Cuando se trata de cultivar en interior, la limpieza es una práctica indispensable para evitar inconvenientes con plagas, hongos y otros microorganismos potencialmente dañinos. En esta nota te explicamos cuál es la mejor forma de limpiar tu indoor.
No importa si es un armario, una carpa, una habitación entera o un espacio íntegramente acondicionado para el cultivo de cannabis. Cuando cultivamos bajo techo, en un ambiente creado y equilibrado por el ser humano, la limpieza es un factor clave para mantener justamente el ambiente en equilibrio.
Esto es debido a que en el cultivo indoor no existe la variabilidad de factores climáticos y agentes como otros participantes del ecosistema que existe en el cultivo en exterior. En este delicado desequilibrio, donde el cannabis es un monocultivo y las condiciones son ideales exclusivamente para estas plantas, la presencia de suciedad en forma de tierra, materia vegetal o restos de la cosecha puede potenciar la reproducción de plagas, hongos patógenos o enfermedades virales, al brindar un lugar donde instalarse.
Por esa razón la limpieza del área de cultivo contribuye a la salud general de las plantas y permite diagnosticar plagas o carencias con mayor velocidad y efectividad. Teniendo este factor en cuenta, a la hora de elegir un indoor o armarlo nosotros, debemos comprobar que los materiales utilizados resistan la humedad y puedan limpiarse fácilmente, algo que simplifica las tareas posteriores.
¿Cómo limpiar el indoor?
Como primera medida deberíamos establecer qué tipo de limpieza queremos realizar, si una limpieza a fondo, que se suele realizar entre cultivos, o una limpieza de mantenimiento.
Entre las tareas diarias del cultivo, deberíamos realizar una limpieza regular, limpiando las herramientas como tijeras o bisturies pero también removiendo hojas secas o dañadas de las plantas, las macetas o el piso del espacio de cultivo.
También es indispensable remover cualquier tipo de agua sobrante del riego, usando trapos, bandejas o sistemas de drenaje. Esto es fundamental para evitar el estancamiento de agua en el interior del indoor, que puede elevar la humedad y generar el ambiente ideal para un ataque de hongos.
Para limpiar a fondo el espacio de cultivo debemos remover todos los accesorios, como luminarias, ventiladores y por supuesto, las plantas. Debe ser posible acceder a todas las superficies que forman el espacio del cultivo, piso y techo incluidos.
Una vez despejadas las superficies a limpiar, es recomendable preparar una solución de agua con lavandina (hipoclorito de sodio) al 1/10, una parte de lavandina por diez partes de agua. Con un rociador humedecer por completo las superficies y dejar actuar algunos minutos. Esta es una de las formas más efectivas para desinfectar un armario de cultivo o una carpa.
Una vez que pasaron algunos minutos, procedemos a enjuagar con agua destilada o hervida previamente, usando un trapo para repasar y secar las superficies. Una vez que no percibamos olor a lavandina, el espacio de cultivo se encuentra listo para volver a usar.
Con esta misma solución y técnica pueden limpiarse los ventiladores, conductos de aire, reflectores y si están debidamente armados, los cables de conexión eléctrica. Puede que una limpieza más superficial disminuya la presencia de plagas, pero si tenemos problemas con patógenos fúngicos o queremos evitarlos, debemos intentar en lo posible de limpiar absolutamente todas las superficies para deshacernos de las esporas.
Entre ciclos de cultivo, también se pueden desinfectar macetas, tutores, herramientas, redes y cualquier elemento que esté en contacto con las plantas. La constancia también ayuda: planificar y programar esta tarea es la mejor forma de limpiar tu indoor y mantenerlo libre de visitantes indeseados.
¿Cómo limpiar un cultivo entero?
Cómo limpiar las plantas
Aunque las plantas tienen sus propios mecanismos de defensa ante bacterias, plagas y patógenos, es posible que en alguna circunstancia nos veamos obligados a desinfectar las plantas. Es algo muy común en un ataque del hongo Botrytis: además de retirar la parte afectada con extremo cuidado, se deben limpiar las plantas para reducir la presencia de esporas.
Para limpiar las plantas se puede usar una solución de 3 mililitros de agua oxigenada de 10 vol en 100 mililitros de agua destilada. Esta solución se puede rociar sobre hojas y tallo y con cuidado, sobre las flores, siempre teniendo la precaución de sacudirlas para retirar el excedente y aumentar la ventilación.
Si las plantas se encuentran en el período vegetativo, podemos desinfectarlas de la misma manera que aplicamos un producto contra las plagas, retirándolas a la sombra o lejos de la lámpara, rociando a punto gota y dejando que el agua se absorba o evapore antes de volver a exponerlas a la luz.
Esta limpieza no sólo es necesaria ante la presencia de un hongo o una plaga, sino también puede ser útil para prácticas como el esquejado, reduciendo la posibilidad de patógenos que afecten la supervivencia de los clones.
Cómo eliminar polen del indoor
Aunque hoy en día predomina el uso de semillas feminizadas, la aparición de machos y polen en el espacio de cultivo no es algo extraño. Muchas genéticas en condiciones desfavorables pueden generar algunas flores macho aisladas y para evitar una polinización masiva, rociar con agua es quizás la mejor forma de limpiar tu indoor.
Por suerte el polen es muy sensible a la humedad, por lo que solo necesitaremos un rociador con agua y si observamos flores macho sin abrir, rociarlas antes de manipularlas, para evitar la dispersión del polen. Luego se puede elevar la humedad ambiente mojando las plantas y el interior de la carpa o armario, al mismo tiempo que desconectamos la ventilación para evitar las corrientes de aire.
Es conveniente prestar atención a no prolongar demasiado las condiciones de humedad ambiental alta en el cultivo indoor, especialmente si estamos en floración avanzada, ya que puede propiciar el ataque de hongos.
Cómo limpiar la tierra
Aunque suene imposible, también es posible desinfectar y esterilizar el sustrato que usamos para cultivar. Se trata de una práctica que es fundamental si queremos reutilizar sustratos en los que tuvimos problemas con hongos y patógenos como el Fusarium.
Si disponemos de un espacio con luz solar, se puede solarizar la tierra, una práctica que utiliza la energía del sol para elevar la temperatura del sustrato y matar hongos, virus y parásitos de la raíz, que en general no resisten temperaturas de más de 55 °C.
Aunque generalmente se realiza en suelo directo, también puede hacerse en bandejas o contenedores. La técnica consiste en cubrir el sustrato con polietileno transparente, previo riego abundante y si es posible una aplicación de preparado de cola de caballo. Este proceso puede demorar entre cuatro y seis semanas, tras las cuales debemos restaurar la vida microbiana aplicando micorrizas, trichodermas o té de compost.