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@Gabriela Gómez Giuso

Conocé la historia detrás del logo más cannábico del rock argentino

Un ojo, rojo, entrecerrado, con dos inconfundibles hojas de marihuana que lo rodean a los lados. Esta imagen, que todos y todas vimos al menos una vez en nuestra vida, representa a la banda argentina de rock Viejas Locas, ya separados.

Nació justamente en un momento paradójico de la historia de nuestro país: la década de los 90. El prohibicionismo y la guerra contra las drogas estaban en auge, pero nacía la cultura cannábica argentina. La música se poblaba de referencias, algunas muy directas, otras más sutiles.

 

El logo de Viejas Locas se convirtió en una imagen estampada a lo largo y ancho de Argentina, en remeras, tatuajes, murales y banderas. (@Lalagg)

 

 

Algunas referencias fueron más contundentes. En tiempos donde el aroma a marihuana equivalía al extraño perfume del cannabis prensado, un logo con dos hojas se multiplicó por remeras, murales, banderas y tatuajes.

Gabriela Gómez Giusto es diseñadora gráfica, ilustradora y artista plástica. Lala, como se la conoce actualmente, es la creadora del mítico logo.

Desde su niñez se recuerda con un lápiz en la mano y participando en concursos de dibujo y pintura. Ella es parte de una generación de jóvenes argentinos que luego del primer gobierno democrático perdió cierto interés por la política y se vuelca a las manifestaciones culturales.

Esa efervescencia que crecía en los barrio de clase trabajadora, entre zapadas y reunión en la esquina, hacían de caldo de cultivo para la aparición de grandes iconos del rock barrial y todas sus simbologías. Ahí es donde se fijaban la pertenencia y la identidad grupal de los jóvenes a comienzos de los noventa.

Los artistas del under hacían todo a pulmón y se las ingeniaban para empujar una carreta pesadísima para lograr la difusión masiva ya que no existían los medios de la actualidad.

Ya sea haciendo grafitis, pintadas por la calle, stickers, parches, y flyers, había que hacer todo eso y más. Una corriente subterránea que estallaría en los noventas y dejaría una huella en el rock nacional.

Lala es parte de ella y gracias a ser fiel a sus convicciones artísticas, casi sin darse cuenta ya lleva decadas vigente.

Lala y Pity en los comienzos de Viejas Locas, la banda que mostró lo que pasaba en los barrios de los 90

Llevas toda una vida dedicada la ilustración, ¿cómo fue ese camino?

Siempre dibujé, desde muy chica, estudié diseño gráfico en la facultad y me perfeccioné en lo que es dibujo y pintura. Aunque también incursioné en otras cosas como la cerámica. Creo que  la curiosidad es un gran motor en el arte y desde chica mi cabeza siempre busqué ir un poquito más allá.

“El dibujo del ojo entre las hojas de chala lo dibujé para la canción Intoxicado, esa en la que dice “A nadie importa si yo cuido mi flor, yo la protejo contra el viento”. A veces como que no me creo que después de todos estos años todavía despierte tal interés”

¿Solo ilustraciones o hiciste otras cosas?

Mayormente siempre hice ilustración y desde hace unos años para acá me metí full en lo que es la pintura de cuadros, muralismo y grafiti. La pandemia potenció mucho eso también, el arte fue una gran salvación para el encierro porque como tanta gente me quedé sin trabajo y entonces fue como que me reencontré un poco con el ojo porque mucha gente me lo encargaba. A veces como que no me creo que después de todos estos años realmente todavía despierte tal interés.

¿Cómo surge la creación del ojo?

En realidad ese logo no fue creado para el fin que terminó teniendo. Para el primer disco de Viejas Locas, la idea era hacer un dibujo para cada canción. Era una serie de doce ilustraciones. Por supuesto que tenían que estar relacionadas con cada canción. El dibujo del ojo entre las hojas de chala lo dibujé para la canción Intoxicado, esa en la que dice “A nadie importa si yo cuido mi flor, yo la protejo contra el viento”. Recuerdo perfectamente que lo hice con dos plumas que me habían regalado mi esposo y mi mamá cuando me recibí en la facultad.

Dos hojas de cannabis y un ojo enrojecido, en épocas donde solamente hablar de marihuana podía tener consecuencias penales. (@Lalagg)

¿Por qué creés que se hizo tan popular?

 

Es probable que también haya pegado mucho porque llevaba hojas de marihuana que no era algo que se viera mucho. Cuando nosotros fumábamos en esa época no existía saber lo que era un cogollo realmente, con suerte sabíamos cómo lucia la hoja. Después no se bien como pasó, pero ese dibujo pegó tanto en la gente que terminó convirtiéndose en el logo de la banda.

¿Cómo pasó?

Fue algo que se dio naturalmente y que la gente lo eligió así. Por mucho tiempo reconozco que no lo vi como algo tan grande. En cierta forma hoy estoy agradecida porque muchas veces uno es inseguro de sus creaciones y es lindo el reconocimiento de otros artistas más jóvenes.

¿Cómo fue laburar con los chicos de Viejas Locas?

Mi esposo y yo fuimos parte del grupo en lo creativo de lo visual de la banda desde el comienzo. Él siempre fue el fotógrafo de los shows y las sesiones para los discos, prensa, etc. Y yo como siempre dibujé me ocupaba más de lo que era el arte gráfico: el diseño de las entradas, sticker, volantes, los logos y hasta en una época de armar escenografías. Éramos un dúo que funcionábamos muy bien, y con ellos aparte, éramos un grupo de amigos que caminábamos juntos en lo artístico.

“A quién importa si yo cuido mi flor, yo la protejo contra el viento”, dice Intoxicado el tema para el que Lala diseñó un logo icónico

Allá por los 90, ¿tenía otro peso todo lo que rodeaba la gráfica y estética de una banda?

Hay que tener en cuenta que en esa época el arte de los discos era algo muy pensado. La gente esperaba ver en el CD las letras de las canciones, fotos de la banda, información extra. Era realmente importante. Estábamos todos muy conectados desde lo creativo y era un lugar de mucha creación, de mucha libertad para hacer cosas, era tipo “fíjate lo qué querés hacer”. Estábamos re conectados en conjunto.

¿Trabajabas mucho con Pity?

Pity y yo nos entendíamos muy bien en ese aspecto, compartíamos conceptos e ideas sobre lo que se buscaba desde ambos lados y él me tenía mucha confianza. Fue una época muy linda, todos poníamos mucho de nosotros.

Por lo que se ve en tus dibujos el cannabis fue una gran fuente de inspiración.

Sí, claro, el cannabis siempre fue algo que me ayudó en lo que es la parte creativa. Desde joven fue una fuente de inspiración y también un motivo de reunión. Mi esposo y yo convivimos desde jovencitos, y por mucho tiempo éramos como los ¨adultos¨ por no vivir con nuestros viejos. Así que nuestra casa era el búnker de reunión, sobre todo con esos amigos con los que compartíamos el gusto por fumar.

¿Qué cannabis tenían para compartir?

En aquellas épocas no existía ni la variedad ni calidad de hoy, era fumar prensado. Era un gusto que compartíamos ambos y sin duda también un gran motor para activar la creatividad. Nos juntábamos a cranear un montón de cosas, a charlar y clavarnos unas pizzas. A mi casa siempre venían los que fumaban de la banda, que no eran todos.

Lala concentrada en uno de sus tantos murales. Todavía la impresiona que el dibujo que hizo allá por los 90 siga vivo

¿El encuentro cannábico los potenciaba?

Sí, en muchos aspectos, porque pasábamos mucho tiempo armando las ideas para lo que se venía. Hoy en día lo sigue siendo solo que le encontré otros usos porque también la calidad hizo una gran diferencia y por ahí si es muy fuerte me disperso un poco. Lo bueno es que ahora en casa cultivamos en familia. Sobre todo mi esposo es el que lleva adelante el cultivo pero con ayuda de mis hijos y yo también. Compartir esto con ellos también es muy lindo.

¿Te sorprende en lo que se transformó ese dibujo?

La verdad, para mí fue un dibujo para ese disco, nada más. Nunca lo tomé como algo tan grande a pesar de ver que estaba en las remeras y en un montón de lugares. Me tomó muchos años interiorizar que era algo así de grande, te diría que hasta no hace muchos años que me cayó la ficha. Que chicos más jóvenes lo conozcan y hasta se lo tatúen me sorprende. He acompañado a mis hijos a tatuarse y verlo entre los stencil reversionado es algo que aún me shockea. Creo que yo siempre lo vi cómo tan ligado a la banda que quizás en algún punto hizo que no lo sienta tan personal, tan mío.

Creaste algo que sigue vivo

Sí, y hoy un montón de chicos jóvenes, ilustradores o tatuadores me mandan sus versiones del ojo y me encantan. Yo no sabía que a la gente le gustaba tanto. Ver lo que significó para ellos aún me impresiona. Pero me gustó que haya trascendido de esa forma. Es algo que jamás se me hubiese ocurrido y se dio naturalmente. Es mío, pero siento que se lo entregué al universo.