiva, todo en este rubro es “canalizar”, porque se está recibiendo energía a través de un canal de luz o a través de un ser que se desee manifestar.
Muchas personas no entienden qué les está pasando, tampoco investigan y usan palabras que están en boga. Y a través de estas personas o personajes, se expande el uso de la palabra “canalización”, que hay que ver si es correcto o ético. Entiendo que hay un uso bastante desmedido y banalizado. Si bien es cierto que todo el mundo puede “canalizar”, tenés que ver con qué motivo y para qué hacerlo. Tampoco es comprar un curso o ver un video de YouTube y decir “Listo, ya canalizo”. Esto requiere de muchos procesos, tanto entender las energías y la forma en que están en tu cuerpo, como de por qué querés hacerlo.
A veces se le da un uso desmedido, sin entender lo que verdaderamente significa. Entonces muchas personas inexpertas podrían intentarlo y fracasarían, porque hay que tener constancia.
Para un acercamiento a este camino recomiendo sapiencia, o sea sabiduría, paciencia y constancia. Los riesgos que he visto están en creérsela mucho. Hay un ego espiritual por el que las personas se sienten dioses en la tierra.
¿Creés que se le puede estar quitando valor o potencia al tema de “canalizar”?
Se habla de “canalización” sin estudios. sin conocimiento previo de cómo utilizarla correctamente, sin saber hasta dónde se puede llegar y todo lo que significa. Se toma muchas veces el concepto de personas que. en algunos casos, son famosas, pero no saben nada y repiten como loros lo que es “canalizar” y nunca han pasado por una experiencia. Pero también están los que han pasado por una experiencia y piensan que ya se la saben todas. Entonces se va banalizando.
¿Todas las personas pueden despertar estas capacidades? ¿Qué caminos de acercamiento recomendarías y cuales sentís que pueden ser riesgosos?
Considero que todo el mundo puede “canalizar”, porque de una u otra manera lo estamos haciendo. Y no quiere decir que esto tenga que ver con algo espiritual. Hay personas que llaman a esto “sentido común”, uso apropiado de conocimientos, tanto adquiridos o innatos.
Desde mi punto de vista, no sólo está el don de tratar de conectar con espíritus, también tenemos otro tipo de dones: el que escribe un libro, el que juega la pelota, el que juega al golf y el que pinta. Está conectado con un mundo superior.
Para un acercamiento a este camino recomiendo sapiencia, o sea sabiduría, paciencia y constancia. Los riesgos que he visto están en creérsela mucho. Hay un ego espiritual por el que las personas se sienten dioses en la tierra.
¿Cómo se puede distinguir cuando algún contenido es “canalizado” y cuando puede ser una inspiración o algo que viene del inconsciente?
Con esto de ver si algún contenido es canalizado o inspirado, muchas veces es difícil saberlo. Desde mi experiencia, siento que los espíritus nos inspiran a ciertas tareas. En mi caso, cuando escribo un cuento, siento que son los mismos espíritus los que me inspiran al hacerlo, cuando los estoy canalizando. Converge en una línea muy fina. A veces es casi imposible de detectar, porque podés pensar que viene del inconsciente o que tiene que ver con partes primitivas de nosotros.
¿Qué dirías a las personas que se sientan llamadas a explorar estas zonas?
Lo que le diría a las personas que deseen recorrer este tipo de llamado a conectar con espíritus, es que vayan investigando cuál es el don que vienen a desarrollar en la Tierra. Pero para eso hay que prepararse. Y, obviamente, tampoco hay que dejar de ir al médico o al psicólogo. Muchas veces uno cree que por ser espiritual nada nos va a pasar en el cuerpo y en la mente. Entonces, es muy válido el buen apoyo de un psicólogo.
Yo tengo una psicóloga, que es de diez, que me ayuda muchísimo a abordar esto desde otro punto de vista. Y lo mismo ayuda hacer “Constelaciones Familiares”, “Biodecodificación” e inclusive hasta “Programación Neurolinguística”. Hay que investigar cómo puede uno desarrollar el don. Hay muchísimos métodos y vamos a sentirnos acordes con uno o con otro.
Hay que entender que al sentirte atraído tenés que ver en qué clan naciste. Porque muchas veces esto es reprimido. Y también hay que buscar gente sincera y honesta, que te pueda apoyar en ese crecimiento. Porque, tarde o temprano, lo vas a tener que realizar. Es una energía que te tira para adelante. Vas a tener que decidir qué vas a hacer con tu vida. Y con esto.
Reencontrar referentes
Hombre que une en sus tránsitos existenciales los saberes sobre la mente humana provenientes de la visión académica occidental con la sabiduría ancestral de su linaje originario, Juan Acevedo Peinado sabe colocar en sus reseñas biográficas tanto su título de psicólogo clínico por la Universidad Nacional de Rosario como su ser descendiente de una larga línea de payés guaraníes.
También navegan juntos el haber cursado estudios de Medicina y Antropología con sus aprendizajes con “Maestros Vegetalistas amazónicos, peruanos y de diferentes partes de la Argentina”. Todos estos andares confluyen en su último libro, “Hongos sagrados. De la sabiduría ancestral a la ciencia de las microdosis” (Editorial Grijalbo), donde dedica un buen espacio al compartir toda una información vivencial, fruto de lo que describe como su contacto con entidades no humanas, con las que testimonia haberse contactado a través de un uso consciente y amoroso de hongos.
De una extensa conversación sobre el libro, publicada en THC, un fragmento inédito llega ahora como poderoso final para este camino por los sentidos totales del “canalizar”.
La posibilidad de tener contacto con otras conciencias no humanas parece ser una especie de moda. Desde todo tipo de ámbitos se habla de estar “canalizando”.
Sí, todo el tiempo. Yo me río. Lo digo siempre, entre amigos: “Hoy contactás hasta con la taza de chocolate caliente”. Y decís: “Me pulsó, me vibró, lo canalicé, me habló, me comunicó”. Pero voy a poner esto en dos terrenos.
Primero, creo que el tema de la canalización, el tema de la comunión, la lectura de una realidad ampliada, es histórica, desde el inicio de humanidad hasta la actualidad. Y también hay que tener en cuenta que nuestras sociedades se han transformado en sociedades más esquizofrénicas. Y eso lo digo como psicólogo.
En una época se decía que nuestras sociedades eran neuróticas, ahora hemos pasado a sociedades como mínimo borders, que a veces se descompensan. Recuerdo un tema de King Crimson: “Hombre esquizoide del siglo XXI”. Creo que Robert Fripp lo anticipó, porque realmente tenemos esa cuestión: es una sociedad alienadísima, al 100 por ciento. Este fenómeno, que antaño era algo mucho más serio, que podía ser estudiado, hoy es normal. Y se transforma en una comunicación intrascendente. Las comunicaciones trascendentes, si las hay, son muy pocas.
Hoy justamente estamos sobre la pista que chamán no era quien quería, sino quien podía, porque hay elementos de la morfología de nuestro cerebro que remiten posiblemente a un linaje.
¿Por qué lo decís?
Yo estudio el discurso de muchas de estas personas que nos traen estos mensajes de amor, pero me doy cuenta que es un amor vacío. Parece que es un amor de máquina, como un reciclado de palabras, un refrito de conceptos que vienen desde los 70, de la época de la New Age en adelante, pero con una verborragia de una capacidad increíble: pueden estar frente a una cámara para Instagram durante 10 minutos sin decir absolutamente nada, un vacío atroz.
Entonces, cuando hablamos del tema de la “canalización” o el tema del “contactismo”, pongo esto de manifiesto: “Chicos, a ver uno que traiga un mensaje que valga la pena, o mejor la alegría”. Creo que son todas situaciones que han ido cayendo en un vaciamiento. A todo el mundo le puede pasar, pero el problema es cuando a todo el mundo le pasa. Y no hay un mensaje que se asemeje al otro. Salvo el vacío.
Antes la figura que recibía los mensajes espirituales tenía que ser determinada persona de la comunidad, que vivía un proceso previo de preparación para llegar a hacerlo o incluso hasta pertenecer algún linaje…
Hoy justamente estamos sobre la pista que chamán no era quien quería, sino quien podía, porque hay elementos de la morfología de nuestro cerebro que remiten posiblemente a un linaje. Cierto tipo de personas tienen mayor capacidad para distinguir entre las realidades ordinarias, de mayor consenso, y otras partes adyacentes de la realidad.
Tal vez con la figura occidental del sacerdote como modelo crítico, se ha visto como posible manipulador a cualquier figura que medie entre el mensaje y la comunidad. Y en esta época pareciera que todo el mundo puede ser chamán o brujo…
Mucha gente cree que esto es bonito. Por cierto, si le preguntás a la persona que le pasa no te lo describa como tan bonito. Pero como para muchas personas lo es, se fue accediendo muy lentamente, pero metódicamente, a lo que yo llamó el proceso de “anomia espiritual”. Y creo que el hecho de esa duda sobre el referente hizo que, de alguna manera, al estandardizar esa figura, sobre todo a partir de las redes sociales, todo el mundo sea referente.
Hoy todo el mundo tiene derecho a la opinión. Entonces, esa muerte del referente hizo que todo el mundo pueda saltar a la palestra, para ser el contactado o el emisario. No lo digo como una crítica, lo digo como una lectura. Levantás una baldosa y aparece un chamán que convida algo. Y es toda gente joven, la mayoría no llega a los 30, con muy poca experiencia de casi todo, sobre todo de vida.
Entonces, creo que el resurgimiento de la figura del referente es necesario. Debemos tener nuevamente referentes, para ciertos temas y para ciertas cosas. Creo que es totalmente necesario. Necesitamos voces adultas, con experiencia, que nos permitan hacer una relectura de estas cosas.