Una banda de jam hace sonar sus tambores y el público los observa sentados en el suelo, en el medio de un bosque húmedo. Mientras, los niños y las niñas corren entre los árboles con sus prendas ligeras y coloridas. Una mujer con vestido de flores amarillas, verdes y rosas vende productos orgánicos en un stand fabricado con los troncos que fueron levantados del mismo lugar hace un par de horas.
El cuadro podría ubicarse en la California de los años ’60, si no fuera porque en este paraje faltan los rayos radiantes del Sol. En cambio, en lo que va la jornada de esta feria artesanal, hacia la media tarde, ya llovió y escampó unas tres veces. Además, de la decena de arcoiris fugaces brotan platinados con porros que surfean en sus labios. Corre el año 2022 y nos encontramos en Hawái, una isla en la que cada vez hay más cannabis.
Volcanes cannábicos
Unas de las personas que hace más tiempo cultivan cannabis en Hawái son Sam y Clare, una pareja de estadounidenses que tienen alrededor de 500 plantas en la zona de Ocean View, ubicada al sur de la isla más grande del archipiélago.
Mientras ella obtuvo gran parte de su experiencia en plantaciones de Humboldt, en California, él desarrollo su conocimiento en la isla del Pacífico desde hace diez años. Por primera vez, ellos abren las puertas de su cultivo para mostrárselo en exclusiva a THC.
“En esta isla no se cultiva mucho indoor ya que la electricidad es muy cara. Algunas granjas usan energía solar y generadores para sus cultivos, ya que se necesitan suplementos de luz para la etapa vegetativa”, cuenta Clare sobre
su desarrollo, que se hace enteramente en exterior. Por su parte, Sam agrega que “Hawái tiene un ciclo de flores continuo –entre 11 y 13 horas todo el año–”.
Según una investigación científica publicada por la revista Nature, Hawái se habría formado hace unos tres millones de años cuando la placa tectónica del Pacífico cambió de dirección y provocó la aparición de dos grandes hileras de volcanes: Loa y Kea.
Por otro lado, una de las mayores adversidades que tiene la isla para el cultivo de cannabis es su clima tropical en el que suceden lluvias todo el año y de forma constante.
“La mayor complicación es la humedad que provoca hongos”, dice Sam con respecto a la contaminación que sucede en los cogollos porque no alcanzan a secar el agua que les cae, sin que antes vuelva a llover. Por eso, Clare cuenta que “es común adelantar la cosecha”. Además, gran parte del suelo de Hawái no es el indicado para cultivar cannabis y, en especial, la región donde se encuentra la pareja. En cambio, las plantas autóctonas sí están adaptadas.
Cómo se cultiva cannabis en Hawái
Resulta que las islas del archipiélago de Hawái son las cimas que sobresalen de una dorsal submarina formada por la actividad volcánica. Entonces, si bien con los años esto significa una gran fertilidad para los suelos, también está repleto de rocas volcánicas en las que ninguna raíz podría extenderse.
“Caminar sobre rocas de lava no es nada divertido, ¡ni fácil!”, asegura Clare. Por eso, sus plantas de cannabis crecen en macetas con un sustrato que mezcla tierra, fi bra de coco y perlita.
“Cultivar un buen producto en el trópico no es fácil. Es necesario prestar mucha atención”, dice Sam, que tiene genéticas resistentes a la humedad como cepas provenientes de la Widow o Trainwreck, híbridas con predominancia índica para cortar los tiempos de floración.
En cuanto al método de trabajo, la pareja cuenta que realizan “agricultura en ausencia”. Ellos explican que se trata de dejar que la naturaleza haga la mayor parte del trabajo.
“No significa que no haya días de trabajo físico. Pero el estándar de calidad es bajo y hay menor competencia que en California. Nuestro énfasis es seguir nuestro protocolo de nutrición y enmiedas de suelo que hemos desarrollado por años”, cuenta Clare sobre su fertilización orgánica. Luego, detalla que utilizan guano de gallina y emulsiones de pescado y melaza. Además, evitan las plagas con aceite de neem.
Por último, la pareja cuenta que ya no suceden allanamientos por parte de las fuerzas de seguridad porque están más abocados a otras sustancias, como metanfetaminas o fentanilo.
“La mayoría de las granjas tienen suficientes pacientes registrados para que no les corten las plantas. Pero una vez que se cosecha, ya no hay protección legal”, dice Clare. Tanto ella como Sam son parte del fenómeno cannábico que cada vez tiene más peso en Hawái.
Si bien no está permitida la venta para uso recreativo, los dispensarios pueden llevar adelante el comercio de flores que, al por mayor, se venden entre los 800 y 1200 dólares cada libra (453 gramos).
La regulación del cannabis en Hawái
El cannabis no es una especie originaria del 50° estado de los Estados Unidos. El “Pakolo” es una planta que introdujeron los colonos norteamericanos a mediados del siglo pasado y que la comunidad, poco a poco, fue incorporando.
Sin embargo, desde el año 2019 Hawái tiene una regulación estatal propia. La isla del Pacífico permite una tenencia de hasta tres gramos de cannabis para uso personal. Si la persona es sorprendida con cannabis debe abonar una
multa de unos 130 dólares. Pasada esa cantidad, comienza a pagar con la cárcel: desde los 30 días hasta los 20 años, según las cantidades.
“Cultivar un buen producto en el trópico no es fácil. Es necesario prestar mucha atención”, dice Sam, que tiene genéticas resistentes a la humedad como cepas provenientes de la Widow o Trainwreck
Por otro lado, Hawái permite el cannabis para uso medicinal. Se han entregado licencias productivas para el cultivo y elaboración de derivados, aunque solamente accedieron escasas compañías que se ubican en la capital de Honolulu y en la isla de Maui. Allí hay plantaciones y varios dispensarios en los que se comercializan desde cogollos hasta aceites
medicinales. Para poder acceder, las personas deben estar inscriptas en un registro donde un médico debe certificar su condición de salud.
Según datos oficiales, hoy hay 34.112 personas registradas como usuarios medicinales. Además, en Hawái se permite el autocultivo de hasta siete plantas.
El origen de los volcanes
Según una investigación científica publicada por la revista Nature, Hawái se habría formado hace unos tres millones de años cuando la placa tectónica del Pacífico cambió de dirección y provocó la aparición de dos grandes hileras de volcanes: Loa y Kea. Tras grandes erupciones sucedidas en el transcurso de los años, el magma formó el actual archipiélago más alejado de un continente. En concreto, se ubica a más de 6.500 kilómetros de Japón y a 11.700 de Estados Unidos
Esta particularidad geográfica del origen de las islas hace que Hawái sea una de las regiones con más diversidad climática del mundo. Tiene cinco zonas climáticas y otras trece subzonas, que varían entre selvas tropicales, desiertos y zonas de alta montaña con nieves eternas. Por esta razón, el archipiélago es un lugar con una gran biodiversidad.
Sin embargo, el cannabis no es una planta nativa y llegó a Hawái a mediados del siglo pasado de la mano de la cultura de la Costa Oeste de Estados Unidos.
“Hay una población japonesa muy grande. Es una cultura que no tiene un gran historial de uso o incluso aceptación”, cuenta Sam que vive hace más de diez años allí. De todos modos, él cuenta que a medida que transcurren los años la planta toma cada vez más protagonismo por la tracción de la migración estadounidense.
Pero sí Hawái tiene una larga tradición en el uso de otras plantas maestras. “El Kava es una planta nativa que se sirve como bebida sedante. También hay una comunidad muy grande de la ayahuasca que se usa para las ceremonias. Así que no hay mucha preocupación por el cannabis”, cierra Sam.