Para 1974, ya con cuatro discos editados bajo el sello Polydor, el músico carioca Tim Maia encarnaba como nadie en Brasil el espíritu de la música negra norteamericana. Tanto en el poder de su voz, como en la claridad con que en su cabeza sonaba lo que cada instrumento de la banda tenía que tocar, el soul y el funk encontraron en su música una renovación sincrética de estos géneros, intervenidos a lo largo de esos primeros vinilos con condimentos de brasilidad, como pueden ser los mundos del samba o hasta el forró nordestino.
La identidad de ese banquete sonoro estuvo siempre en la verdad emocional que Maia lograba transmitir en sus exaltaciones de las glorias del amor o los dolores de la pérdida afectiva. El sello RCA Víctor, por entonces, supo valorar esa capacidad de conexión visceral y lograron que el músico dejara su sello para firmar con ellos un contrato para hacer un disco doble. Le adelantaron una buena cantidad de dinero y tuvieron confianza absoluta como para darle total poder de decisión sobre la obra final. Sólo tenía que cumplir con ciertos plazos de entrega del material, para que el sello lo distribuyera y comercializara.
Todo por un libro
Como solía ser su método compositivo habitual, muchas veces las letras podían quedar para el final, luego de que la música en sí misma estaba llevada a su punto justo, ese lugar donde el sentido mismo de esa estructura quedaba plasmado en grooves irresistibles, para bailar o ser presa del hipnotismo en emociones sensuales o afectivas.
Pero algo pasó en el lapso final de las grabaciones, cuando la vida de Tim Maia se vio impactada por el ideario existencial de “Cultura Racional”, un movimiento místico esotérico creado en 1935 por el médium umbandista Manoel Jacintho Coelho. La abducción fue total y parece haber comenzado en una visita que Tim le hiciera, en estado de expansión mescalínica. al violinista de su banda Tiberio Gaspar, en cuya sala encontró uno de los primeros volúmenes de “Universo en desencanto”, libro donde Coelho dice haber usado sus capacidades mediúmnicas para captar enseñanzas provenientes de otros planos sobre el origen de la vida y la manera en que la humanidad puede evolucionar energética y espiritualmente, al salir de una especie de encantamiento que nos mantiene en estado de gran involución y engaño.
Del mismo modo, mega apasionado, con que en alguna oportunidad había llegado a repartir LSD entre una buena parte del personal de su antiguo sello discográfico como regalo de elevación perceptiva, Maia quiso contagiar de verdad a su banda. Les pidió que vistiesen de blanco y dejaran el consumo de toda sustancia excitante del alma y los sentidos, incluyendo su hasta entonces siempre presente “maconha”. Con ese mismo ímpetu, le dio libros del movimiento a su banda e hizo que la doctrina se impregnase por todas las letras de las canciones.
Ese fue el material que entregó, a tiempo y forma, a la gente de RCA. Pero la reacción fue tan absoluta y radical como lo había sido la transformación mística del músico: vieron como inaceptable el viraje temático del disco, dieron de baja el contrato y aceptaron una oferta del músico para comprarles todas las cintas de las sesiones.
La vida conversa
“Tim Maia Racional Vol I & II” fue editado en un sello independiente de Tim Maia, SEROMA, bajo el cual encaró una distribución de escalas humanísimas, que encaraba personalmente, junto a sus músicos y a miembros de la comunidad religiosa, que tomó a esta obra como parte de su acción difusora. En esta fase, el músico llegó a vender una buena parte de sus pertenencias y junto a su familia pasó a vivir dentro de la comunidad, donde asistía a lecturas comunitarias del libro sagrado, que se veían como claves para el proceso de sanificación de las energías negativas. Su vida conversa, alejada de sus antiguas y viscerales hábitos integrales de consumo, tanto de comida como de sustancias psicotrópicas, alimentó también artículos en prensa gráfica y televisiva, que lo llegaron a llamar “gurú”, en sentido más irónico que valorativo.
El desconcierto no fue sólo de la prensa, sino de mucho del gran público, que no terminaba de entender el viraje místico. Y si bien en esos años hubo obras contemporáneas de contenido espiritual, como la alquimista “A tábua de esmeralda” de Jorge Ben, nadie parece haberse comprometido de la forma en que lo hizo Tim Maia con un credo específico. Llegó a vender los discos, junto con los libros del movimiento, hasta yendo puerta a puerta, al mejor estilo de todo tipo de devotos religiosos, lo que debe de haber generado más de una sorpresa. El primer volumen tuvo ventas de cerca de 40 mil ejemplares y el segundo cerca de 20 mil, números nada despreciables, pero bien lejanos de lo que venía vendiendo en su fase previa.
Bitácora de escucha
El volumen I se abre con “Imunização Racional (Que Beleza)”, un reggae gospel, impregnado de éxtasis devocional, celebra las bondades de estar en ese estado de percepción grata del existir, al “ver todo claro en lo oscuro”. Todo es mínimo y contundente: una pocas notas justas de piano, un riff contagioso de vientos y una guitarra jamaiquina filosísima, para convencernos del nuevo modo, feliz y calmo, de ver todo.
A capella y con total convicción, la viñeta “O grao mestre varonil” cultúa la existencia del líder del movimiento, a quien llama “hombre sabio y profundo” y “misionero de la pureza”, antes de que llegue “Bom senso”, declaración pública de un converso, que explica como sufrió en el mal camino, hasta que el libro sagrado llegó a sus manos. El tono funky soul a la brasilera le viene de maravillas a la voz convincentísima de Maia. El modo en que, en el cierre de sucesivas estrofas, los vientos, las cuerdas y la guitarra eléctrica desarrollan discursos épicos justo en la enunciación de su redención hacen parecer a esta letra la única posible para esta música, que incluye un sermón, al final, invitándonos a ser parte del camino.
Nuevamente a capella, otra viñeta aparece, en “Energía Racional”, para anunciar la subida a la colina mística, para ver desde lo alto “la verdadera luz de la humanidad”. Desde esas alturas brota “Leia O Livro Universo Em Desencanto”, una poderosa balada soul, con pulso de guitarra reggae, para construir la prédica más amorosa y sensual hecha alguna vez para un texto espiritual. Toda la construcción es placentera: colchones de cuerdas vibrantes donde gozar eternamente del amor, metales de que le dan un marco dorado a la pintura amorosa sobre el camino del conocimiento. Podría ser kitsch, pero es todo tan perfecto, que la ironía prefiere quedarse afuera del disfrute.
En “Contacto com o mundo racional” Tim da un paso más, entre paradojal e integrador. Y nos lleva a vivir con un pico de sensualidad el ingreso a un nivel hondo de espiritualidad. La voz de Maia, montada en las magias sutiles minimalistas del bajo, la guitarra y la batería en plan balada sexual a la Motown, canta en susurro lubricadísimo las bondades de entrar en contacto con ciertas energías. En ese refinado vibrar estamos, cuando un hi hat insistente nos monta en un viaje veloz, con frases de metales que le dan épica al viaje de “Universo em desencanto”, donde las cuerdas dibujan una felicidad funk hollywoodense. El paisaje sonoro es el de un estado de enamoramiento, pero no de una persona, sino de un mundo espiritual encontrado. El cambio repentino de ritmo en el estribillo, ralentado y dramático, ilustra la necesidad de no marearse por el bienestar repentino al iniciar un camino de transformación, porque nos puede pasar de todo en el tránsito del cambio.
En “You dont know what I know”, ultima viñeta a capella, el predicador Maia cuenta en inglés las bondades del ideario racional, para acceder a la verdad suprema. Si el idioma ya nos llevaba al pasado adolescente de Tim en Estados Unidos, donde llegó a ser parte no sólo de bandas musicales, sino de genuinas pandillas juveniles con las que tuvo serios problemas legales, todo en “Rational Culture” nos lleva a vivir esa picantez de vida callejera urbana presente el funk. Y terminamos, en trayectoria espiral kundalínica, en un caldero sabrosísimo, en el centro de nuestra propia sensualidad. Todo esto mientras el pastor Maia canta y predica en inglés sobre dominar el mundo, en un estilo que trae ecos de la resistencia cultural black power de la época. Tal vez ese haya sido un germen de la letra, aunque lo que el sermón indica finalmente que leamos el libro, para no perder más el tiempo. Y saber la verdad.
Segundo volumen
“Quer Queira, Quer Não Queira” abre el segundo volumen racional, con un sabor afrolatino rocker funk, con un modelo sonoro posible de rastrear en Santana, tanto en las congas como en el soleo serpentario de la guitarra. El pastor victorea exaltado a la cultura racional y los caños le dan un marco enérgico, potencian su certeza, mientras el piano eléctrico mantiene un fuego constante y le habla al plexo solar. El solo de guitarra, entonces, anuncia un punto más en la exaltación festiva de este verdadero banquete devocional.
En “Paz interior”, una especie de samba soul gospel, el predicador da otro testimonio de lo bueno que fue dejar las locuras de su pasado para disfrutar de un presente más sano. Toda la música es feliz. Las cuerdas agregan emoción a la enunciación y los brasses aportan el mantra, con frases cortas y esperanzadas. Es un preámbulo ideal para el corazón del disco: “O caminho do bem”. En un clima santanesco, con un piano eléctrico con aires de Ray Manzarek de los Doors, la buena senda acaba siendo un lugar lúdico. El lema es anunciado por la voz, el bajo y la batería en sintonía rítmica, en clave de llave divertida para comprender el poder satisfactorio del bien. La canción funciona como un funk meditativo, que puede remitir a la sensación de andar suave en moto por una ruta, sin hacer demasiado ruido. La guitarra da una clase de síntesis del alma funk. La voz del predicador recita con dulzura. Y la unión de los músicos es una bendición del swing humano.
“Energía Racional” se monta sobre un groove soul funk, urbanísimo, de película de acción, con calor animal. La voz doblada de Tim. Áspera y rugiente, repite el lema de la verdad encontrada en las altura que había sido viñeta en el volumen I. El tono guerrero álmico se mantiene en “Que legal”, un funky rock latino donde el predicador continúa su sermón doctrinario. Y sensual.
El Maia más suave aparece en “Cultura racional”, como si las motos de la pandilla espiritual hubiesen parado los motores y descansasen en un valle lleno de flores. Es una balada pastoril, con aires de la psicodelia más folk, que habla de paz y unión entre las personas. Ese espacio calmo se mantiene en la balada campestre pop “O Dever de Fazer Propaganda Deste Conhecimento”. Con cierto carácter ingenuo en la melodía y en todo el tratamiento sonoro, Maia nos dice que hay algo natural en querer esparcir el bienestar conseguido.
En “Guiné-Bissau, Moçambique e Angola Racional”, Tim Maia se monta en el rescate africanista de los tiempos del poder negro en auge en los 70. Y en un pico de su poder vocal, la estructura funky med tempo combina estos sentires con la doctrina del desencantamiento racional. La música y el tono es convincente, aunque la metáfora no deja de ser un tanto ingenua. Eso sí, en nada le quita el disfrute que provoca la fluidez total en que hablan los instrumentos.
El final llega, como en el inicio del volumen I, con una versión alternativa de “Imunização Racional (Que Beleza)”, más enérgica, como si luego de todo el recorrido estuviésemos más seguros, con más corporalidad en juego en la contemplación de las cosas como son. Los brasses y la guitarra son impetuosos, un poco ásperos, pero también bondadosos. El leimotiv melódico, al final, se repite para conducirnos, hipnóticamente, al anochecer de un día, espiritualmente, agitado.
Las verdades fundamentales
Luego de 17 meses devocionales, diversas dificultades económicas y emocionales, además de una progresiva desilusión por la santidad de la figura fundante del movimiento, llevaron a Tim Maia a querer a tener una salida tan pasional como había sido su ingreso. Entre las acciones desmarcantes, hubo declaraciones despechadas a la prensa sobre “Cultura Racional” y trató de que desaparecieran de la Tierra toda huella material de su tiempo de fé, sobre todo de los discos editados.
Claro que el tiempo quiso otra cosa. Porque terminaron convirtiéndose en los vinilos más codiciados y cotizadísimos por parte de todo tipo de coleccionistas, que fueron apreciando su carácter de piezas vinílicas rarísimas, provenientes de un período que muchas veces se vio como más oscuro que luminoso en la vida del gran soulman brasilero.
Haya o no revelación de verdades fundamentales en “Tim Maia Racional”, creamos o no en la chance de purificarnos para tener contacto con entidades espirituales que además puedan vincularse con seres extraterrenos y objetos voladores no identificados, la historia de la música popular occidental grabada nunca dio un disco devocional con tanta belleza e intensidad como este.
Sea como sea, Tim Maia cantó en esta fase con una cualidad diáfana única en su vida. Y estas grabaciones tienen uno de los registros más valiosos, en la carrera en sí del músico brasilero pero también en el desarrollo global del funk a nivel global, por la forma en que estos discos terminaron siendo la manifestación sonora de una comunicación profunda a través de la música. Y esto más allá de toda la idea de limpieza, porque la forma cuasi telepática en que todos plasmaron un discurso sonoro fluido y sensual, gestado en un ambiente plagado de psicotrópicos y amor al sonido, puede ser un hecho absolutamente espiritual. Y hermosamente terrenal.