La tierra, ese material oscuro que cubre gran parte de la superficie de nuestro planeta, es el resultado de una de las mejores estrategias de supervivencia diseñada por la naturaleza. Las lombrices son aliadas imprescindibles en estos ecosistemas.
Algunos seres vivos pueden ser los mejores amigos de quienes cultivamos: hablamos de la lombriz colorada o californiana (Eisenia Foetida).
Lo son por su propia naturaleza: el producto resultante de su digestión de materia vegetal, es un excelente abono y sustrato para uso doméstico.
Los beneficios de las lombrices
El lombricompuesto posee un gran contenido de nutrientes fácilmente aprovechables por las plantas debido a su contenido de ácidos húmicos y fúlvicos. Ayuda a regular el pH y estimula la vida microbiana del suelo.
Es un ingrediente fundamental de los sustratos usados en germinación, crecimiento y hasta esquejado.
Además de producir nuestros propios sustratos y enmiendas, un criadero de lombrices californianas permite dos cosas fundamentales: reciclar sustratos y reducir la cantidad de materia vegetal luego de la cosecha, dado que pueden digerir hasta hojas y ramas.
Tener nuestras lombrices nos permite tener un excelente abono, además de poder reciclar viejos sustratos y hasta usar para reciclado de hojas y ramas
El lombricompuesto puede usarse también diluido en agua y si el espacio donde criamos las lombrices lo permite, aprovechar el líquido que drena del criado, conocido como lixiviado.
Cómo criar lombrices en casa
Una de las ventajas de las lombrices californianas es la facilidad de su crianza: solo necesitamos un espacio que puede variar desde dos tachos de 20 litros a varios metros cuadrados según nuestra disponibilidad y necesidades.
Las lombrices pueden adquirirse en lo que se conoce como núcleos, grupos compuestos por ejemplares adultos y juveniles o también por peso. En algunos países hasta se venden los huevos por correo, capaces de resistir varios meses en estado latente.
El primer paso es crear un compost donde introduciremos el núcleo. Los ingredientes fundamentales en espacios urbanos son los restos de la cocina como yerba y café usados, sobras de verdura cruda, cáscaras, restos de papel sin tinta ni cloro. También pueden usarse restos de poda y hojas secas, además de sustratos viejos.
La forma de agregar estos materiales depende de la técnica usada para generar el compost, pero puede armarse una base formada por capas de materia orgánica y tierra o paja y luego agregar mas materia orgánica. Lo ideal es alcanzar una cantidad máxima de material según el contenedor y luego dejar que el proceso siga su curso.
Es fundamental mantener una humedad constante, sin encharcar, pero garantizando que todo el material se encuentra mojado
Es fundamental mantener una humedad constante, sin encharcar, pero garantizando que todo el material se encuentra mojado. También es aconsejable, en caso de agregar materia vegetal nueva, remover para controlar que no haya bolsones de temperatura donde la materia vegetal fermentada puede alcanzar temperaturas nocivas para las lombrices.
Cómo cosechar humus todo el año
Dependiendo del tamaño de la colonia y la cantidad de materia vegetal, el lombricompuesto puede demorar entre 2 y 6 meses.
Por esta razón es ideal disponer de dos espacios diferenciados: en uno dejaremos que la colonia se establezca y consuma todo el alimento disponible, el otro lo usaremos para mudar las lombrices en una segunda etapa.
Dependiendo del tamaño de la colonia y la cantidad de materia vegetal, el lombricompuesto puede demorar entre 2 y 6 meses
Una vez que la colonia consumió todo el alimento disponible en el primer espacio, podemos empezar a preparar el segundo espacio para así iniciar la migración y cosechar el lombricompuesto.
Esta técnica garantiza no solo mantener un número de individuos siempre en ascenso en nuestra colonia sino que además acorta los tiempos de proceso de la materia orgánica nueva.
A la hora de cosechar debemos observar el humus: debe ser oscuro, tener olor agradable y un grano parejo, sin presencia de materia orgánica sin digerir.
El humus debe ser oscuro, tener olor agradable y un grano parejo, sin presencia de materia orgánica sin digerir.
Una vez cosechado el humus puede zarandearse para retirar piedras o palitos, o para homogeneizar el tamaño del humus para permitir un sustrato más homogéneo. En caso de ser embolsado, conviene realizar pequeñas perforaciones con una aguja en el envase y colocarlo siempre a la sombra.