El uso de cannabis medicinal por parte de madres, padres y adultos que crían se convirtió en un tema de creciente interés en la comunidad científica. Un estudio recientemente realizado en Nueva Zelanda reveló que aquellas madres que tuvieron acceso a productos de cannabis con fines médicos, reportaron mejoras en su calidad de vida y en su capacidad para desempeñar su rol parental de manera más efectiva.
Según la conclusión de la investigación, publicada en la revista Drug and Alcohol Review, las mujeres que participaron en el estudio encontraron en el cannabis una herramienta para manejar afecciones de salud y para sobrellevar el estrés cotidiano de la crianza.
Los hallazgos sugieren que muchas madres utilizaron el cannabis medicinal para tratar síntomas de ansiedad, endometriosis y artritis, entre otras afecciones. Al reducir sus niveles de dolor y estrés, lograron ser más pacientes y estar más presentes con sus hijos. Este beneficio se reflejó en la mejora de la interacción con sus pequeños, quienes recibieron una crianza más empática y menos marcada por la irritabilidad de sus madres.
La investigación se basó en entrevistas a 15 madres que habían usado cannabis con fines médicos en el último año, ya sea con receta médica o a través del mercado ilícito. De estas, el 46.6% fumaba la sustancia, mientras que un 40% la consumía en forma de comestibles, un 26.6% usaba aceites, un 20% la vaporizaba, un 6.7% la preparaba en té y otro 6.7% empleaba tópicos.
Sin embargo, el acceso a estos productos no era sencillo. Más de la mitad de las participantes (53.3%) obtenían el cannabis de manera ilícita, mientras que solo un 13.3% dependía exclusivamente de productos recetados.
A pesar de los beneficios reportados, las madres enfrentaban obstáculos considerables, como los altos costos de los productos legales y el estigma social asociado al consumo de cannabis. Muchas de ellas optaban por usar cannabis en horarios específicos, generalmente después de haber cumplido con sus responsabilidades parentales. Algunas madres incluso evitaban el uso de cannabis por largos períodos para minimizar cualquier posible impacto en su crianza.
Un punto importante de la investigación fue el enfoque sobre la comunicación con los hijos respecto al consumo de cannabis.
Las madres adoptaron tres estrategias principales para normalizar su uso: compararlo con otros medicamentos convencionales, enfatizar sus beneficios terapéuticos y presentarlo como un producto natural con propiedades curativas. La mayoría coincidió en que ocultar su uso podría contribuir a la desinformación y reforzar los prejuicios existentes. Sin embargo, algunas madres se mostraron cautelosas sobre la cantidad de información que debían compartir con sus hijos más pequeños, por temor a confundirlos o abrumarlos con demasiados detalles.
El estudio también abordó las preocupaciones legales y los riesgos percibidos por las madres. Algunas de ellas, especialmente aquellas de origen europeo, mencionaron que su condición racial les otorgaba cierto privilegio frente a posibles consecuencias legales.
En contraste, una madre de origen maorí destacó que los altos costos del cannabis medicinal legal dificultaban el acceso para su comunidad, obligando a muchos a recurrir al mercado ilegal. Asimismo, las madres solteras manifestaron temor de que su consumo de cannabis fuera utilizado en su contra en disputas de custodia, lo que las llevó a considerar la transición hacia productos legales para evitar problemas legales.
A pesar de la muestra reducida del estudio, los hallazgos reflejan una tendencia global hacia la normalización del cannabis medicinal en la crianza, así como la necesidad de políticas que faciliten el acceso a estos productos para quienes los necesitan.
La investigación resaltó también la importancia de establecer parámetros claros para el uso responsable del cannabis en el contexto familiar y la necesidad de diálogo con los profesionales de la salud sobre su consumo. Con una regulación más accesible y una mayor educación sobre el tema, muchas madres podrían beneficiarse del cannabis medicinal sin los riesgos asociados al mercado ilegal o la estigmatización social.