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Siempre verde

La prohibición del aborto genera la muerte de miles de mujeres, problemas de salud, mafias y la criminalización de aquellas que transitan ese camino. La mayoría de las víctimas son pobres, las que no pueden pagar por una atención adecuada que, por su clandestinidad, resulta costosísima.

Lo que las luchas de las mujeres deja en claro es que al discutir la legalización del aborto no se discute si se está a favor o en contra del aborto. Lo que se pone en juego es si aquellas que ya decidieron abortar (y que no van a dejar de hacerlo pese a la ilegalidad) van a seguir siendo expuestas a la ilegalidad y la inseguridad que eso implica.

Hoy, en la Cámara de Diputados, se discutió si la función del Estado es prohibir y criminalizar generando daños profundos en la salud pública, o regular para poder cuidar la salud de miles.

Hoy, una multitud infinita de mujeres que desde hace décadas vienen luchando por sus derechos y que ya constituyeron un movimiento de una fuerza imparable hicieron historia.

Aunque aún falte un poco para que el derecho a la interrupción legal del embarazo sea ley, las mujeres avanzaron en la conquista de derechos esenciales sobre su cuerpo y en poner al Estado en el lugar del que nunca debió haberse alejado: el de generar políticas públicas más realistas, justas y humanas.

La intensa y comprometida lucha de las mujeres muestra que el futuro sólo es posible dejando atrás las prohibiciones que nos dañan e impiden el desarrollo pleno de una vida digna.