Se conoce como diabetes a una enfermedad crónica del metabolismo, caracterizada por niveles elevados de glucosa en el organismo. Si no se controla o estabiliza puede conducir a daños en distintos órganos y sistemas como el corazón, los vasos sanguíneos, riñones, nervios y ojos.
Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes fue la séptima causa de muerte en el mundo durante 2016. Entre 1980 y 2014 aumentó 4 veces la cantidad de personas que sufren esta patología, que en 2014 afectaba a un 8,5% de la población mundial mayor de 18 años. Y anualmente mueren 1,6 millones de personas debido a la diabetes o patologías asociadas.
Los tipos de diabetes más conocidos son de tipo 1 y 2.
En la diabetes de tipo 1, también conocida como insulinodependiente, el páncreas es incapaz de generar insulina o genera muy poca cantidad, entonces la persona requiere la administración de insulina exógena para mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
En la diabetes de tipo 2 las células se vuelven resistentes a la acción de la insulina o el páncreas disminuye su capacidad de producción. En una y otra patología, la incapacidad de contrarrestar la glucosa conduce a la elevación de sus niveles en sangre.
La principal diferencia radica en los factores que disparan la enfermedad. Las causas que disparan las diabetes de tipo 1 son todavía desconocidas, pueden ser factores ambientales o genéticos. En la diabetes de tipo 2 se consideran factores de riesgo no solo la genética, sino también la edad y el sobrepeso.
Según un estudio, tanto los usuarios regulares de cannabis como aquellos que habían usado en algún período de su vida tenían ni veles de insulina en ayuno hasta un 17% más bajos que los no usuarios y una disminución del 16% en el cálculo de resistencia a la insulina.
De manera similar a lo que sucede con otras patologías, el cannabis presenta varios mecanismos de acción que pueden ofrecer un tratamiento para la diabetes o sus complicaciones
En el caso de la diabetes de tipo 2, la obesidad y el sobrepeso son dos factores de riesgo que pueden incidir en el desarrollo de la enfermedad. A mayor sobrepeso, mayor cantidad de grasa en el organismo, de la cual comienza a nutrirse la masa muscular en lugar de utilizar la glucosa disponible en sangre, lo cual conduce a una hiperglucemia que predispone a padecer diabetes.
Apetito, cannabis y obesidad
A pesar de aumentar el apetito el cannabis puede ayudar a mantener la estabilidad de nuestro metabolismo. Según un estudio que analizó datos de 17 investigaciones con un total de más de 150.000 participantes, los usuarios de cannabis registran un índice de masa corporal más bajo (7%) y entre 30% y 35% menos probabilidades de desarrollar obesidad.
La hipótesis de los investigadores es que la dieta moderna es demasiado alta en ácidos grasos Omega 6, que consumidos en exceso sobreestimulan y deprimen el grupo de receptores CB1R. Estos receptores son los mismos estimulados por el cannabis y producen tanto el hambre como la sensación de que la comida tiene mejor sabor.
El uso de THC ayudaría a recuperar los niveles de apetito normales al interactuar con el mismo grupo de receptores CB1R, disminuyendo los efectos de una dieta alta en Omega 6.
En el caso de las complicaciones y patologías asociadas a la diabetes, el cannabis también puede ser una respuesta. La retinopatía diabética es provocada por el daño de los vasos sanguíneos debido al debilitamiento de la barrera hematorretiniana. Es una de las principales causas de ceguera en el mundo.
Un estudio en ratas concluyó que el tratamiento con CBD puede prevenir la muerte de células retinales y disminuir la hiperpermeabilidad en la retina en pacientes diabéticos, además de reducir la producción de citoquinas proinflamatorias.
Mas cannabis, menos glucosa
El estudio “Impacto del uso de marihuana en glucosa, insulina y resistencia a la insulina en adultos estadounidenses” concluyó que existe una significativa diferencia estadística entre los usuarios de cannabis y los no
usuarios tanto en los porcentajes de obesidad y diabetes como en los niveles de insulina en ayuno.
El estudio evaluó 4657 individuos participantes de la encuesta National Health and Nutrition Examination entre 2005 y 2010. Del total de participantes, un 12 % era usuario regular de cannabis, el 42% alguna vez había usado cannabis y el 45% restante no usó nunca marihuana en su vida.
Los investigadores descubrieron que tanto los usuarios regulares como aquellos que habían usado en algún período de su vida tenían ni veles de insulina en ayuno hasta un 17% más bajos que los no usuarios y una disminución del 16% en el cálculo de resistencia a la insulina. Este efecto no varía con la cantidad de cannabis utilizado. Es interesante que era notable también en quienes no usaban cannabis regularmente.
De acuerdo al estudio, las diferencias entre los usuarios regulares y los usuarios esporádicos sugiere un impacto del uso de marihuana en los niveles de insulina y resistencia a la insulina. A esto se suma que no se encontraron asociaciones significativas entre el uso de cannabis y los niveles de triglicéridos o alteraciones en la presión sanguínea sistólica o diastólica. Esto abre la puerta a nuevos estudios y posibles tratamientos preventivos en base a cannabis.
Analgesia y cicatrización
Otro efecto de la diabetes, especialmente en adultos mayores es la aparición de úlceras o heridas cuya lentitud para sanar las vuelve crónicas. Un estudio realizado en Canadá concluyó que el cannabis presenta un importante potencial para acelerar el proceso curativo de estas lesiones. La investigación se realizó con adultos mayores, inmunodeprimidos y con problemas circulatorios, que además podían sufrir de infecciones generalizadas.
La aplicación de una mezcla de cannabinoides, terpenos y flavonoides producidos por el cannabis aceleró el proceso de curación de las lesiones, que habían mostrado resistencia a todos los tipos de tratamiento utilizados. Los pacientes manifestaron una reducción del dolor tanto en las lesiones como en el tejido circundante.
Una complicación común de la diabetes es el daño en nervios periféricos, conocido como neuropatía diabética, que puede provocar síntomas como entumecimiento, hormigueos, sensibilidad al tacto o debilidad. El cannabis funciona como analgésico, ya que estimula los receptores CB1, presentes en el sistema nervioso central y periférico, donde se controlan las señales dolorosas.
Además, la acción sobre los receptores CB2 modula la liberación de sustancias proinflamatorias, aliviando la inflamación y potenciando notablemente los efectos analgésicos.