La leyenda continua: se viene una nueva edición de la Convención Cannábica Del Plata

De evento clandestino a convención a puertas abiertas, la Convención Cannábica Del Plata es la reunión cannábica más antigua de América Latina. Y en el mes de Julio se celebra una nueva edición.

De tuppers y campeones

Por sus podios y jurados pasaron gran parte de quienes hoy forman la industria cannábica argentina, desde la creación de genéticas a la fabricación de productos especializados. Fue el primer encuentro cannábico en unir dos generaciones de cultivadores: los que habían aprendido a los tumbos, esquivando los mitos urbanos a prueba y error, y quienes hicieron de internet y las primitivas tecnologías de la época su escuela.

Eran tiempos de desconfianza y paranoia: en internet se usaban apodos, en la vida se escondían las plantas. Para llegar a la copa se entregaba una muestra de diez gramos y el día del evento se recibía el punto de encuentro por mail. Y una vez allí se abordaba un micro que trasladaba a los asistentes a algún lugar secreto de CABA donde el evento estaba listo para recibir a los asistentes.

“Creo que la idea principal fue juntarnos y generar un espacio para estar al menos ese día en un lugar donde nos sintiéramos cómodos y entre amigos que compartían este mismo hobby de cultivar marihuana” cuenta a THC Adrián, también conocido como Argentino, fundador y organizador de la Convención Cannábica Del Plata.

“Luego derivó en la competencia, en las charlas y talleres y en el resto de las actividades que se sumaron ya en el segundo año de existencia” continúa Adrián.

¿Cómo era la cultura cannábica en los primeros años de la Convención?

-Era bastante nula en el país salvo casos aislados. Los que queríamos indagar más en el tema teníamos de referencia a España y a sus foros en castellano de donde podíamos juntar información y tener un ida y vuelta con cultivadores y criadores más experimentados.

Para la segunda edición ya invitaste gente que no conocías. ¿Cómo fue la convocatoria?

-La primera convocatoria al evento fue desde el foro de la página marihuana.net ya que ni siquiera el Cannabiscafe tenía una sección latinoamérica, mucho menos Argentina. Así que la información fue saliendo de chatear con todos aquellos personajes que me encontraba en ese foro.

De 10 a 50, de 50 a 100. En paralelo a la conocida en aquel entonces como Copa Del Plata, cada vez más personas decidían empezar a cultivar cannabis. Entre el año 2000 y el 2010 el movimiento cannábico experimentó un proceso de expansión silenciosa, pero incontenible. Se comenzó a organizar localmente una edición de la Marcha Mundial de la Marihuana, aparecieron revistas especializadas, el fallo Arriola puso en debate el anacronismo de las leyes sobre drogas en Argentina.

Convención Cannábica Del Plata: El jurado inesperado

Sin quererlo, la Copa Del Plata se convirtió en un diagnóstico de la calidad del cultivo en la región. Desafiando la prohibición, con cultivadores de distintas provincias de Argentina y países limítrofes, en las muestras presentadas comenzó a reflejarse el crecimiento de un fenómeno que ya era imparable.

“Los cultivadores mejoraron sus técnicas, el mercado se llenó de productos y tecnología que facilita a muchos poder sacar una buena calidad” reflexiona Adrián. “La cantidad de información y la rapidez de las redes mejoraron mucho el mercado a comparación de hace 10 años atrás”

¿Qué panoramas se ven cuando tenés 50 o 100 muestras de cultivos diferentes?

Es una especie de control de calidad, ya que presentan muestras de todas las latitudes del país y se pueden hacer comparaciones a través de los años. Podes ver las genéticas que estuvieron de moda, las que fueron entrando al país y en qué periodos. Y a su vez se ven variaciones en los gustos del común de los cultivadores, en el aroma y en el sabor.

Un gran ejemplo fue alrededor de la décima edición, se notó un cambio importante en la manera de fertilizar. Por el 2015 comenzaron a entrar fertilizantes y las góndolas se llenaron de productos nacionales como importados y comenzamos a notar un serio problema en esos años con exceso de fertilización. El pico fue en 2018, donde nos pusimos realmente firmes y descalificamos a todo lo que tenga sobrefertilización. Además tratamos de dar buenas devoluciones por parte de los jurados para que los cultivadores mejoren esos errores que a veces tienen.

¿Cómo se elige a los jurados? ¿Cualquiera puede catar?

La definición de los jurados nunca fue fácil. Al principio éramos nosotros mismos votando nuestras propias muestras. Ya para el tercer año se puso un jurado ajeno a la competencia para no tener inconvenientes, peleas y demás.

Es importantísimo saber que no hace falta ser el mejor productor de cogollos para ser un buen catador. Es uno de los errores que cometen la mayoría de las copas en el país. Un ejemplo claro es en el mundo de los vinos, donde los biólogos llaman a un sommelier para que pruebe sus vinos y les diga su impresión.

Siempre queda lugar para aprender…

En las primeras épocas no había nada, lo que había que tener lo tuvimos que generar nosotros mismos y eso es lo que se fue haciendo con el tiempo. Sacándonos dudas mutuamente.  Creo que hoy por hoy seguimos en ese camino para que con el tiempo logremos tener una especialidad como sommeliers cannábicos. Hay mucho que aprender aun.

¿Cómo evolucionó el evento cuando se abrió la movida y comenzaron a surgir otras opciones?

Una de las cosas que me llevó a cambiarle el nombre de Copa a Convención fue la gran cantidad de eventos que estaban utilizando la palabra copa para hacer reuniones sin ningún contenido más que juntarse a fumar. Comencé a indagar para donde iba el concepto de la juntada, recorrí convenciones por el país y me di cuenta que eran más parecidas a las convenciones de hobbistas.

Eventos como la ComicCon, RetroGamers, los tatuadores. Son eventos donde hay competencias pero no es lo que convoca. Eso es lo que estaba generando hace dos décadas y no una simple reunión de fumones. Ahí cerró todo el concepto, cambiarle el nombre y abrir las puertas al público general, cosa que en 20 años no se había hecho nunca.

De Copa a Convención: ¿20 años al borde de la legalización?

Conel pasar del tiempo, los avances en las regulaciones permitieron el crecimiento de la industria cannábica, primero en forma de growshops y tiendas de cultivo, luego criadores, productores de semillas y esquejes y hasta fabricantes. Esa industria encontró en las copas el ambiente perfecto para obtener reputación para sus productos, algo difícil de conseguir mediante el marketing tradicional de cualquier producto comercial.

“Hay que aclarar que durante 15 años el evento fue principalmente apoyado y sponsoreado por marcas europeas y sudamericanas que elaboraban productos prohibidos acá en nuestro país” recuerda Adrián.

“Hoy por hoy, la cantidad de empresas facilita un poco la producción del evento, pero las dificultades siguen siendo muchas.” concluye.

¿El contexto político y social ayuda a que el evento sea más abierto que en otros años?

El contexto legal siempre influyó en el evento, así como la realidad económica del país. Se puede decir que hace 24 años venimos a los tumbos con ese tema. Para el usuario adulto no cambió en nada, se puede notar más aceptación y tolerancia social. Pero al mismo tiempo hay una realidad mundial y un cambio generacional que se fue dando de a poco. Hay un poco menos de paranoia, eso sí.

¿Creés que se va a terminar legalizando la marihuana en Argentina? 

Es una utopía que quizás nunca va a ocurrir, falta muchísimo y requiere un recambio generacional enorme que ni sé si vamos a vivir para disfrutarlo. Se tiene que naturalizar, tienen que desaparecer las regulaciones para la producción a baja escala.

Si vos querés producir 20 hectáreas de romero y comercializarlo, hoy por hoy está regulado, pero si vas al vivero a comprar un esqueje, nadie te va a pedir la etiqueta del INASE, aunque tendría que tenerla. Creo que llegar a esa naturalización a pequeña escala es lo más cercano que se podría llamar legalidad, siempre a baja escala y para uso personal.

Convención Cannábica Del Plata: Donde y cuándo