El interés por el cáñamo en la Argentina crece. No solo en las personas que buscan productos hechos en base a la planta, como pueden ser ropa, comida o incluso materiales de construcción, sino también de fabricantes que quieren usarla por sus beneficios ecológicos y sociales.
Sin embargo, desde que la última dictadura estableció el prohibicionismo, resulta muy difícil acceder a esta materia prima. Por eso, y con el objetivo de impulsar la industria local, un grupo de emprendedores argentinos importaron cáñamo desde India.
“Si bien la gestión se hizo durante 2020, la idea comienza a finales del 2019”, explica a THC Celeste Ramajo, una de las emprendedoras que participó de la experiencia.
“Hasta tanto se reglamente la Ley de Cáñamo industrial y se determine el porcentaje límite de THC que permita diferenciar entre cáñamo industrial y cannabis medicinal, todos los registros de variedades en INASE salen bajo la denominación de cáñamo, independientemente del uso que le de el obtentor de la variedad”, dicen desde el organismo de las semillas.
“Una marca de indumentaria llamada Stay True Organic hizo la convocatoria a través de redes sociales. La idea era hacer una importación de forma cooperativista de un hilado de cáñamo desde la India. No es que conformemos una cooperativa en los papeles pero ese era el espíritu”, continúa la diseñadora de indumentaria y fundadora de 13 Textil.
El grupo final se compuso de casi 30 emprendedores que compraron 20 rollos de aproximadamente 45 metros cada uno. “No trajimos fibra cruda, que es la primera instancia luego de la cosecha. Trajimos hilado, que es un segundo proceso. Mientras que a nivel nacional se hizo la parte de la tejeduría, que estuvo a cargo de una empresa local”, señala Ramajo en representación del grupo. Y agrega: “La fibra que se obtuvo fue jersey, una de las más usadas por su versatilidad para los productos textiles”.
Emprendedores argentinos importaron cáñamo: desafíos y beneficios
Los emprendedores que participaron de la importación de cáñamo enfrentaron varios desafíos. Por un lado, era la primera vez en varias décadas que se intentaba traer el material en grandes cantidades y para esos fines.
Desde que la última dictadura militar comenzó con sus prohibiciones, la planta cayó en el olvido y pocas personas en el país se encargaron de proteger la información que existe sobre ella.
“El proceso burocrático es todo un tema del cual nadie está seguro de nada. Se fue improvisando a medida que surgían los inconvenientes, que se agravaron porque fue todo en medio de la pandemia”, recuerda Ramajo.
Según cuenta, el proceso tuvo idas y vueltas que encarecieron los costos. “Algo que se estipuló para hacer en 90 días, tardó 9 meses” explica.
“Inicialmente, eran 46 mil pesos por rollo en tres etapas de pago pero se fue modificando por las demoras, la inflación, etc. Algunos tuvimos que agruparnos para comprar un rollo porque en una compra de esta índole no se podía pedir medio rollo y para los emprendedores más chicos era un gasto considerable. Hubo personas que no nos conocíamos pero todos teníamos la misma visión, construir una industria textil sostenible y responsable desde lo ecológico y social”, destaca.
Y suma: “Aún con todas esas contras, los resultados fueron impresionantes porque el material es de gran calidad”.
En esa línea, la emprendedora subraya que el cáñamo como material textil es antimicrobiano y eso es un beneficio para las personas que tienen problemas de alergia.
“Es muy absorbente, respirable y muy resistente. También tiene muchas más bondades que el resto de las fibras vegetales. Requiere menos superficie de cultivo, sanea los suelos, requiere menos tiempos y recursos, sobre todo de agua”, afirma Ramajo.
Emprendedores argentinos importaron cáñamo y piden por una industria local
THC habló con varios de los emprendedores que realizaron la importación desde India. En todos los casos se repitió el mismo pedido: desarrollar una industria local para obtener la materia prima en la Argentina.
“Cuando empezás a investigar, te encontrás con información que generan grupos, asociaciones e instituciones, te preguntas por qué no se está cultivando acá, en un país que tiene todas las posibilidades para hacerlo y que puede aportar valor agregado. Es realmente una fuente de laburo planteada desde un esquema federal, que puede abastecernos y generar divisas al exportar. Además es ecológico, entonces es de triple impacto”, reflexiona Ramajo.
De todas formas, la emprendedora sabe que aún faltan una serie de regulaciones para que esto ocurra. Es que si bien la Ley de cannabis medicinal y cáñamo industrial fue aprobada, todavía restan llevar a cabo varios procesos para construir un marco que aporte seguridad a todas las partes.
En ese contexto, Gustavo Álvarez, un ingeniero ambiental que se instaló en Córdoba para producir cáñamo, cuenta su experiencia. “El Instituto Nacional de Semillas (INASE) está pidiendo que el fitorremediamiento se haga con semillas nacionales. En el caso del cáñamo, hay variedades pero son medicinales. Es decir, semillas feminizadas para producir CBD. Pero el industrial requiere polinización porque lo que importa es fibra y grano”, explica THC.
Actualmente, Álvarez se encuentra en el proceso para obtener los papeles que lo habiliten a cultivar y generar materia prima argentina. “Dada la situación de no tener genéticas en el país, nos vemos obligados a hacer fitorremediamiento con variedades extranjeras. En mi caso, son genéticas no psicoactivas de Francia por una conexión que hice con una cooperativa de allá. Pero eso requiere otras certificaciones y el proceso se complejiza”, concluye Álvarez.
El accionar de INASE
THC se comunicó con INASE con el objetivo de conocer cómo es la actualidad de la regulación para el cáñamo industrial. “Todas las solicitudes de registro de variedades se atienden por orden de entrada. Actualmente no hay demoras, lo que hay es muchísimas solicitudes”, indican desde el organismo.
En esa línea, señalan que “hasta tanto se reglamente la Ley de Cáñamo industrial y se determine el porcentaje límite de THC que permita diferenciar entre cáñamo industrial y cannabis medicinal, todos los registros de variedades en INASE salen bajo la denominación de cáñamo, independientemente del uso que le de el obtentor de la variedad”.
“No trajimos fibra cruda, que es la primera instancia luego de la cosecha. Trajimos hilado, que es un segundo proceso”, cuenta Celeste Ramajo, la emprendedora que logró importar cáñamo.
“Por otro lado, para aprobar variedades que están registradas en otros países se dan procesos de homologación internacional, el trabajo no es administrativo ni burocrático sino de cumplimiento de normas internacionales sobre la propiedad intelectual y los desarrollos fitogenéticos”, dicen desde INASE a este medio.
Los próximos pasos
Según fuentes relacionadas al tema con las que dialogó THC, para fin de año estarían los primeros registros de las genéticas nacionales de cáñamo. “Se tratan de diferentes variedades que se encuentran desarrollando el fitomejoramiento para poder avanzar en la inscripción ante INASE”, comentan expertos del sector.
De ocurrir esto, la industria nacional podría comenzar a desarrollarse con un impulso mayor y los emprendedores no dependerían de las importación de la materia prima. De todas formas, fuentes de la Secretaría de Agroindustria pronostican que recién de cinco a diez años el país tendría listo el desarrollo de una genética nacional de cáñamo que pueda competir internacionalmente.
En ese contexto, los objetivos están puestos en la industria local. Si bien la intención es que se abra la importación para realizar el fitomejoramiento del cáñamo, aún habrá que esperar hasta la conformación de la Ariccame, que debería estar antes de fin de año, para que se definan los procedimientos. Este organismo es el que tendrá la función de regular la importación, exportación, cultivo, producción industrial, fabricación, comercialización y adquisición, por cualquier título de semillas de la planta de cannabis, del cannabis y de sus productos derivados con fines medicinales o industriales.