Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Entrevista a Michael Reynolds: el hombre que construye con basura

Michael Reynolds nos espera en la casa donde se aloja: una camisa rosa floreada abajo de una campera de jean, su cepillo de dientes eléctrico arriba de una cama que funciona como sillón. Sin embargo, parece un tipo serio, distante. ¿Cuál es la genealogía creativa de Reynolds? ¿Qué reminiscencias estéticas convocan, a golpe de ojo, sus obras?

En este sentido, y como contraste con las ciudades futuristas e hipertecnológicas de autos voladores que encontramos en la ciencia ficción, el mundo desértico y postapocalíptico de Mad Max nos parecía el escenario perfecto para las “Naves-Tierra”, como bautizó Reynolds a sus construcciones. Incluso la casa donde vive Luke Skywalker en La guerra de las galaxias se acercaba, para nosotros, al concepto estético de Reynolds. Pero también nos venían a la cabeza referencias de la literatura norteamericana: Walden o La vida en los bosques (1854), de Henry David Thoreau, podría pensarse como el pionero de la sustentabilidad.

ME ENCANTA RELLENAR NEUMÁTICOS, LO DISFRUTO MUCHO. ¡ES MEJOR QUE EL THC!

Reynolds en Argentina: proyecto de escuela en Mar Chiquita, provincia de Buenos Aires

 

¿Qué películas y libros han influenciado en tu trabajo como arquitecto?
Creo que todo me inspira de una u otra manera. Entre mis diapositivas tengo una foto de una planta eléctrica en Filipinas donde hay miles de cables entrando de un lado y saliendo del otro: algo horrible. Bueno, ese tipo de cosas constituyen mi inspiración, una especie de inspiración invertida, si se quiere: porque, de hecho, me inspiran a hacer lo que hago. Por ejemplo: tubos de mierda vertidos en una laguna, eso es inspiración. Después, habría otro
tipo de inspiración: los árboles, los pájaros, los animales, las plantas. Ellos, de alguna manera, lo entendieron todo mejor que nosotros. En este sentido, nuestra inteligencia es una maldición: si aprendemos a usarla, rompemos la maldición; pero si no aprendemos a usarla, nos consume: hoy nos estamos ahogando en nuestra propia inteligencia. Nuestras plantas nucleares están colapsando, toda nuestra civilización inteligente se está matando a sí misma, asfixiando con sus propias manos. Ni los animales ni las plantas hacen eso. Por eso me inspiran. Pero también todas las grandes cagadas que hacemos me inspiran. Entonces, básicamente, todo me inspira. Ahora bien, si tengo que pensar en mi infancia, lo que viene a mi cabeza es el olor de la tierra.

¿Cuál es el límite entre el liderazgo, tu marca personal, tu figura de autor y el trabajo colectivo?
Con respecto al liderazgo, todo lo que tengo que hacer para liderar es rellenar neumáticos.
¡Es lo que hace que los demás lo hagan! Me encanta rellenar neumáticos, lo disfruto mucho. ¡Es mejor que el THC! Por otro lado, ¿quién es el líder del pasto, de los árboles? Yo no. Nuestro grupo funciona de la misma manera: el pasto sucede por alguna razón. Prefiero pensarlo de este modo, en lugar de ser etiquetado como el “líder” porque, sencillamente, eso no es cierto.

“NOSOTROS NO SOMOS PERFECTOS, NUESTRAS IDEAS NO SON PERFECTAS. PERO LO QUE PODEMOS DECIR ES QUE PONEMOS TANTAS PERSONAS Y COSAS IMPERFECTAS JUNTAS CON INSPIRACIÓN QUE LO QUE RESULTA DE ESO ES PERFECTO. LOS ERRORES SON PARTE DE LA PERFECCIÓN”.

¿Estás familiarizado con el uso del cáñamo para la construcción de viviendas?
Alguna vez usé cáñamo. La cuestión es que algunos piensan que el cáñamo puede suplantar el cemento, pero la verdad es que, estructuralmente, no es así. Los que lo intentaron, hicieron desastres. Ahora bien, cualquier parte no estructural de estas construcciones en donde usamos barro o cemento puede ser reemplazada fácilmente por pasta de cáñamo. El gran problema tiene que ver con los materiales que son más fáciles de conseguir: nosotros no usamos nada que sea difícil de conseguir en un área determinada. En otras palabras: para incorporar un material determinado [en este caso el cáñamo] primero debe estar altamente disponible en el contexto de construcción. En este sentido, siempre es más fácil conseguir barro o cemento antes que cáñamo.

¿Cuáles son las dificultades con las que te seguís encontrando?
Cometo errores todos los días. Seguimos fallando en un montón de cosas. Pero nuestros errores nos enseñan. Hay cosas que todavía no sabemos cómo hacer. Es como un arcoíris: nunca podés llegar al final porque se aleja constantemente. Nosotros seguimos yendo en esa dirección y no es un camino perfecto. Nosotros no somos perfectos, nuestras ideas no son perfectas. Pero lo que podemos decir es que ponemos tantas personas y cosas imperfectas juntas con inspiración que lo que resulta de eso es perfecto. Lo que está pasando ahora mismo en la obra es perfecto. Los errores son parte de la perfección.