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Arjan Roskam, creador del banco Green House: “A nadie le gustaban mis sativas”

El rey del cannabis”. Así se lo conoce a Arjan Roskam en el mundo ligado a la planta. Puede sonar exagerado, pero si uno mira detenidamente su trayectoria como cultivador, criador, impulsor de la industria y de la regulación, no caben dudas de que Arjan es uno de los grandes protagonistas de la historia cannábica moderna.

Sus primeros cultivos fueron a comienzos de los 80 y, apenas una década después abrió Green House, su propio coffee shop en Ámsterdam, la capital de Países Bajos.

No pasó mucho tiempo para que de ahí brotara un banco de semillas que, al día de hoy, es uno de los más reconocidos del mundo. Además, Green House Seeds elaboró toda una línea de fertilizantes con la mirada siempre puesta en la potencia el autocultivo.

Es lógico, Arjan ganó 44 copas High Times con sus variedades, una historia de reconocimientos que se inició con una Master Kush.

En una charla que compartimos en la tercera edición de Expo Cannabis, hablamos sobre todo ese recorrido, el presente y el porvenir del infinito mundo cannábico.

El origen del banco Green House Seeds por Arjan Roskam

¿Cómo fue el primer contacto con el cannabis?
Mi primer contacto fue hace 40 años, yo estaba viviendo en Tailandia, y ahí conocí a una persona que se dedicaba a curar adictos a la heroína con cannabis. Esa fue mi primera experiencia y puntapié inicial. Ahí mismo, en Tailandia, comencé a trabajar con sativas landrace del lugar, y mi primer trabajo fue cruzarlas con las skunk americanas que había por ahí.

¿Podés identificar el momento de transformación de ese cultivador en un criador de cannabis?
Cuando volví de Tailandia estaba trabajando como Chef, y con las semillas que me había traído empecé con estos primeros cruces, les di de probar a amigos de Holanda y ellos se dieron cuenta de que era algo nuevo y especial, así que empecé a proveer a algunos coffee shops en Holanda.

¿Ese fue el comienzo de Green House o se dio de modo más paulatino?
Entre 1983 y 1988 empecé a criar sativas y a proveer coffee shops y a nadie le gustaban mis sativas (risas). Holanda es un país tradicionalmente de hachís, yo traía hierba. En 1992 abrí mi propio coffee shop con estos cruces para poder empezar a mostrárselos a la gente.

¿Y cómo evoluciona Green House como banco de semillas?
En 1992, la gente High Times –una revista muy prestigiosa de Estados Unidos– empezó a ver el potencial para estas nuevas cruzas que yo estaba haciendo. Cientos de jurados en 1993 hicieron scouting en toda Ámsterdam mirando las nuevas variedades, a partir de la Primera Copa del Mundo de Cannabis. Y ahí dimos el salto.

Tu paso a niveles internacionales fue de la mano de la premiación de muchas de esas variedades, ¿cuántas copas ganaste?
Gané 44 en total. La primera creo que fue con una Master Kush y la última no me acuerdo (risas). Probablemente en las copas americanas sea la King Juice, que es una de las nuevas variedades que están saliendo.

Cómo se hace Strain Hunters

Trabajaste junto a Franco Loja, quien falleció hace cinco años, ¿qué destacarías de su labor como cultivador?
Fue un gran amigo y compañero. Falleció en Congo: por más armas que hubiera en este caso el peligro vino de una enfermedad, una bacteria. En el 2000 Franco vino a Holanda a trabajar con nosotros, era muy joven. Uno de los primeros trabajos que hicimos fue llevar adelante el proyecto que teníamos de cannabis medicinal con el gobierno holandés. Luego, del 2001 al 2004 creamos una compañía que obtuvo la primera licencia medicinal de cannabis en el mundo. Franco era una persona que siempre quería ir a todos lados conmigo, que es algo que ahora está haciendo Dust.

De todas las técnicas que fuiste conociendo con cultivadores de todo el mundo, ¿cuáles destacarías?
Una de las cosas más locas que vi en mi vida y que siempre recordaré, fue un tipo de cultivo que hacen en Jamaica, que es en el medio de un pantano, con las raíces en el agua y lleno de cocodrilos alrededor. Se puede ver en el documental que hicimos en Jamaica con Strain Hunters [ver al final de la nota].

¿Creés que el trabajo que vienen haciendo influyó en la cultura cannábica?
Hicimos muchos documentales y entrevistas, BBC, CNN, televisión sudafricana, haciendo activismo y mostrando la planta, dándola a conocer también, así que creo que se ha podido contribuir. Después de hacer el documental en Colombia, se legalizó al poco tiempo, lo mismo en Malaui, en St. Vincent, en Congo. Tratamos de relacionarnos con los gobiernos, asesorar en lo que sea necesario.

Cómo es la planificación de Arjan

¿Al comenzar un año, Green House tiene un plan de trabajo respecto de cuántas genéticas va a sacar?
Sí, se inicia un año con un plan de trabajo específico. Para buscar genéticas se necesita mucho espacio, entonces se cultiva en África, estamos cultivando ahora en Congo y se están tirando 10 mil, 20 mil semillas para poder hacer feno hunting, que es rastrear el fenotipo que se busca en una planta. Green House es uno de los pocos bancos que está documentando todo este proceso, haciéndolo público, poniéndolo en Instagram, y eso también es parte del trabajo que se hace en la compañía.

¿En las planificaciones saben qué tipo de características están yendo a buscar?
Sí, se buscan cosas específicas, pero buscar un feno puede tardar tres, cuatro años. En determinadas partes del mundo, en distintos cultivos, estamos buscando distintas cosas. Por ejemplo, trabajamos en Estados Unidos, en Colombia, Congo, Suiza, España, Tailandia y en cada lugar buscamos distintas cosas. Trabajo siempre con un pequeño grupo de criadores en cada país.

¿Ocurre que aparezca algo inesperado y cambie el plan?
En el cannabis hay muchos accidentes, a veces algunos resultan muy buenos (risas). Ahora mismo estamos lanzando Full Gas, Lemon Orange y Strawberry. De esa forma, por ejemplo, buscando otras cosas apareció la Cloud Walker, que es un cruce con punto rojo, que es muy predominante, y de ahí salió una planta que no estábamos esperando. Por ejemplo, en África había mucha gente cultivando Excels Cheese, que es maravillosa y, en otro lugar, otra gente estaba cultivando la Sherbet, así que se terminó encontrando un cruce entre las dos y nos pusimos a trabajar sobre esa línea de plantas.

¿Cuál de todos esos fue tu accidente favorito?
Probablemente la White Widow, en 1994. Estaba trabajando con un gran cultivador de Holanda, entonces cada uno tenía una planta y, a través de una técnica, llegamos a la White Widow. El truco es que pusimos el polen de una planta en algunas partes específicas de la otra planta, y así fue cómo pasó. Hay que aceptarlo, en el mundo del cannabis todo es posible.