Como sucede con el cannabis, en los últimos años los psicodélicos mostraron un potencial medicinal inimaginado. Y no se limita al cuerpo: cada vez más evidencia apunta a que los psicodélicos mejoran la creatividad científica y pueden ayudar a los investigadores e investigadoras a realizar nuevos descubrimientos.
Se conoce comúnmente como psicodélicos a un grupo amplio y heterogéneo de sustancias cuyo efecto principal es la modificación de la percepción ordinaria, tanto sensorial como intelectual o emocional. Entre los psicodélicos podemos encontrar sustancias naturales como la psilocibina de los hongos del género Psilocybe o el DMT presente en la ayahuasca, pero también de sustancias artificiales como el LSD, el MDMA e incluso la ketamina.
Aunque normalmente se aborda a este tipo de sustancias como un coadyuvante para la terapia psicológica o psiquiátrica, donde muestran una enorme eficiencia para el tratamiento de la depresión o el estrés postraumático, son cada vez más las evidencias que muestran una eficacia sorprendente para tratar patologías con base orgánica, como el caso del DMT para revertir o prevenir los daños producidos por accidentes cardiovasculares.
Paralelamente también existen investigaciones que apuntan a beneficios de su uso en dosis menores a las que ocasionan efectos perceptibles, las llamadas “microdosis”. En cantidades ínfimas ingeridas a diario o en períodos breves, los psicodélicos mostraron el potencial de mejorar la concentración, el estado de humor y la remisión de síntomas como la ansiedad y la depresión.
Investigadores ahondaron en una cuestión que intriga a la ciencia desde la década de 1950, cuando los psicodélicos ingresaron en la escena científica de la mano del LSD, la psilocibina y la mescalina. ¿Los psicodélicos mejoran la creatividad científica?
Existen testimonios de científicos mundialmente conocidos, como Francis Crick, Albert Hofmann, Richard Feynman o Kary Mullis que destacaron el rol singular de los enteógenos en el desarrollo de sus teorías y descubrimientos. Pero más allá de las evidencias testimoniales y anecdóticas, los investigadores quisieron ahondar en una cuestión fundamental y es la relación entre el uso de psicodélicos y la generación de nuevos enfoques, ideas y abordajes a la hora de resolver problemas “científicos”.
¿Los psicodélicos mejoran la creatividad científica?
El estudio fue publicado en el journal Drug Science, Policy and Law y realizado por un equipo de investigadores ingleses y holandeses, que revisaron la literatura científica disponible sobre estudios que abarcaran el tópico en cuestión.
Así encontraron incluso estudios realizados antes de la inclusión de los psicodélicos en las listas de sustancias prohibidas, como “Psychedelic agents in creative problem-solving: a pilot study” realizado en 1966 por Harman y Stolaroff, donde evaluaron el desempeño de 27 individuos, especializados en distintas áreas como arquitectura, biología o matemática, bajo los efectos de 200 miligramos de mescalina para concluir que el uso de mescalina genera flexibilidad a la hora de abordar problemas y facilita nuevos insights.
De acuerdo a los investigadores, sobra evidencia para afirmar que el uso de psicodélicos en un contexto controlado y con el fin de estimular nuevos abordajes a problemas o desarrollos científicos no sólo es positivo sino que además vuelve obsoleta y restrictiva la mirada que enfoca a los psicodélicos desde una perspectiva sanitaria, comparándolos con otras sustancias, en lugar de abordarlos desde toda su complejidad.