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cannabis en siberia@Greg Jordan

Cannabis en Siberia: la tierra de las plantas indomables

Con un origen estimado entre China y Asia Central, el cannabis tiene una larguísima historia en el área de Siberia, uno de los primeros desiertos que la planta superó en su expansión a Europa y el resto del mundo.

En el año 2013 el gobierno ruso realizó un pequeño experimento para cultivar cáñamo en una granja del distrito de Zaigraevsky, en la República de Buriatia, casi en el corazón mismo de la enorme e inhóspita Siberia. Allí un  agricultor local sembró 300 kg de semillas importadas de una cepa que, en teoría, no producía THC.

En el otoño siguiente, las autoridades debieron indemnizar al productor y destruir la parcela completa. Las plantas sembradas tenían un 0,7% de THC, inaceptable según las regulaciones internacionales. El experimento de Buriatia había fracasado.

El detalle que quizás las autoridades no tuvieron en cuenta pero las plantas sí, es que Siberia es cuna ancestral de la marihuana donde la planta aprendió a superar un desafío central para acompañar al ser humano en su expansión por el mundo: un enorme territorio donde el clima golpea.

En Siberia, las dueñas del suelo son las plantas.

Una historia milenaria

A finales del siglo XIX ya se especulaba que el cannabis se había originado en algún punto entre el mar Caspio y las montañas de China. Hoy se estima que la planta se separó de sus ancestros en las elevaciones de Asia Central, quizás cerca del Tíbet, y fueron pueblos nómades quienes difundieron en la región de Siberia y Mongolia el uso terapéutico y ritual de la planta de cannabis, conocida desde hace al menos 6.000 años.

Los verdaderos protagonistas de la historia del cannabis en Siberia fueron los escitas, un pueblo nómade y ecuestre que llegó a asolar Grecia y la antigua China. Se cree que fueron de las primeras culturas en montar a caballo y se les
atribuye la invención de otra costumbre que aún perdura: inhalar el humo de marihuana en combustión.

Incluso el historiador griego Heródoto habló de esta costumbre como “un humo que ningún baño de vapor griego puede superar” y mencionó que quemaban semillas en un brasero, introduciendo la cabeza en pequeñas carpas de cuero. Se cree que fueron los escitas quienes introdujeron la costumbre a los pueblos eslavos y celtas, llevando el Cannabis a Europa.

 

Esta costumbre fue confirmada con uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia de Siberia: los enterramientos de Pazyryk, en el macizo de Altái. Entre una serie de tumbas que aportaron una increíble cantidad
de evidencia sobre las costumbres y tecnología escita, en 1993 arqueólogos rusos encontraron el cuerpo preservado de la Princesa de Ukok, una mujer de entre 20 y 30 años que tenía cannabis entre sus pertenencias.

Bautizada así por las joyas encontradas en su tumba y la región donde se la enterró, un estudio de resonancia magnética realizado recientemente confirmó que la mujer murió por un avanzado cáncer de mama, que probablemente trataba con cannabis. En otra tumba se encontró una bolsa de semillas, un cuenco y el marco
de una pequeña carpa, exactamente como refirió Heródoto.

El cannabis en Siberia: un recurso de supervivencia

Volviendo a Buriatia, las frías aguas del lago Baikal regaron por varios siglos los cultivos del pueblo Semeyskie, también conocidos como los “Viejos Creyentes”, una rama de los cristianos ortodoxos para los que el cáñamo fue
fundamental para la supervivencia cuando emigraron hacia Siberia, perseguidos por el zarismo.

Además de utilizar la fibra para su indumentaria tradicional, los semeyskie ingerían las semillas en diversas preparaciones de uso diario, tanto como un suplemento para reemplazar otras semillas o cereales en épocas de cosechas escasas como un ingrediente principal para una pasta de semillas que se comía como una mermelada.

Incluso el cáñamo forma parte de la historia de supervivencia más extensa del siglo XX. En 1936, la familia Lykov, de la religión semeykie, huyó hacia el interior de Siberia escapando de la persecución religiosa. Vivieron en la cordillera de Abakan hasta 1978, cuando un equipo de geólogos los contactó por primera vez.

Aislados totalmente del mundo, uno de los elementos clave de su supervivencia y su autosuficiencia fue el cáñamo, que utilizaban para hacer vestimentas y fibras. Agafia, una de las descendientes de los Lykov, sigue viviendo en la misma región.

El presente del cannabis en Siberia

En la actualidad, el cáñamo crece libre en miles de hectáreas de la provincia de Buriatia y también en gran parte de Siberia. Es también el objetivo de costosas campañas para erradicar los cultivos, que llevan años intentando reducir la presencia de la planta en la región.

De acuerdo a las autoridades locales, las enormes extensiones de marihuana salvaje alimentan bandas de traficantes que elevan los índices de criminalidad y delito en la región. En 2018 el jefe administrativo de Buriatia, Aleksey Tsydenov, propuso realizar análisis de drogas obligatorios a los estudiantes de escuelas, además de exigir más presupuesto para acabar con los cultivos salvajes.

Sin embargo, a finales del año pasado resultó exitoso un nuevo enfoque que podría cambiar la relación actual de la región con la planta. En noviembre de 2021 se anunció que el primer lote de aceite de cannabis producido legalmente en la República, en las regiones de Ivolginsky y Tunkinsky, será exportado a China, desandando un camino que llevó miles de años y, hoy sabemos, fue fundamental para la humanidad.

La variedad del frío: ¿Qué es el Cannabis ruderalis?

Aunque la precisión de la nomenclatura y caracterización de las variedades de la planta de Cannabis se discute cada vez más, tradicionalmente se consideró que existen tres tipos principales de cepas: sativas, índicas y ruderalis.

Las primeras fueron descritas por Linneo en 1753, las segundas en 1783 por Lamarck y las ruderalis en 1924 por el botánico ruso Janischevsky, quien observó que las plantas que crecían salvajes en la zona de Rusia y Siberia eran muy diferentes a las conocidas en el resto del mundo.

El nombre ruderalis proviene de ruderal, un término utilizado para designar a varios tipos de plantas que crecen en suelos modificados por eventos naturales o por la mano del hombre. Es una genética muy robusta, con, que tolera un clima extremo y posee niveles bajos de cannabinoides psicoactivos.

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Planta de Cannabis ruderalis creciendo al costado de una ruta en Rusia. (@Hash Marihuana and Hemp Museum)

Sin embargo, es conocida por una cualidad única: es la única pileta genética que inicia la floración de manera  independiente del fotoperiodo. Así se convirtieron en las madres de todas las variedades que hoy conocemos como automáticas o autoflorecientes.

Vinculadas a las variedades de cáñamo y con semejanzas fisonómicas a las índicas, las distintas cepas de ruderalis poseen una escasa altura y una ramificación pobre, con hojas anchas en una estructura sólida y compacta que le permite soportar grandes amplitudes térmicas y condiciones pobres.

Desde hace unos 10 años y gracias a los cruces con variedades altas en THC y otros cannabinoides, existen infinidad de híbridos con esta particular landrace, muestra de la increíble capacidad de adaptación de la planta.