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“Cara de cannabis”: hablamos con el cultivador detenido

El primero de diciembre, el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, publicó un video sobre un allanamiento. “Atrapamos a un delincuente que tenía un enorme indoor para cultivar marihuana y venderla. Se hacía pasar por influencer del autocultivo pero no logró engañarnos”, aseguraba el ministro.

El video que se volvió viral, comienza diciendo “detuvimos a cara de cannabis”. Y luego aclara “un instagramer que se hacía el autocultivador, pero que plantaba para vender”.

Lo cierto es que “cara de cannabis” tiene un nombre: se llama Daniel Martín Tornello. Tiene 52 años y cultiva para él y su esposa. Y a raíz de ese allanamiento se le inició una causa que puede terminar en una condena de hasta 15 años de prisión.

Daniel convive con un problema de salud mental y su esposa tiene un cuadro de epilepsia refractaria. Además tienen tres hijos, dos de ellos también con problemas de salud. Lucas (18) tiene un retraso mental y Franco (14) un trastorno opositor desafiante. La vida de Daniel y su esposa no es sencilla.

Hasta el momento, no se desprende ninguna evidencia de venta que justifique su detención, apenas mensajes con otros cultivadores como los que habitualmente se comparten: acerca de genéticas y técnicas de cultivo. Quienes cultivamos cannabis sabemos que nadie lo hace en soledad.

Una legislación atrasada

El domingo, la ministra de Seguridad de la Nación Sabina Frederic fue consultada sobre el caso.  Frederic subrayó la importancia de no mezclar “la ilegalidad” con el cultivo medicinal.

La ministra destacó la nueva reglamentación de la Ley de Cannabis medicinal, que habilita el cultivo personal, solidario y colectivo, pero que aún se encuentra en proceso de implementación.

“Aún con esa reglamentación, el cultivo de cannabis sin la certificación correspondiente por parte del Ministerio de Salud, sigue siendo un delito”, subrayó Frederic y pidió que los medio de comunicación sean claros al respecto.

Lo que señaló Frederic es cierto: el cannabis y su cultivo siguen siendo completamente ilegales en Argentina. La mera tenencia de una semilla puede ser motivo de inicio de una causa. La simple tenencia de una planta o de un porro, también. Basta la denuncia anónima de un vecino. Basta una requisa callejera.

De hecho, ley de drogas argentina, la 23.737, no contempla ni siquiera el principio de inocencia. Es decir, que es la persona requisada o allanada la que debe convencer al sistema penal que lo que tiene en su poder es para su propio consumo y no para ser comercializado.

El fallo Arriola de 2009 estableció que es inconstitucional la penalización de la tenencia de drogas cuando es para consumo personal. Y en ese momento pidió al Congreso la modificación urgente de esa ley. Pasaron más de 10 años y no hay movimientos claros al respecto, más allá de que legisladoras del oficialismo han presentado proyectos para avanzar y poner fin a al criminalización.

Lo llamativo del fallo Arriola es sobre lo que se está pronunciando: la ley de drogas actual sí penaliza la tenencia aunque no sea con fines de comercialización. Y, luego del fallo, es decisión de los funcionarios de la Justicia aplicarlo. De no hacerlo, se abre la puerta a una batalla legal que la persona librará de cara al Estado.

Por lo tanto, cuando la ministra advierte que cultivar cannabis “sigue siendo delito” es absolutamente cierto. El cannabis carece de una regulación integral para todos los usuarios, usuarias y cultivadores. Y sin una sola prueba contundente de comercialización una persona puede perder su libertad.

De momento, quienes lo usan con fines medicinales quedarán fuera del alcance represivo de la ley una vez que se efectivice el Registro en el que trabaja el Ministerio de Salud de la Nación.

Sin embargo, en tanto y en cuanto no se discuta y apruebe una regulación del cannabis que contemple a todas las personas y todos los usos de la planta, la vulnerabilidad de miles de personas seguirá siendo enorme.

La voz de Daniel

Hoy Daniel enfrenta una causa con una pena de 15 años de prisión. Hablamos con él, mientras se encuentra detenido en la comisaría segunda de San Miguel.

¿Cuál es tu condición de salud?

Mí enfermedad es un transtorno del control de los impulsos y las emociones y transtornos de las personalidades límite desde los catorce años de edad. A la edad de catorce años sufrí graves transtornos en un tiempo en que en las instituciones educativas eran considerados solo para expulsar o castigar al alumno o directamente retirarlo de las instituciones educativas,era muy precario y muy terrible el concepto de un nene con esas patologías.

¿Cuándo comenzaste a pensar que el cannabis podía ser una opción para vos?

Cuando nos conocimos con mi esposa, Elizabeth que tiene epilepsia refractaria resistente a las medicaciones. En ese  momento le sugerí a ella la utilización de cannabis medicinal. Ella no quería tener ningún contacto con el cannabis. Accedió luego de largos años donde pasó por muchos estudios. Empezó a probar el aceite y comenzó a mejorar. Bajó la medicación súper tóxica a dosis moderadas. Sin el cannabis, era totalmente inocua la medicación. Padecía hasta 60 convulsiones diarias.

¿Cómo accedieron al cannabis en ese momento?

Comprábamos Charlotte´s Web [un aceite comercial importado]. Elizabeth está registrada en ANMAT. Lo íbamos a buscar al aeropuerto de Ezeiza, con todos los permisos. Pagábamos 550 dólares más el envío. Pero descubrimos al tiempo que en su caso no servía, porque se necesitaban cepas balanceadas para tratar su enfermedad. Fue increíble y radical cuando empezó a funcionar. Una alegria tremenda.

¿Y empezaste a cultivar?

No, paso bastante tiempo. Hasta hace dos años nosotros no teníamos ningún tipo de cultivo. Viajábamos a San Rafael, Mendoza, en la parte rural. Habíamos sido estafados múltiples veces com aceites truchos. Y en Mendoza conseguimos a una persona que nos ayudó en el cultivo. Hasta que no pudo más.

¿Por qué?

Este cannabicultor tenía un niño con una enfermedad neurodegenerativa. Perdió motricidad, habla. Hasta que falleció. A partir de eso buscamos la alternativa de hacer el aceite nosotros. Arrancamos com unas plantitas y cero conocimiento. Estábamos desesperados, porque el cannabicultor dejó de cultivar con el fallecimiento de su hijo.

¿Es buena tu experiencia con el cultivo?

En dos años aprendimos sobre las sepas, posibilidades de tener distintos tipos de fórmulas, porcentajes de cannabinoides. Y entendimos como se pueden mezclar sepas. Logramos gotas potentes unas para acercarnos más al control de la patología, casi al punto nulo de convulsiones.

Eso explica la cantidad de plantas que tienen

Claro, teníamos 80 plantas, pero secando solamente tres. En el allanamiento, no hubo ninguna comprobación de indicios de balanza, papeles, etc. Tenemos una habitación y un pequeño patio donde armábamos todo. Nuestra cosecha tenía que ser grande, porque era para ambos. Pero sobre todo seguíamos el tratamiento que tanta alegría y esperanza le dió a Elizabeth.

¿Creías que esto podía pasar?

Me iba a ir a Uruguay, jubilado por discapacidad, luego de 30 años de trabajar en un municipio de la provincia de Buenos Aires. Nos íbamos a ir para que esto no ocurriese. Dios así no lo quiso y ocurrió esto.

¿Por qué tenían pensado irse?

Íbamos a irnos para vivir más tranquilos y educar a mis hijos, desarrollar aceites con 14% de CBD y THC, cosas que acá podríamos hacerlas en diez años. Ya habíamos averiguado, revalidamos matrícula de abogada de Elizabeth.

¿Cómo es tu situación de detención?

Las primeras noches dormí arriba del cemento, después conseguí un colchón. Emocionalmente siento que hay una contradicción: por un lado se empieza a resolver el tema del cannabis es Medicinal, ¿pero por otro lado la idea es que siga yendo gente presa?

¿Y tu familia?

Nos deshicieron. Dejaron a una mujer con un casco de rugby puesto para que no se golpee por las convulsiones y a dos niños discapacitados que tienen que ir a hacer los mandados. Ella está sin medicación y sin que nadie le acerque aceite. Pedí que le dejaran la medicación pero nadie le dejó nada.

¿Por qué empezaste a hablar de cultivo en redes sociales?

La motivación por publicar en  las redes sociales es para que la gente tenga la misma posibilidad que tuve yo: mitigar el dolor a través del cannabis. Yo antes tenía que llevar a mi esposa a la guardia y pasaban cuatro horas tratando de parar la epilepsia. En mi caso empecé a usar las redes por la necesidad de transmitirle a la gente un bien, una alternativa y una esperanza.

¿Cuáles son los pasos que va a seguir tu defensa?

Esta semana mi abogado presentó un escrito para someterme a indagatoria voluntaria. Voy a exponer toda la verdad y las cosas quedarán a criterio de la Justicia. Eso es lo que me tiene intranquilo.


Informe: Santiago Carrillo y Martín Armada