Santa Fe quiere importar 50 kilos de marihuana de Uruguay para producir 2 mil frascos de aceite de cannabis medicinal. Pero nada puede concretarse sin la autorización del gobierno nacional.
Hasta ahora, los extractos a los que pueden acceder los usuarios medicinales son importados de Estados Unidos y han demostrado ser útiles sólo para una parte de las niñas y niños con epilepsia refractaria. El objetivo de la provincia es reemplazarlos por fitofármacos de producción local, más baratos y más diversos.
El plan cuenta con dos etapas. La primera es que el Laboratorio Industrial Farmacéutico Sociedad del Estado (LIF) puede realizar pruebas que le permitan estabilizar un producto antes de ponerlo en circulación. La segunda, producir la cantidad necesaria de extracto para dejar de depender definitivamente de la importación.
Según estiman las autoridades del LIF, la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad Nacional del Litoral podrían producir 2 mil frascos de aceite con una concentración de 50 miligramos por mililitro de cannabidiol (CBD). Y no se trata sólo de cantidad: un grupo de profesionales trabajaron con diferentes variedades de la planta a fin de ajustar los extractos a las necesidades de personas con diferentes patologías.
Para avanzar, hace dos años importaron los equipos necesarios, luego Santa Fe solicitó la autorización a las autoridades nacionales para iniciar la producción y acordó la compra de 50 kilos de marihuana a los productores establecidos en Uruguay.
De momento y con todo listo para arrancar, el proyecto santafesino está en pausa, sin respuestas de las autoridades nacionales.