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Humedad y calorOleksandrum (Shutterstock)

Humedad y calor: cómo cuidar el cultivo

Si estás cultivando en exterior seguramente la humedad y calor de estos días te habrán dado algún que otro dolor de cabeza. Si bien no podemos controlar el clima en exterior, podemos tomar distintas medidas que ayuden a hacerle frente a las condiciones extremas.

Si todavía no hiciste el último trasplante para la floración, algunos de los siguiente consejos pueden ayudarte y hacer que tu cultivo mejore su rendimiento. En caso de que tus plantas ya estén florando, lo idea es tener en cuenta algunas cuestiones báscias  para evitar la formación de hongos en los jóvenes cogollos, más si se trata de plantas con predominancia índica donde son más densos.

Claves para combatir la humedad y el calor: las macetas

Para el calor son ideales las macetas de tela, que permiten el paso del aire por toda su superficie generando la famosa autopoda aérea al mismo tiempo que promueven la refrigeración correcta del sustrato. Ojo, en el mercado existe una gran oferta de este tipo de contenedores, pero muchas de ellas son ineficientes por el tipo de tela que utilizan: entramado muy fino o materiales de baja calidad que repelen el agua.

También es importante que revises que tengan los refuerzos necesarios en su confección. Porque si bien son macetas que tienen una forma “libre” que se adapta al pan de raíces, tampoco debe permitir su colapso. En caso de que no las consigas o no puedas adquirirlas, siempre recordá que lo ideal es usar macetas blancas, dado que refractan a luz.

Buen drenaje para atentuar el calor y la humedad

El drenaje es fundamental, más en épocas de calor donde puede llegar a producirse una descomposición masiva de la materia orgánica presente en el sustrato. Eso puede llegar a ser letal si en ese momento hay un problema de drenaje: el espacio que debería estar siendo ocupado por aire está saturado por el agua generando condiciones ideales para el desarrollo de microorganismos anaeróbicos que en grandes cantidades son perjudiciales.

Además eso restringe el acceso de nutrientes y oxígeno para las raíces comprometidas. Esto lo podemos evitar en gran medida con el uso de macetas con agujeros en su base, agregando una generosa capa de carbón, leca o pometina en su base antes de sumar el sustrato.

Cultivo de cobertura

Se trata de plantas compañeras que colaboran de forma benéfica con prácticamente todas las funciones de la planta. El aumento de la biomasa radicular genera una mayor absorción de agua, que además de ser usada para el mantenimiento de las mismas plantas, se almacena en estructuras colaborativas con otros microorganismos como hongos o bacterias.

La comunicación que se genera entre los distintos sistemas radiculares crea un entramado complejo en el suelo que no solo mejora el transporte y la distribución de recursos, sino que también reduce la erosión hídrica dado que el suelo se encuentra más cohesionado, más unido.

Finalmente, protegen la superficie del suelo (de ahí su nombre) permitiendo una mejor regulación de la temperatura. Las mejores candidatas que podemos elegir son el trébol, la dichondra y, en suelo directo, la avena.