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Mila Jansen, la reina del hachís

Desde hace miles de años, en la India se produce hachís. La receta es tan simple como deliciosa: se toman los cogollos vivos entre las manos y se frotan. La pasta oscura y pegajosa que queda en palmas y dedos en oro. O mejor aún: resina de cannabis. El charas, como se lo conoce, es uno de los métodos tradicionales de extracción más conocidos por la humanidad. Y Mila Jansen vivió 14 años en esos pueblos donde las plantas crecen al costado del camino.

De regreso a Holanda, donde nació en se transformó en una eminencia del hachís y hasta inventó algunas de las primeras máquinas de extracción. La Pollinator es un clásico: lanzada en 1994 fue la primera opción para producir hachís de forma automatizada. Dentro de un tambor giratorio motorizado, la materia vegetal se sacude constantemente sobre una malla, con movimientos suaves y lentos, dejando pasar solamente las glándulas de resina. Todo en 5 minutos.

La conocimos una tarde de sol y casi lo primero que nos dijo la mostró tal cual es: “Hace muchos años que fumo hash, nunca le agarré el gusto a las flores”.

Mila con uno de sus cuatro hijos.

¿Cuál es el mejor hash que probaste?
El afgano. Una vez fuimos con los sadhus a las montañas de Manali, al norte de India, y nos mostraron sus plantas, que son especiales. Probamos con ellos el hash que sacan frotando los cogollos entre sus manos y al volver, caminando por la villa, tuve un viaje realmente alucinógeno. Y si bien los efectos de las afganas son de por sí muy fuertes, más tarde me di cuenta por qué había sido tan intenso, y es porque los cristales en las plantas estaban frescos y todavía contenían ácido, el cual se pierde cuando el cogollo se seca. No es lo mismo hacer hash con plantas secas que con material fresco, que te va a dar un subidón increíble que dura por un tiempo más corto.

HACE MUCHOS AÑOS QUE FUMO HASH, NUNCA LE AGARRÉ EL GUSTO A LAS FLORES

¿Cómo hacías el hash antes del boom del cannabis?
Siempre necesitás una buena genética que produzca muchos cristales. Nosotros generalmente usábamos las hojas más pequeñas, porque las flores tenían mucho valor. A veces también usábamos las hojas grandes, ¡de las que podés obtener entre un cinco y un diez por ciento de puros cristales!

PARA PREPARAR UN LINDO HASH EN POCA ESCALA, UNOS DOS O TRES GRAMOS, LO MEJOR ES PONÉRSELO EN UN ZAPATO Y CAMINAR, PORQUE EL CALOR Y EL PESO DEL CUERPO EN MOVIMIENTO HACEN QUE LAS CÉLULAS SE ROMPAN. ¡CON LOS PIES PODÉS SACAR UN HASH MARAVILLOSO!

Tu historia sigue como proveedora de hash para los coffee shops holandeses, ¿cómo fue esa experiencia?
Yo cultivaba mucho y el asunto derivó en hacer hash. Al principio nadie lo quería, la gente decía “no, no, es muy fuerte para mí, esto podés tenerlo solo al lado de la mesita de luz”. Cultivaba en interior.

¿Y nunca tuviste problemas con la policía?
Una vez vino la policía, tenía un invernadero grande. Pero les dije que era una mujer que estaba trabajando, haciendo clones y se fueron.

¿Qué forma de preparar hachís recomendás?
Mirá, para preparar un lindo hash en poca escala, unos dos o tres gramos, lo mejor es ponérselo en un zapato y caminar, porque el calor y el peso del cuerpo en movimiento hacen que las células se rompan. ¡Con los pies podés sacar un hash maravilloso!

Texto: Alejandro Aldama y Lúcia de Souza Madeira / Fotos: Marcelo Somma

Podés leer la entrevista completa en la Revista THC 60