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Proyecto Cáñamo: el activismo cañamero que busca recuperar un cultivo estratégico

El cáñamo tiene múltiples usos, desde el consumo de granos que sirven para disminuir el colesterol hasta el tallo que es apto para fabricar fibra textil.

Conscientes de los incontables beneficios de la planta, un grupo de profesionales, estudiantes y activistas conformó Proyecto Cáñamo

El propósito que tienen es educar sobre los distintos usos industriales de la planta de cannabis, a través de talleres y charlas. “Después de más de tres años de trabajo, logramos la conformación legal de la asociación civil”, explica el secretario del proyecto, Germán Pereira.

Proyecto Cáñamo es la primera asociación civil dedicada a informar sobre el cáñamo que fue reconocida legalmente en Argentina

La importancia de obtener la personería juridica radica en que es un reconocimiento oficial a su actividad y les otorga “más herramientas y les permite trabajar de forma profesional y con garantía”. A su vez, podrán hacer alianzas con otras asociaciones y sumar socios. 

También la asociación sin fines de lucro busca trabajar con universidades para avanzar en un cultivo experimental. De esta manera, obtendrán conclusiones locales y propias sobre el cáñamo. 

Es un escenario más que propicio después que el Estado diera un paso clave: la regulación del cultivo del cannabis con fines terapéuticos. Se trata de un escenario que se abre para discutir no sólo una regulación integral que contemple todos los usos de la planta, sino también sus enormes posibilidades productivas.

Identidad cañamera

Además de informar y lograr el reconocimiento legal, Proyecto Cáñamo trabajó en dos proyectos de ley que se presentaron semanas atrás en la cámara de Diputados y en el Senado para regular el cultivo cáñamo industrial.

Uno de ellos lo presentó la diputada Mara Brawer y el otro, el senador Alfredo Luenzo, las propuestas buscan clarificar también las confusiones que existen alrededor del cannabis.

El desafío de Proyecto Cáñamo es establecer una diferencia clave: el cáñamo es una subespecie del cannabis con bajo muy contenido de THC, la “molécula confiscada” por las leyes locales e internacionales. Su prohibición, que benefició el desarrollo de industrias como la del plástico, parte también de esa confusión.

Si bien Proyecto Cáñamo se inscribe en el amplio movimiento cannábico, establacer esa distinción es parte central de su trabajo. “Como asociación constantemente resaltamos este punto”, sostiene Pereira. 

Múltiple y sustentable

“El cáñamo sirve como una alternativa sustentable como cultivo de rotación, de alto rendimiento y con capacidad tener productos km 0, es decir, que pueden generarse y consumirse localmente. A su vez, incentivar a pequeños productores, industriales y emprendedores, e incorporar al corredor agroecológico sería una opción saludable”.

“Hay una ignorancia muy profunda acerca de la producción industrial de la planta”, dice Pereira. Y aclara los motivos de ese desconocimiento: “Por un lado es producto de la prohibición, y por el otro, es porque no hay (o no había) una voluntad política de resurgir los usos del cáñamo”.

El rol de los legisladores es fundamental, dado que promueven (o no) las habilitaciones del uso del cannabis. “Las autoridades políticas notaron las posibilidades industriales de la planta, en parte, gracias a la lucha del cannabis medicinal, que abrió el debate y visibilizó ese gran uso de la planta”, explica. 

“Las autoridades políticas notaron las posibilidades industriales de la planta, en parte, gracias a la lucha del cannabis medicinal”, señalan desde Proyecto Cáñamo

Para Pereira, la nueva reglamentación medicinal deja abierta “la posibilidad y necesidad de seguir ampliando el acceso y los usos del cannabis, en este caso agroindustrial y saludable, tanto económica como ecológicamente para todo el país”. 

El uso del cáñamo podría ser una herramienta más para combatir el cambio climático: se trata de un cultivo que no usa agrotóxicos y que revitaliza el suelo.

También podría ser parte de la urgente estrategia por enfrentar la falta de alimentos y de vivienda: el cáñamo permite una producción económica tanto de alimentos de alto valor nutricional como de insumos básicos para la construcción sustentable: el hempcrete (concrecáñamo) hecho de ramas y tallos ya se utilizan en el armado de casas. 

Y además el cáñamo el clave para la industria textil. De hecho, en Argentina ya hay marcas que volvieron a apostar por una de las fibras más resistentes.

“Argentina puede empezar a cultivar y utilizar esta planta, así se activará una nueva rueda productiva y podríamos volvernos una potencia cañamera en la región”, aseguran.

“Fabricar en Argentina es totalmente posible. Por eso, es imperioso darle un marco regulatorio al cáñamo industrial para estudiar el arraigo climático de la planta”, asegura Pereira.

“Como país podemos empezar a cultivar y utilizar esta planta, así se activará una nueva rueda productiva y podríamos volvernos una potencia cañamera en la región”, reflexiona.

Qué países lo cultivan

En el mundo cada vez crece más la apuesta a los cultivos de cáñamo industrial. En Uruguay el mercado del cáñamo significa la cuarta parte de las exportaciones de cítricos, el sector agrícola más importante del país vecino. En 2018 el país oriental tenía 400 hectáreas sembradas, hoy hay 1.300.

En Uruguay el mercado del cáñamo significa la cuarta parte de las exportaciones de cítricos, el sector agrícola más importante del país vecino.

Por otro lado, la guerra comercial entre China y Estados Unidos tiene su propio capítulo con el cáñamo. Según un informe realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la producción mundial de cáñamo estaba liderada por el país asiático con un total de 46.800 toneladas anuales.

Luego, le sigue Francia con 44.425 toneladas anuales. De hecho, Europa es la región que durante la última década más se apostó al combustible de cáñamo con empresas como Qairos Energies o ValHemp.

Sin embargo, en la batalla por acreditar los números más altos,  un relevamiento realizado por la consultora Brightfield Group detalla que Estados Unidos estaría a la cabeza por lejos: con unas 116 mil hectáreas de cultivo.

Para la misma consultora, China habría quedado en el segundo puesto con un total de 100 mil hectáreas.

Futuro cañamero

Para los miembros de Proyecto Cáñamo el futuro cañamero en el país y el resto de la región es positivo. “Argentina cuenta con una rica historia cañamera, profesionales de muchas disciplinas y territorio”, explica Pereira. “Sumado a esto, varios países latinoamericanos -Uruguay, Chile, Colombia, Ecuador y Paraguay- cuentan con “políticas abiertas y una regulación hacia la planta de cáñamo”. 

“La clave es seguir insistiéndole a las autoridades, como también difundir información para empoderar a varios actores de la sociedad -productores, estudiantes, emprendedores, pequeños industriales, organizaciones y cooperativas, entre otros-”, dice. 

La industria cañamera lograría otro tipo de promoción económica y de producción. Las posibilidades que brinda el cultivo de la planta no son infinitas, pero son mucho más amplias de lo que hasta ahora se imagina. Solo es cuestión de hacer a un lado los prejuicios.


Informe: Mara Resio / ?  @cannavie