Existen muchos mitos sobre prácticas para favorecer los cultivos, y entre colegas cultivadores se transmiten consejos con frecuencia. El problema es que muchas veces estas recomendaciones no están respaldadas ni bien comprobadas. Por ejemplo, quizás hayas oído que el agua con hielo sirve para obtener cogollos más resinosos. Pero, ¿hasta qué punto es cierto este dato?
Agua helada para el riego
Según esta teoría, regar las plantas con agua con hielo genera un estrés que induce a la planta a producir más resina como respuesta. Sin embargo, esta es solo una teoría. No hay evidencia científica que demuestre la efectividad de este método. De hecho, puede ser bastante riesgoso para nuestras plantas.
Lo que realmente puede ocurrir si aplicamos esta técnica es que se generen hongos como producto del exceso de humedad, oscuridad y bajas temperaturas. Por lo tanto, no es pertinente poner en riesgo la salud de nuestros cultivos con una técnica que no ha sido comprobada.
Pero si lo que buscás es el aumento de la resina, existe un método verificado y muy útil que incrementará la generación de terpenos
Alternativa al agua helada: luz ultravioleta
Utilizar luz ultravioleta en floración efectivamente aumentará la producción de terpenos. En esta técnica también sometemos a nuestra planta a una situación de estrés, pero controlada. Se trata de estrés por altas irradiancias. Como respuesta, el cannabis comenzará a producir más terpenos, cannabinoides y flavonoides.
Un tubo fluorescente con UV cumplirá con la función, y solo debemos encenderlo de 2 a 4 horas por día. Si elegís poner a prueba este método, puede que notes que las hojas altas se vuelven violetas o azules, pero esto es normal e incluso una buena señal.
Ahora, es importante conocer los aciertos y errores al momento de regar. Veamos una serie de recomendaciones para evitar estropear tus plantas al irrigarlas.
¿Cuál es la mejor agua para regar cannabis?
La mejor agua para riego siempre será aquella que esté bien acondicionada. Para esto, hay dos factores a los que prestar atención: el cloro y el pH.
Cómo declorar el agua de riego
El agua que utilizamos de la canilla contiene cloro. Este químico se agrega para “sanitizar” el agua y evitar la reproducción de ciertos microorganismos que pueden ser perjudiciales para nuestro cuerpo. Sin embargo, en el sustrato hay cientos de microorganismos que benefician la salud de las plantas. Aquí es donde el cloro puede interferir negativamente.
Por esta razón, se recomienda declorar el agua antes de utilizarla para riego. El proceso es muy sencillo: simplemente hay que dejar reposar el agua durante una noche. Es importante usar un recipiente de boca ancha, como un balde, para que el cloro se evapore más fácilmente. Otra opción es utilizar pastillas de carbón para eliminar el cloro del agua.
Medir el pH del agua
El agua tiene cierta acidez, y en el riego, esa acidez debe rondar entre 5.6 y 7 puntos. Es por esto que resulta ideal medir el pH de la solución de riego si buscamos acondicionarla lo mejor posible. Para esto, vamos a necesitar la ayuda de un aparato. Se trata del phmetro digital con compensación de temperatura.
Es bastante fácil de usar. Nada más debemos sumergirlo dentro de una muestra de nuestra agua de riego, y esperar a que el valor se estatice. Una vez lo tengamos, concluiremos en si el agua tiene niveles de acidez elevados o más bajos.
Si el agua tiene más pH de lo necesario, debemos utilizar una dosis adecuada de ácido fosfórico o nítrico. La aplicamos en el agua que utilizamos para medir, y pasados 45 minutos volvemos a colocar el phmetro para calcular nuevamente la acidez.
Si los valores son óptimos, ya la podremos utilizar. Si no, continuamos administrando los ácidos hasta alcanzar las medidas adecuadas. En caso de que el pH del agua sea bajo, el procedimiento es el mismo pero con otros productos.
Una vez que hayamos culminado con las mediciones, lavamos el phmetro con agua destilada y lo guardamos en su solución de almacenado.
Qué le hace mejor al cannabis: ¿calor o frío?
Ni una, ni la otra. Cualquier extremo, sea agua muy fría o muy caliente, pueden perjudicar gravemente las raíces. Lo mejor siempre será el agua templada. Por agua templada nos referimos a que la solución de riego debe rondar entre los 20 y 25°C. La temperatura más óptima serían los 23°C.
¿Cuándo me conviene regar?
Regar al atardecer es la mejor opción, cuando el sol ya está bajando o al amanecer, cuando el sol todavía no se encuentra dando a pleno sobre las plantas. Pero además de pensar en qué franja horaria regar, debemos tener en cuenta si nuestra planta necesita agua a partir de una serie de signos.
Algunos expertos en cultivo pueden darse cuenta de si la planta necesita agua con tan solo levantar la maceta y corroborar su peso. Si está liviana es porque está faltante de agua.
Sin embargo, existen otros métodos más confiables para cultivadores novatos. Lo primero que podemos hacer es observar el aspecto del sustrato. Muchas veces, se nota a simple vista que está seco. De todas formas, no debemos quedarnos solo con esta información. Lo mejor es hacer un huequito pequeño para hundir el dedo unos centímetros y palpar la humedad de la tierra. Si está muy seca, habrá que regar.
Lo ideal es no llegar al momento en que nuestras hojas estén caídas. Este es el principal signo de deshidratación, pero puede implicar un daño irreversible. Por eso, lo mejor es ser precavidos y vigilar con previsión el estado de nuestra planta.
Trucos para optimizar el riego
Hay dos elementos que nos van a ser de mucha ayuda para mejorar el proceso de riego: el mulching y los platos de base.
El mulching es una cobertura de paja o viruta que tiene múltiples utilidades. Con respecto a la irrigación, nos ayudará a que se distribuya mejor el agua. Además, sirve como regulador térmico, conserva la humedad y disminuye la erosión del suelo.
Por otro lado, los platos que se colocan debajo de las macetas son grandes aliados. Estos recipientes almacenan el agua sobrante del riego, permitiendo que la planta la reabsorba si es necesario. Si la planta toma agua del plato, significa que el riego inicial no fue suficiente para hidratarla adecuadamente, pero el agua almacenada en el plato ayuda a suplir esta necesidad. De esta manera, nos aseguramos de que nuestros cultivos siempre estén correctamente hidratados.