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Las variedades nativas más alucinantes

De las índicas hipnóticas de los valles del Himalaya a las monstruosas sativas de las playas del Caribe, en todo el planeta fueron surgiendo impresionantes plantaciones donde la marihuana, en un proceso de supervivencia y evolución, estableció un vínculo intenso con los hombres y las mujeres que, cosechándola, la hicieron parte esencial de sus ritos, sus vínculos sociales y su economía. A estas plantas nativas se las conoce como variedades landrace.

Colombia:
Tiene destinos para todos los gustos: Los Andes colombianos se prestan para la escalada, hay excursiones por la selva tropical y nada mas relajante que descansar en playas de arena blanca, sea a la costa del mar Caribe o del océano Pacífico.

Las variedades nativas colombianas son Punto Rojo, Santa Marta o Corinto, entre otras menos conocidas. Se trata de plantas muy altas, sativas puras, de hojas marcadamente aserruchadas y según la variedad, pistilos rojos o cálices que se vuelven violetas con el frío. Los cogollos poco compactos pero de abundante producción, hojas claras y gran cantidad de resina con aroma entre frutal y maderas. Efecto liviano y estimulante.

La mítica Punto Rojo Colombiana, una sativa intensa.

India
Las alturas de la India, el valle de Karpati o Himachal Pradesh hasta las laderas más bajas del Himalaya son la cuna de una de las delicias más antiguas y exóticas para el occidental: El charas.

En muchas regiones el cannabis crece salvaje, sin separación de machos salvo en las zonas donde se produce charas o hashish. Las plantas son de origen sativo pero muestran fenotipos más índicos a medida que sube la altura donde son cultivadas. Los cogollos son delgados y cubiertos de resina y el producto principal es el charas o resina extraída de las plantas vivas mediante el frotado a mano de los cogollos.

India, zona de charas.

México
Culturas milenarias, chamanes, plantas psicodélicas y excelente marihuana para fumar en playas del cielo se combinan en un autentico edén cannábico.

Las genéticas originales de Oaxaca, Michoacán y Guerrero se observan en plantas de hasta 7 metros de altura con grandes cogollos de fuertes efectos eufóricos y cerebrales, que sobreviven en medio de los nuevos cultivos de genéticas kush destinadas al comercio local e internacional.

El poderío cannábico de Oaxaca

Jamaica
Cuna de Bob Marley, embajada mundial del reggae, destino infaltable e inevitable para el cannábico recién iniciado en el arte de perseguir genéticas exóticas.

Las variedades locales como la Lamb’s Bread con su característico sabor especiado y sus efectos eufórico y anti estrés, hacen de Jamaica una experiencia inolvidable. Son plantas altas, de floración extensa y acostumbradas a un clima tropical de gran humedad y calor.

Jamaica, tierra de fertilidad.

Marruecos
Rodeados de desierto, los inmensos plantíos musulmanes de índicas locales y asiáticas son la meca de los amantes del hashish. Una tierra mágica donde conviven las delicadas costas del Mediterráneo, cargadas de palmeras y balnearios, con los pueblos nómades del desierto en su parte más inhóspita.

La variedad landrace de Marruecos es Kif, proveniente del área de Ketama y utilizada principalmente para la elaboración de hashish. Es una planta de mediana altura, escasa ramificación y hojas pequeñas, con gran resistencia a la sequía. El hashish resultante suele ser suave y delicado para fumar, con tonos frutales. Efecto corporal y relajante.

Landrace marroquí, una fuente de hachís