Las plantas de cannabis necesitan de un medio específico donde crecer: el sustrato. Este sustrato debe estar en condiciones óptimas para que las raíces se mantengan saludables y absorban los nutrientes indispensables. Entonces, un buen suelo debe contar con complementos que hagan viable el desarrollo de la planta. Pero, ¿qué pasa con los suelos arcillosos?
¿Qué pasa si tenemos suelos arcillosos?
Los suelos arcillosos, por su consistencia, traen principalmente problemas de drenaje y escasa aireación, lo que puede llevar más fácilmente a un sobreriego. Todas estas condiciones pueden afectar gravemente a las raíces, generando su pudrición, contribuyendo al desarrollo de hongos y enfermedades y afectando al crecimiento de las plantas.
Además, el sobreriego generado por la falta de drenaje puede llevar a un lavado de nutrientes, despojando al cultivo de su alimento.
Como vemos, estas condiciones no son las más ideales, entonces, ¿qué hacer para evitar un sustrato arcilloso?
Suelos arcillosos: ¿cómo airearlos?
Cuando armamos el sustrato, podemos aportarle elementos que van a cooperar con su aireación. En el armado de un suelo básico, estos elementos son tres:
1. Turba: La turba no solo nos ayuda a airear el sustrato, sino que también mantiene el pH en los valores apropiados y colabora con la retención de nutrientes y agua. En el armado de un sustrato tradicional, se suele usar un 25% de turba.
2. Vermiculita: Es un mineral, y se utiliza en un 10% del sustrato. Además de mejorar la aireación, retiene agua y nutrientes.
3. Perlita: Bastante parecido a la vermiculita, este vidrio volcánico también retiene agua y mejora la ventilación del sustrato. Se aplica en un 10%.
Estos son los 3 básicos para garantizar un suelo con buen drenaje y aireación. Por supuesto que se complementan con otros elementos, como la tierra y el compost, que componen el 40% de la fórmula básica del sustrato. También se aplica un 15% de humus de lombriz que sirve como abono ya que provee nutrientes y ácidos fúlvicos y húmicos. Para más información sobre el armado de un sustrato básico, hace click acá.
Microorganismos benéficos para el sustrato
Con los elementos ya mencionados, obtendremos un suelo correctamente aireado. Pero existen otros puntos a atender en cuanto a la salud del sustrato. Por este motivo, administrar microorganismos benéficos a nuestros suelos nunca está de más.
Trichodermas
Estos hongos benéficos son los guardianes de nuestros cultivos, porque operan contra los patógenos que pueden enfermar a nuestras plantas, como el hongo Fusarium.
Básicamente, compiten con estos patógenos por el espacio y los nutrientes, pero las trichodermas cuentan con ventaja porque colonizan el sistema radicular más rápidamente que los organismos opositores. Además, las trichodermas producen metabolitos que inhiben a los patógenos perjudiciales para nuestros cultivos, y fortalecen el sistema inmunológico de las plantas.
Estos hongos benéficos son excelentes preventivos, por lo que pueden utilizarse desde la germinación. Se consiguen en cualquier growshop y pueden venir de forma líquida o en polvo.
Micorrizas
Las micorrizas son otro tipo de hongos benéficos cuya principal función es cooperar con la planta en la asimilación de nutrientes. Las micorrizas y el sistema radicular de la planta de cannabis funcionan como aliados, porque reciben beneficios el uno del otro.
Estos microorganismos beneficiosos ayudan a las plantas de cannabis porque hacen accesibles ciertos nutrientes que las raíces por sí solas no pueden alcanzar. Esto es gracias a la estructura del hongo, que es más alargada y pequeña, por lo que puede llegar hasta lugares más recónditos a los que las raíces no tienen acceso. Además, también cuidan a la planta de los patógenos.
Las micorrizas se pueden conseguir en los growshops, y vienen de distintas maneras. Podemos aplicarlas directamente en el armado del sustrato, o diluirla en el agua de riego. También existen productos para sumergir directamente las raíces durante un trasplante o en la germinación. Por último, las micorrizas también vienen en polvo, y se puede aplicar durante el trasplante o simplemente sobre la superficie del sustrato.
Bacterias azospirillum
Estas bacetrias son fijadoras del nitrógeno, un macronutriente fundamental para las plantas de cannabis. El nitrógeno es importante en todas las etapas del cultivo, pero especialmente durante el vegetativo, ya que contribuye a la formación y fortaleza del sistema radicular y de las hojas. Este nutriente es muy importante, por lo que idealmente hay que evitar su deficiencia. Para eso, nada mejor q las bacetrias azospirillum.
Sustratos arcillosos: otras alternativas al suelo tradicional
Ya vimos algunos detalles sobre el armado del sustrato más tradicional, pero existen otros medios donde las plantas de cannabis pueden crecer.
Hidroponia
Por ejemplo, existe una opción de cultivo sin suelo. Se trata de la hidroponía, que consta de cultivar cannabis en una solución acuosa con una dosis de nutrientes. Este método optimiza el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Una de las principales características del cultivo hidropónico es la capacidad de calcular y ajustar los nutrientes diariamente, lo que asegura que las plantas reciban todo lo necesario en cada etapa de su desarrollo. Esta nutrición óptima se traduce en un crecimiento más rápido y en mayores cosechas.
En lugar de suelo, se utilizan sustratos inorgánicos como leca, perlita o lana de roca. Estos sustratos son inertes, lo que significa que no aportan nutrientes por sí mismos, pero facilitan el acceso de las raíces a la solución nutritiva.
El sistema DWC o Deep Water Culture es uno de los métodos hidropónicos más comunes y efectivos. En este sistema, las raíces de las plantas cuelgan directamente en la solución nutritiva, que se mantiene oxigenada mediante una bomba de aire. Es crucial utilizar recipientes opacos para evitar el paso de luz y la formación de algas. Además, se debe monitorear y ajustar regularmente el pH y los niveles de nutrientes para mantener las condiciones óptimas.
Super soil
Se trata de sustratos elaborados con enmiendas orgánicas sólidas, que se caracterizan por aportar todos los nutrientes necesarios para el ciclo completo de cultivo sin necesidad de utilizar fertilizantes adicionales. Se suelen complementar con biofertilizantes que controlan la degradación y absorción de la materia orgánica.