En Florida, Estados Unidos, el cannabis medicinal está regulado. La tenencia para uso no medicinal está despenalizada en algunos condados, pero a nivel estatal sigue siendo delito y el autocultivo continúa siendo ilegal.
Pero nada impidió que Florida desarrolle uno de los mercados de cannabis medicinal más grandes del mundo. En mayo de este año se registraron unos 213 mil usuarios y el número crece a un promedio de 10 mil personas por mes. Los mayores de 50 años representan casi el 50% del público, usuarios y usuarias que en muchos casos reemplazan el uso de analgésicos por cannabis.
¿Quién produce todo ese cannabis? Compañías privadas habilitadas con una licencia para producir la marihuana que se vende en locales habilitados. Y para saber quiénes pueden tener una licencia ayuda mirar un dato: la empresa Blue Dream Industries, puso a la venta dos licencias a 95 millones de dólares.
Y el problema no es sólo el precio. Las licencias le exigen a las empresas no sólo sembrar y cosechar, sino también testear y comercializar el cannabis. Algo que la mayoría de las empresas pequeñas y familiares de cultivo no pueden ofrecer.
Parece que el principal desafío después de regular el cannabis es cómo evitar que se convierta en un mercado más. Es decir: sin opciones de independencia para quienes cultivan su propio cannabis y pocos espacios para los proyectos pequeños o artesanales.