“Todo esto debe ser un artista: poeta, científico y filósofo”, escribió en 1911 el pintor alemán Paul Klee y, aunque su afirmación es demasiado demandante, en el caso de Refik Anadol el concepto es aplicable.
Nacido en Turquía, Anadol tomó herramientas digitales y conocimiento de la ciencia para comprender su objeto en profundidad y sobre eso aplicó su sentir poético y su filosofía humanitaria.
El resultado son enormes murales hipnóticos, de movimientos permanentes y cíclicos que pueden proyectarse tanto en museos como sobre edificios enteros. Sus colores, sus texturas y especialmente su naturaleza dinámica conectan esta obra con la tradición del arte psicodélico.
Pero Anadol, tomando la Inteligencia Artificial como herramienta, va mucho más allá de las técnicas artesanales.
El artista de 39 años ya realizó muestras en América Latina. En 2022 Anadol presentó en Argentina su obra Máquinas de alucinación: coral.
La sede fue el Teatro Colón y la Orquesta Académica del Instituto Superior de Arte del Teatro, dirigida por el maestro Pablo Bocchimuzzi fue parte de la instalación. Su visita fue en el marco de la Semana del Arte.
Para esta obra, Refik y su equipo reunieron 1.742.772 de imágenes de corales que son de uso público en las redes sociales.
Luego las procesó y clasificó para arribar a esta propuesta de casi cuatro metros de altura. “La obra se centra en lo esencial que es para nosotros conservar nuestros océanos”, explicó en 2021.
Cuando existe una colaboración armoniosa entre la máquina, el ser humano y la naturaleza, el resultado puede ser poético, hermoso y con suerte, inspirar el cambio
“Además demuestra que cuando existe una colaboración armoniosa entre la máquina, el ser humano y la naturaleza, el resultado puede ser poético, hermoso y con suerte, inspirar el cambio”, agregó.
Su interés por el universo de los corales también pudo verse en Realidades artificiales: coral, una obra que se presentó en el contexto del Foro Económico de Davos, en Suiza.
De hecho, este mismo año, la obra de Anadol volvió a verse en Davos. En esta ocasión se trató de Archivo vivo: naturaleza, donde también el uso de IA fue clave.
En charlas para Ted talks y diferentes entrevistas, Anadol subraya la necesidad de preservar la memoria y que la IA puede ser usada para ese efecto. Reconstruir y preservar especies, tribus, culturas que se perdieron o están en extinción. Su apuesta no es solo visual.
En Archivo vivo: naturaleza podían verse cientos de especies de aves, la selva amazónica y al mismo tiempo vivir las sensaciones propias de esos lugares, la temperatura y el aroma.
La IA como memoria de la humanidad
Uno de los primeros impactos creativos de Anadol fue la ciencia ficción. La película Blade Runner fue un flechazo.
“Simplemente me enamoré de ese universo. Y descubrí que tal vez el futuro que estas películas imaginaban podía ser más esperanzador, más positivo. Creo que cuando era niño, no veía la distopía, veía utopía”, contó en 2022, aunque no era ingenuo, también reconocía que la tecnología podía hacer daño.
Otro hito del artista digital, como se autodenomina Anadol fue exponer Sin supervisión en el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York, Estados Unidos) que fue la primera obra creada mediante IA y tokenizada expuesta allí.
Para Sin supervisión transformó los metadatos de la colección del MoMA en una obra que genera continuamente nuevas formas en tiempo real.
El artista tiene un objetivo claro: “Que la IA se vuelva un espejo que guarde la memoria colectiva de la humanidad”.
En ese camino avanza cada vez más profundamente, y para su última instalación primero entrenó a la IA -sí.
La máquina se entrena con conocimiento humano, con información de National Geographic, de The Smithsonian Institute, CornellLab, The NAture History Museum in London, The conservation Research Foundation Museum y con todo lo recolectado por personas en más de diez países y de 15 lenguajes diferentes.
“Estamos trabajando con científicos para hacer arte”, es su postulado y se para en el polo opuesto de “el medio es el mensaje” que advertía Marshall McLuhan y se apropia de esos medios masivos, apabullantes, para convertirlos en un mensaje.
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Arte, máquinas y sueños
Anadol usa el mayor grado de efectividad y afectividad para conmover. El arte debe conmover. ¿Pero es arte algo que es el resultado de un proceso de una IA?
Cuando se coloca una pantalla en el medio de una instalación que reproduce una secuencia repetitiva, nadie cuestiona que allí haya material metido en una máquina que permite esa repetición.
Tampoco nadie pega el grito en el cielo cuando se edita una película digitalmente y hay una persona cortando y pegando fotogramas.
La IA es más difícil de interpretar, incluso poco tiempo atrás hubo una gran alarma porque para entrenar una app de creación de imágenes se había usado la obra de artistas plásticos famosos, sin pedir permiso a nadie. Es, sin duda, un proceso más extremo.
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Pero el sentido, la sensibilidad, la emoción, todavía son cualidades eminente humanas. Y los sueños … ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, titulaba Philip K. Dick su novela en la que se basó Blade Runner.
Aún las máquinas no sueñan, la humanidad sí y ese mundo onírico que crea Anadol, esos universos posibles tienen un trazo que late.
El artista dirige la orquesta de su equipo, que también está integrado por IA, y tiene el propósito de que el mundo sea un lugar mejor. Las máquinas no tienen esas inquietudes. Por ahora, no tienen corazón.