Muchas personas están preparándose para cultivar en exterior. Algunos van a hacerlo directamente en tierra. Para empezar tan hermosa tarea es importante tener en cuenta algunas cuestiones.
Movilidad. Cuando plantamos en suelo directo no tenemos posibilidad de cambiar las plantas de lugar. Suena obvio, pero es necesario tener presente que la decisión de dónde vamos a plantar es súper determinante.
Elección del lugar. La clave es identificar cuales son los lugares que reciben más horas de luz directa del sol. Pero hay que considerar la discreción: si nuestra relación con los vecinos no es la ideal, es necesario elegir bien las medianeras. Si son altas, mejor.
Contaminación lumínica. Tenemos que asegurarnos que ninguna luz, propia o ajena, ilumine el espacio que elijamos durante la noche. Si hay “contaminación lumínica” la etapa de floración va a estar comprometida.
Limpieza. Tenemos que liberar un espacio mínimo de 50 cm de diámetro en torno al lugar donde vamos a plantar. Hay que sacar toda hierba rastrera o cualquier planta que no desarrolle sistemas radiculares superficiales.
Trasplante. Podemos germinar directamente en tierra o hacerlo en un pequeño contenedor para luego pasar la planta a suelo. ¿Cuándo hacerlo? Depende de muchos factores, pero el principal es identificar que la planta esté firme para tolerar un viento medio, no ser comida por un pájaro y que tenga cierta resistencia a los insectos.